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Gracias por leer "La Leyenda del Norte". Este libro se encuentra publicado por completo en Amazon (bajo el mismo nombre), sería de mucha ayuda que compres el libro para apoyarme.
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Una flor con color amarillo apagado que crece en las laderas de montañas, soporta el invierno y una vez que florece, se mantiene así durante años hasta que muere. Sin embargo, es bastante escasa y su crecimiento es muy lento.
Ezer finalmente llega a la cornisa en la que se encuentra la flor, hay suficiente espacio como para sentarse y descansar . Mientras recupera el aliento observa el paisaje que se extiende ante él. Las colinas empezaban a dar su lugar a las montañas y los bosques a las rocas.
—La primavera se acerca, el frío y los días oscuros se alejan... Creo que dentro de unos días tendré catorce años. ¿Qué estarán haciendo madre y hermana? —Un momento de paz como este es perfecto para pensar y recordar.
Mira hacia abajo y apenas puede distinguir el pelaje blanco de Lia en contraste con la nieve, pero está ahí, sabe que lo está. Siempre estuvo a su lado y nunca lo abandonó, lo ayudo incontables veces y lo salvo del jabalí, así como en docena de ocasiones.
—No la voy a hacer esperar más. —Arrancando la flor de su tallo, Ezer comienza a descender por el mismo lugar que por donde vino. Aunque al escalar es más sencillo subir que bajar.
Cuando el sol está en su punto más alto, Ezer logra llegar al suelo y comienza a preparar el antídoto sin perder más tiempo.
—"Sumergir los pétalos en agua tibia sin hervir durante media hora, luego machacarlos y aplicar sobre la herida." —Recita los procedimientos asegurándose de que no se olvidó de nada mientras aplica la flor triturada sobre su herida.
—Hay que calentarlas en agua para sacar un poco la toxina que tiene dentro y no sea dañino. Que irónico, usar toxinas para tratar toxinas. —Pequeñas anotaciones fueron agregadas en los márgenes de las páginas del libro, tiene la misma letra así que seguramente fue el autor quien las coloco deliberadamente.
—Ahora que no estoy en peligro puedo volver a concentrarme en mi entrenamiento. —Toma su arco y flechas creadas por él mismo comenzado a practicar. Al principio usaba las que había encontrado en el carcaj, pero el uso constante las rompía y prefería reservarlas para emergencias, ahora solo le quedaban doce flechas con punta de hierro.
Practicó hasta el atardecer utilizando los árboles como blancos, solo se detuvo para comer carne que tenía guardada. Ahora podía acertar en el blanco seis de cada diez tiros a cincuenta metros, claro que no perfectamente en el centro. Aunque estaba satisfecho con su propio desempeño.
Al terminar, aprovecha el curso de agua cercano para bañarse ligeramente soportando el frío. Se acerca a la fogata desnudo para calentarse, Lia desvía la mirada un poco incomoda mientras que Ezer se apresura a colocarse sus ropas, que ya demuestran signos de desgaste, y apaciguar sus temblores.
—No quería hacerlo, pero ya llevaba muchos días sin un baño... ¿Por qué miras hacia otro lado? —Frotando sus manos pregunta con inocente ingenuidad. A la cual Lia responde poniendo los ojos en blanco por segunda vez en el día.
Con la luz del fuego vuelve a releer el libro hasta que el sueño lo consume y se duerme. Lia lo observa como todas las noches, pero esta vez algo distinto reflejan sus ojos.
A la mañana siguiente la primavera comenzaba a sentirse, el sol derretía la nieve lentamente y los árboles volvían a la vida después de un largo invierno. Ezer al despertarse nota algo diferente, solamente Lia está sentada mirándolo solemnemente y con un aura totalmente diferente a la que suele tener.
Toda la manada se había ido, Ezer nunca llegó a profundizar su relación con los demás lobos y solo Lia se acercaba al él. Aun así, tenía conocimiento de sus actividades rutinarias y los sucesos de ahora eran extraños.
El sueño se esfumo por completo y Ezer se tensa ligeramente, duda un segundo y luego pronuncia las palabras que no quería decir.
—¿Te vas? —Inseguridad se notaron en sus palabras, esperaba que Lia lo negase y se quedara con él como siempre. Pero la loba blanca de ojos azules asiente lentamente con la cabeza, sin dejar dudas y con una resolución que no daba lugar a nada más.
La manada se dirigía hacia más allá de la frontera, Ezer lo sabía, pero por alguna razón aguardaron dos meses para cruzarla ¿Esperaron hasta que pase el invierno y la nieve se derritiese? ¿Recuperaban fuerzas para retomar su largo viaje? ¿o lo hacían por él?
Ezer ahora logra comprender cuanto necesita de la manada, cuanto la necesita a ella. Quería seguirlos ya que no tenía un hogar al que volver. Pero era imposible, Lia no se lo permitiría... eso decían sus ojos.
—¿Volverás? —El tiempo se detuvo para Ezer mientras esperaba su respuesta.
Al cabo de un tiempo, Lia asiente ligeramente con la cabeza, aunque parece hacerlo dubitativamente. Tan pronto como responde, le da la espalda a Ezer y camina hacia las titánicas montañas siguiendo las huellas de la adelantada manada. El brillo de sus ojos se opaca, tristeza se ve reflejada en ellos.
A partir de ahora, Ezer estaría verdaderamente solo y por su cuenta hasta que volviese a encontrarse con Lia en lo que él espera no sea un futuro muy lejano.
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La Leyenda del Norte
Viễn tưởngTraicionado por su familia, Ezer no tiene más opción que dirigirse hacia las frías tierras del Norte donde reinan las bestias. Perseguido por hombres a su espalda y por bestias delante, debe valerse de sus instintos para sobrevivir aceptando ayudas...