Dolor, el tormento de mil heridas sangrando, el torrente de sangre manchando todo a su paso, los suaves llantos de un moribundo a la espera de que abandonar este mundo, el fuerte olor a ponzoña que inunda el lugar, la oscuridad que intenta abrirse paso a través de pequeños retales de luz naranja, el dulce ocaso en la vereda de la puerta de atrás y la luna escondiéndose para dejar pasar al manto de estrellas al hogar. El extinto fuego que suplica por un poco más de carbón, el carbón que suplica para no ser consumido por el fuego en un violento baile de pasión involuntaria. El aire viciado que es incapaz de entrar por mis pútridos pulmones, ese aire que una vez fue de olor a rosas, rosas que se han convertido en simples espinas ancladas a la eternidad de mis recuerdos, pues aquí en la cima de mi mente descansa postrada como si de una frágil y volátil mariposa se tratase el último bastión de mi humanidad esperando a ser devorada por el inmenso mar de sucias ratas que pueblan mi mente.
ESTÁS LEYENDO
El Diario de Gato
PoetryHuye, corre, sumérgete en las profundidades, alza el vuelo como un ave, sobrevive al desierto o perece ante el, muere y renace ante el mismísimo apocalipsis. Ama, odia, crea y destruye, pero no te pares, solo vive, la oscuridad se acerca y viene a p...