Capítulo 20: Preocupación

87 14 15
                                    


Nolam

Estaba cansado de trabajar y lo único que me apetecía era volver a casa y amodorrarme en el sofá junto a Joel. Aunque quizás no estaba tan cansado pero sí que me apetecía estar de esa manera. Una noche tranquila. Probablemente con una película de esas malas de intriga que muchas veces nos causaban risa. Y apoyarme en su hombro mientras disfrutaba de sus caricias en mi cabeza. Parecía un plan bastante perfecto. ¿El problema? Se chafó nada más llegar a casa.

Tras aparecer en el salón, todos mis planes se fueron, en un abrir y cerrar de ojos, al traste. Ante mí tenía a Sonia hablando con Joel. ¿Qué hacía allí? Su presencia, en un principio, me produjo confusión. Después la alarma me asaltó, ¿descubriría algo sobre mí? ¿Sabría algo? Pero eso no podía ser posible. Decidí mantener la calma y escuchar con atención lo que estaban hablando. Sin embargo, la conversación me dejaba un amplio abanico de preguntas sin respuesta. ¿Qué quería decir Sonia? ¿Por qué le daba la razón Joel? ¿Por qué decían eso de mí y por qué les daban tanta importancia?

Cuando él vio que estaba allí, el sobresalto le hizo derramar sobre sí mismo una pequeña parte del contenido que llevaba en su taza. No pude evitar reírme, total, solo me escuchaba él.

―Voy a ir al baño, ¿está donde siempre? ―preguntó caminando hacia nuestra habitación.

―Ahí está el baño de la habitación de Nolam ―le comunicó Joel rápidamente―. El del resto es...

―Ah, sí. La costumbre ―se disculpó un poco nerviosa―. Y eso que apenas he ido.

―¿Qué hace aquí? ―le pregunté a Joel metiéndome las manos en los bolsillos.

―Luego te cuento... ―me susurró―. No es cuestión de que me oiga hablar solo.

Asentí y me senté en el sofá, con las manos sin sacar.

―Mejor vete a la habitación o algo ―susurró sentándose a mi lado―. Por cierto, le he dicho que mi habitación era el almacén y casi me da algo cuando ha querido verla. Le he tenido que inventar una excusa de...

―No te preocupes ―le dije mientras chasqueaba los dedos―. Solucionado.

Me levanté del sofá y fui hacia nuestra habitación. Pocos segundos después volvió Sonia. Desde allí podía escucharles aunque no fuera mi intención. No hablaron mucho más, supuse que mi amigo no quería que escuchara como hablaban de mí aunque ya lo hubiese hecho.

―Oye, si quieres ver cómo ha quedado mi habitación... Quizás no esté tan desastrosa como creía ―le escuché decir y una sonrisa se dibujó en mi rostro.

Estaba a punto de chasquear mis dedos para desordenarla solo un poco y que tuviera sentido la excusa que le había dado, pero tuve que detenerme ante las palabras de ella:

―No, no te preocupes. En otra ocasión será. Volveré otro día cuando esté Nolam y le preguntaré a él qué le está pasando. Me ha venido bien desahogarme contigo y sentir que no eran paranoias mías ni de su familia.

―Sí, bueno... ―su voz parecía titubear―. Lo mejor es que lo hables con él cuando le veas. Quizás yo también esté equivocado y sea, como dices, cosas del trabajo.

Sus palabras me parecieron poco creíbles, pero si Sonia pensó igual, no lo dijo. Escuché cómo se despedían y cuando escuché cerrarse la puerta, salí de la habitación.

―Hola ―murmuré apoyado en el marco.

―Hola ―me respondió acercándose a mí y dándome un pequeño beso en la frente.

Por un instante guardamos silencio, ninguno dijo palabra alguna.

―Lo que has escuchado... ―fue él quien comenzó a romper el hielo.

Asentí para que prosiguiera.

―¿Desde cuándo has escuchado?

―Por lo que vi acabaría de llegar ―respondí encogiéndome de hombros―. ¿Qué es eso de que me veis raro con Sonia y mi familia? ―pregunté con curiosidad.

―Vamos al sofá y hablamos ―dijo dedicándome una sonrisa tierna y comprensiva.

Asentí y así hicimos.

―¿Y entonces? ―pregunté cuando nos acomodamos.

―¿No quieres saber cómo están antes? ―me respondió con otra pregunta.

Alcé una ceja mientras le miraba con confusión.

―Supongo que bien, ¿no? ―dije encogiéndome de hombros.

Me quedé observándole durante un instante. En su mirada pude ver la preocupación reflejada.

―Yo no creo que esté raro ni con Sonia ni con mi familia ―aclaré―. Así que me ha parecido extraño lo que habéis hablado.

―No hablas con ellos como conmigo ―me comentó y volví a mirarle con confusión―. No me mires así, hablo en serio. No he visto lo que dice Sonia, de cómo hablabais al principio, pero sí he visto el cambio desde que estoy viviendo aquí. Que por cierto, ¿les hiciste creer que os habíais visto?

―Sí, tenemos que hacer eso para que no se note que pasa nada fuera de lugar, salvo que sea alguien que no suela ver mucho a su familia ―le expliqué―. Pero solo lo hice tres veces si no recuerdo mal. No me parece bien manipular la mente de nadie ―aclaré.

―Estoy seguro de eso, aun así no deja de ser chocante. Pero a lo que íbamos. La verdad es que sí lo pienso. Lo de cómo has cambiado con tu gente.

―Yo no he notado nada raro...

Durante un rato guardé silencio. ¿Se suponía que debería de estar preocupado? ¿Tendría que haber notado algo? Por más que pensaba, no sentía que hubiera habido un cambio en mí. Si me ponía a pensar en profundidad, era cierto que no tenía el mismo trato con mi familia y con Sonia que con Joel. Algo en ese preciso instante se activó en mí. Comencé a sentir que realmente me faltaba algo. No entendía el qué pero lo sentía. Un nudo se formó en mi estómago, angustiándome. Había algo que se estaba escapando de mis manos y no sabía ni el qué ni el por qué. Como si algo se hubiera perdido y no recordase de qué se trataba.

―He pensado que tanto tiempo alejado de tu familia, en las circunstancias en las que te encuentras, ha podido influir. En plan algo psicológico ―me dijo, sacándome así de mis pensamientos―. Pero no puedes acudir a ningún psicólogo hasta que tu trabajo termine...

―No lo sé, Joel... ―fue lo único que me atreví a decir, notando aún mi garganta seca―. Sea lo que sea no me gusta. Porque aun habiéndolo hablado contigo me siento igual, sin saber, y eso me preocupa ―le confesé.

Me rodeó con su brazo y me acercó a él, dándome un cálido abrazo.

―No pensemos ahora mismo en eso, tranquilo... Ya lo averiguaremos ―me susurró antes de darme un suave beso en la cabeza. Después eché la mía sobre su hombro. 

💘🏹💘🏹

¡Ya estoy de vuelta!

Siento no haber subido capítulo la semana pasada, pero no lo tenía terminado.

¡Nolam lo ha escuchado todo! 

Se ha dado cuenta de que no sabe lo que le pasa.

¿Qué creéis que ocurre? ¿Qué pasará?

¡Quiero ver vuestros comentarios y teorías!

¡Nos leemos en el próximo capítulo! (Quizás tarde también más de una semana).

Tu cupido personalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora