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—¡Mas rápido! Con esa resistencia no podrás cruzar las montañas. —Rel estaba sentado viendo correr a Ezer con equipo completo en la espalda.

—¿Es... divertido... mirar? —Responde Ezer con voz entrecortada por el cansancio

—No soy yo quien es buscado. Bien, ya corriste suficiente. —Hace señas para que se acerque.

—¿No puedo descansar un momento? —Ezer no tenía aliento, pero aún no estaba exhausto y podía continuar.

Rel nota esto y lo observa fijamente por un momento.

Este niño es resistente, no sé si es por el tiempo en el bosque o algo más, pero para un niño de catorce años... —Sus pensamientos son interrumpidos al notar que Ezer ya normalizo su respiración.

—Ya te enseñé todo lo que sé acerca del arco, ahora solo tienes que practicar hasta dominarlo. No se mucho de espadas y tampoco hay ninguna para practicar ahora, así que en cambio entrenaremos con esto.

De su cinturón saca una daga negra y también un cuchillo corto que entrega a Ezer.

—Escucha niño, la daga tiene dos movimientos. De corte y de penetración, al atacar un enemigo con la punta se puede asegurar una herida mortal, pero al ser la daga corta esto también representa un gran riesgo. En cambio, al usar el filo de los costados con movimientos verticales y horizontales se asegura un rápido retroceso en caso de contraataque, pero las heridas no suelen servir más que para desgastar al enemigo. —Simula los movimientos a la vez que realiza su explicación. —¿Ahora, que movimiento crees que es el mejor?

—Mmm... El de corte, usando los costados de la hoja. Así uno puede retroceder rápidamente si lo necesita —Pensando un momento, Ezer responde.

—Incorrecto. No hay mejor movimiento, solo ocasiones adecuadas. Debes adaptarte al flujo del combate y decidir en segundos el mejor movimiento para la ocasión. Una vez que aprendas esto, podrás adaptar el ritmo de la batalla según tu preferencia, siempre y cuando tu oponente sea inferior a tus habilidades.

Ezer asiente y comienza a mirar los movimientos de Rel con otros ojos.

—Empecemos con la práctica, es la mejor manera de aprender. —Se coloca en posición de combate esperando el primer movimiento.

Los filos comienzan a cruzarse cada vez más rápido a medida que Ezer empezaba a acostumbrarse a la daga. De movimientos sin sentido a ataques lo más precisos posibles para alguien que empezó a blandirla hace menos de una hora.

—Puedes bloquear ataques colocando tu mano en el borde interno del codo del enemigo, de esta manera, no importa cuán fuerte sea tu oponente no podrá cerrar su brazo. Aprovecha ese momento y clava la daga en tu enemigo. Aunque esto solo sirve con armas cortas como las dagas. Si lo hicieras contra alguien que blande una espada, este solo tiene que girar la muñeca y podrá herirte.

Continúan entrenando hasta que ya no pueden hacerlo por la falta de luz y vuelven dentro de la cabaña. Ambos están cansados y esperando hasta que la comida este cocinada.

—Niño. —Rel comienza la conversación para distraer su hambre.

—¿Eh? ¿Qué?

—Dijiste que puedes ver la magia. Entonces... ¿puedes usarla?

—No, cada vez que lo intento tengo un dolor de cabeza atroz y siempre aparece la misma imagen. Estoy en un lugar extraño y una mujer me sonríe... no sé porque lo hace o quien es. —Ezer intenta olvidar ese recuerdo ya que pareciera como si comenzara a dolerle la cabeza de nuevo.

—¿Puedes ver los ojos de esa mujer?

—Si, puedo verlos. —Ezer levanta la vista ante la extraña pregunta

—¿Qué dicen esos ojos? ¿También expresan felicidad como su sonrisa?

—Si... y no, hay algo más. Algo más que felicidad... algo que no llego a comprender. —Ezer se concentra intentando entender ese algo, pero falla y los dolores aparecen.

—Cuando lo comprendas, podrás usar magia y tus dolores también se irán... estoy seguro. —Sus palabras tranquilizaron a Ezer.

—La cena ya tiene que estar lista. —Intentando cambiar la atmosfera, Rel trae la comida.

—¿Qué es? —Conejo.

—¿Solo sabes cazar conejo?

Como respuesta, Rel simplemente encoge sus hombros y clava sus dientes en la carne disfrutando del sabor. Ezer no sabía cuánto extrañaría comer de esta forma en el futuro.

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—¡Señor! Todos los preparativos están listos. Partiremos cuando lo ordene. —El soldado inclina ligeramente la cabeza mostrando respeto por su superior.

—Transmite a los demás, salimos de inmediato. —Erk monta su caballo y lidera la marcha de los diez hombres que lo acompañan.

El sol de la mañana apenas permitía ver el camino por el cual avanzaban, los rayos del sol no calentaron el bosque así que vapor salía de la respiración de los hombres y caballos.

—Hace bastante frío a pesar de ser primavera. —Uno de los soldados se frota las manos para calentarlas.

—Estamos cerca de las montañas después de todo y el sol no salió por completo, es natural que lo haga"

Hablaban entre si despreocupados, estaban cansados de la búsqueda y no encontrar nada en semanas los desalentaba. Este era uno de los últimos sectores que faltaba revisar, obtuvieron información acerca de un hombre que vivía en las cercanías y lo buscaban para pedir su cooperación.

—Muy bien, hasta aquí es suficiente. No es necesario que todos vayan a la casa de este hombre. Yo iré personalmente, los demás sepárense en grupos de dos y busquen en la zona, al anochecer todos volveremos pueblo. —Levantando el puño, señala a sus hombres que se detengan y da la orden con la que todos estaban familiarizados después de repetirla infinitas veces.

—¡Si señor! —Al instante el grupo se separa dejando a Erk y a un soldado

Ambos se dirigen a la posición de una supuesta cabaña en el bosque con trote ligero de los caballos. Erk se distrae un momento en sus pensamientos junto con el sonido constante de las pezuñas al golpear el suelo.

Cuando empezó todo esto esperaba que Ezer hubiera vuelto a su hogar, todo sería más fácil de esa manera. Aún recuerdo el rostro del Marques Leiner al decir que nos ayudarían en la búsqueda de su hijo ¿Cómo una familia tan poderosa se debilita hasta ese punto? No pudieron decir que no al permiso de movimiento de tropas en su territorio. Supongo que todos caen en algún momento y ahora le toca a los Inmerlan. —Suspira y vuelve a concentrarse en la tarea que tiene en su frente.

El sol se despegó por completo del horizonte, Erk toma las riendas y apresura la marcha ahora que el camino es más visible.

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