Joel
Habían pasado dos meses desde que había conocido a Nolam. Cuando me mudé, no estaba en mis planes acabar enredado en una peculiar aplicación de citas, que mi casero fuera un cupido ni que se me pasaría el tiempo tan rápido.
Mi tercer mes viviendo allí implicaba muchas cosas, pero casi llevar la mitad del tiempo de mi contrato de trabajo concluido no era de mis primeras preocupaciones. Implicaba conocer a la tercera chica que la aplicación me hubiera asignado. A simple viste no suena a problema. Este aparecía cuando yo no tenía intenciones de hacer nada para que me llegase a gustar y se convirtiera en el amor de mi vida. Ya no se trataba de creer o no creer en que el amor pueda surgir así. Se trataba de mis propios sentimientos. Cada vez sentía más cosas por Nolam, lo que no ayudaba en nada para poder poner de mi parte. Lo peor venía con el hecho de que él terminaría su trabajo cuando algún cliente se enamorase de su cita y yo no lo iba a poder conseguir.
―¿Cómo estoy? ―pregunté en la puerta de nuestra casa.
Aquella pregunta se había vuelto bastantes habitual cuando acudía a una cita de la aplicación. De igual manera su acción como respuesta también lo era.
―Estás genial ―me dijo arreglándome la parte trasera del cuello de mi camisa, la cual en realidad se encontraba bien puesta.
Noté cómo deslizaba sus dedos por mi nuca, apartándolos sin prisa de aquel ritual al que estábamos acostumbrados.
Decidí no intentar convencerle para que no se marchase con magia, sabía que no surtiría efecto así que lo dejé ir.
Una vez realizado nuestro fingido encuentro de cupido-cliente, pusimos rumbo al bar donde había quedad con Eva. Había optado por unos vaqueros sencillos y una camisa informal. Esperaba que el almuerzo no se alargase y poder así volver pronto para pasar la tarde en casa con Nolam. No tenía intenciones de hacer nada especial, simplemente quería no hacer nada con él. O al menos nada concreto.
Me paré frente a la puerta del bar, donde anunciaban con antelación sobre la gran variedad de tapas que se encontrarían en su establecimiento. Al menos, pensé, la primera comida sería distinta a las de mis otras citas y, según había escuchado, era uno de los locales con mejores tapas de la ciudad. Me relamí internamente y abrí la puerta del local. Con el primer paso que di, mis fosas nasales se inundaron de una peculiar mezcla de aromas. Mientras buscaba una mesa libre donde nos pudiéramos sentar, pude observar la variedad de platos que llenaban las múltiples mesas del lugar. Me acomodé al fondo, con el respaldo de la silla pegado a la pared mientras esperaba la llegada de mi cita. No tardó en hacerse presente. Cuando estaba cerca de la mesa que había escogido, me incorporé mostrando una sonrisa de cortesía la cual me correspondió con mayor amplitud.
Eva irradiaba belleza. Ya lo había comprobado cuando vi su fotografía en la aplicación, así que su presencia allí tan solo lo corroboraba. También había optado por ir informal, algo menos que yo. Llevaba unos vaqueros azul claritos acompañados de una blusa fucsia que realzaba su negra piel.
―¿Llevas mucho rato esperando? ―me preguntó con un tono de voz dulce.
―No, la verdad es que acab... acabo de llegar.
Tuve que corregirme antes de tiempo. Por un instante había estado a punto de hablar en plural. Aunque era evidente que a las citas oficiales fuésemos acompañados por nuestros cupidos, no era un tema del que hubiera que hablar. Unas cuantas citas más y aquello también acabaría. Dejaría de tener que jugar a fingir que allí no había nadie más. Me pregunté en ese momento si Eva también se sentiría mal con el procedimiento de acompañamiento o si era una de las tantas personas que se había acostumbrado a tener a alguien de pie junto a ella evitando mover cualquier músculo. Como era evidente, no pude saciar mi curiosidad, en cambio, las preguntas superficiales sobre nuestras vidas acompañaban a las suculentas tapas que íbamos pidiendo. Tampoco pudieron faltar las preguntas banales ni los postres que pedimos con intención de compartir y poder probar más de uno.
No voy a negar que la vida de la belleza que tenía enfrente me pareciera interesante, porque me hubiera mentido a mí mismo. Era una chica agradable con la que compartía aficiones y con la que coincidía en opinión sobre algunos de los temas que habíamos hablado. Pero nada más. Solo una persona de las allí presentes hacía que en mi estómago bailaran mariposas al son de una música que solamente ellas conocían. Esa persona estaba a mi lado. Me sentía un poco mal por Eva, temía que ella pudiera estar esperando algo en la cita que no pudiera darle. Cuando estaba a punto de hacérselo saber, ella se me adelantó.
―Antes de pagar la cuenta tengo algo que decirte, Joel. Quiero que sepas, ante todo, que me encantas, me pareces un tío genial y estoy muy feliz de haberte conocido, pero... ―Negó con la cabeza―. No pretendo tener nada más allá de una amistad contigo ―dijo mirándome con dulzura―.Ya hay alguien que me gusta, ni siquiera sé si será un amor correspondido, seguramente no. Pero el caso es que mi corazón está ocupado. Me apunté por gusto, con el interés de conocer hombres y ver lo que surgía. Pero en mi anterior cita me di cuenta de que ahora mismo no estoy preparada para el amor cuando ya hay alguien en mi vida. Y aunque él no me corresponda, mis sentimientos sí están ahí.
―Tranquila, no te preocupes. Quería decirte algo parecido ―confesé encogiéndome de hombros.
Tras mis palabras me percaté de lo que había dicho. Sentí calor en mis mejillas y decidí aclararlo con una pequeña mentira, no por ella, sino por Nolam.
―O sea, quiero decir que yo tampoco busco al amor de mi vida y eso ―dije rápidamente bebiéndome de un trago el chupito que me había puesto el camarero.
Estaba convencido de que mi amigo había notado mi nerviosismo. Solo me quedaba desear que cuando llegásemos a casa no quisiera interrogarme.
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¡Hola, hola! Por fin estoy de vuelta. ¡Siento la espera pero tenía que actualizar los siguientes capítulos antes de ponerme a subirlos.
¡Espero que os haya gustado el regreso y lo hayáis disfrutado!
Ya hemos conocido a la tercera chica, ¿qué os ha parecido Eva?
Por lo visto a ella ya le gusta alguien y a Joel casi se le escapa que le gusta alguien. ¿Se habrá dado cuenta Nolam? ¿Le preguntará?
¡Espero vuestras teorías y opiniones! ¡Nos leemos en el siguiente capítulo!
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Tu cupido personal
Novela JuvenilUna serie de absurdas desdichas unieron a Joel y Nolam. Al primero, el aburrimiento le hizo instalar una aplicación de citas para encontrar el amor, lo que provocaría en su vida un giro radical. El segundo trabajaba allí y nunca había incumplido las...