Capítulo 36: Una chica llamada Belén

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Nolam

Intentar fingir una sonrisa cada vez me era más complicado. No me importaba no volver a ver más a Sofía, aquello me era indiferente. Lo que me preocupaba realmente era que su despedida significaba que tan solo quedaba un mes para el adiós definitivo a Joel. No estaba preparado para eso, pero no tenía ningún as en la manga que me ayudase a poder verle durante tres meses más. Sonaba egoísta pero no me importaba. El tiempo pasaba demasiado deprisa. Además, estaba el hecho de que a él le cumplía su contrato también al siguiente mes, lo que haría que tuviera que marcharse si no encontraba trabajo. Todas las cartas jugaban en mi contra.

―Hoy estás raro ―me comentó Joel cuando llegamos a casa―. ¿Es por Sofía? La verdad es que es muy maja.

―No estoy raro ―mentí quitándole importancia.

―Nos conocemos desde hace cinco meses y vivimos juntos, sé cuando estás raro. No pasa nada si no quieres contármelo, es más, cuando quieras hablar de ello sabes que voy a estar aquí, pero no me mientas... ―me pidió con un tono de voz preocupado.

―No pasa nada, de verdad, pero gracias.

Él asintió y me dio un suave beso en los labios.

―¿Sabes qué? Creo que mi jefe quiere hablar conmigo antes de que acabe mi contrato. Al menos es lo que me dijo Juan. ¿Querrá ampliarme el contrato? ¡Sería genial! ―me contó ilusionado.

―La verdad es que sí, estaría bien ―le di la razón―. Pero no adelantes acontecimientos por un rumor, primero tu jefe tiene que hablar contigo ―le advertí.

―Lo sé, lo sé. Pero cuando Juan dice algo... Siempre hay algo de verdad. No es alguien al que le guste hablar por hablar.

―Pero en caso de ser así no significa que quiera ampliarte el contrato. Puede querer hablar contigo para otras cosas. Incluso hacerte una carta de recomendación o qué se yo.

―No sirves para motivar ―me dijo haciendo un puchero.

Le di un beso corto en los labios antes de responderle:

―No es eso. Solo es que quiero que tengas los pies en la Tierra por si al final es que no.

―Eso ya lo sé.

Me devolvió el beso. En esa ocasión algo más prolongado.

―Nunca podría cansarme de besarte ―confesó con mirada seductora.

―Es un alivio saberlo, porque no quiero que te canses.


El día de la nueva cita llegó. Cuando recibí la foto de la nueva chica que conocería, a ninguno de los dos nos interesó echarle un vistazo. Tampoco nos interesó saber sobre la compatibilidad que tendrían. Un rato antes de salir de casa Joel miró su foto para cerciorarse a la hora de comer de con quién había quedado.

―¿Nos vamos? ―preguntó después de hacernos alguna que otra carantoña en la puerta.

―¡Qué remedio! ―exclamé algo fastidiado―. Preferiría quedarme todo el día acurrucado contigo en el sofá, tapados con una manta, bebiendo chocolate calentitio y con una película de fondo mientras nos comemos a besos. Y no solo por el frío que hace en la calle, sino por estar contigo.

Joel me besó apasionadamente como respuesta.

―No lo digas dos veces que me invento una excusa y no vamos ―murmuró cuando se separó levemente de mis labios antes de volver a devorarlos.

―Demasiados normas estoy rompiendo ya, no me la puedo jugar por tentador que suene.

Esa vez fui yo quien se separó momentáneamente para hablar. Nuestras voces sonaban entrecortadas y nuestras bocas pedían el aliento del otro para continuar subsistiendo.

Tras otros cuantos besos más por fin decidimos que, en contra de nuestra voluntad, teníamos que marcharnos.

―Nos vemos dentro de un rato ―se despidió acalorado.

Asentí y esperé un momento a que se marchase para irme con un chasquido de dedos. Cuando llegué al lugar donde me tendría que encontrar con él, ya me encontraba más despejado y con la mente más fría.

Llegamos al lugar de la cita como si no sucediera nada entre nosotros, como si unos minutos atrás en el tiempo no nos estuviéramos sofocando por el calor que emanaban nuestras bocas sedientas la una de la otra. Parecíamos un simple cupido junto con su cliente, tal cual aparentaba la cita de Joel y su cupido. Tras el saludo protocolario, nos quedamos de pie mientras nuestros clientes se acomodaron en la mesa. Sentía que era bueno fingiendo una normalidad inexistente. No pude evitar fijarme en la belleza de la chica que había frente a él. Su melena morena bien cuidada y aquella mirada limpia que acompañaba a su sonrisa podían encandilar a cualquiera.

―¡Hola! ¡Soy Belén Palermo! No imaginas las ganas que tenía de conocerte ―se presentó con un inusual entusiasmo que no había visto hasta el momento en el tiempo que llevaba trabajando en Tu cupido personal.

―Gracias ―le respondió él algo intimidado.

―Espero que tú y yo salgamos en nuestra última cita juntos. Ya he tenido dos citas que han salido mal y dicen que a la tercera va la vencida ―comentó guiñándole un ojo―. ¿Qué cita soy para ti?

―La tercera también Oye, ¿qué quieres que pidamos para comer?

El cambio de tema de Joel fue evidente, sin embargo, parecía que para Belén no había sido tan obvio.

―Uy, pues ya nos vale a ambos acabar juntos porque paso de estar con cara de amargada durante meses.

Me mordí la lengua. Aquella chica no tenía ningún reparo en hablar de ciertos temas que Joel desconocía por no haber leído las normas cuando se bajó la aplicación. Temía que cuando llegásemos a casa tuviera mil preguntas para hacerme.

Sentía que el tiempo pasaba con lentitud mientras que deseaba que aquella aburrida cita terminase cuanto antes para pasar el resto del día con Joel pero parecía que aquella comida no acabaría nunca. De reojo miraba a Belén evitando que su cupido se diera cuenta. Por alguna extraña razón su rostro me resultaba familiar, pero era imposible porque era la primera vez que la veía.

―Pues ha sido un gusto conocerte, Joel.

Aquella frase me devolvió a la realidad: por fin nos iríamos a casa.

―Igualmente.

La chica se despidió efusivamente de él antes de marcharse. Durante nuestro trayecto para fingir despedirnos, no mantuvimos ninguna conversación por banal que fuese. No se trataba de protocolo, en realidad la tensión podía respirarse en el ambiente. Aquel día me sentí bastante irritado pero no entendía cuál había sido el detonante. Desconocía que aquel tren cargado de felicidad al que me había subido estaba a punto de descarrilar.

💘🏹💘🏹

¡Hola, hola! ¡Un nuevo capítulo ya ha llegado!

Sofía se ha marchado y hemos conocido a Belén. ¿Qué os ha parecido? 

La novela comienza una nueva etapa, pero no puedo decir nada más.

¡Espero vuestros comentarios! ¡Nos leemos en el próximo capítulo!


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