⛓️27: Padres

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Caleb estaba totalmente extendido en su cama quitándole espacio a su pobre hermano que estaba casi al borde a punto de caer, de pronto se escuchó un golpe en seco que hizo despertarlo

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Caleb estaba totalmente extendido en su cama quitándole espacio a su pobre hermano que estaba casi al borde a punto de caer, de pronto se escuchó un golpe en seco que hizo despertarlo.

—Pero...

Se asomó al suelo donde estaba Elliot tirado sobándose la cabeza con el ceño fruncido.

—¡Hermano bobo, me has hecho daño ahora no te haré más galletas, me voy!— gritó levantándose de su sitio para luego salir por la puerta a saber donde.

—Maldito enano— susurró para sí mismo —Así aprende de la vida, es dura.

Miró la hora en su móvil, eran las doce del mediodía, demasiado tarde para su gusto, pero no tenía nada que hacer por lo cual se levantó para entrar al baño y hacer sus necesidades.

Empezó a desnudarse y se metió dentro de la ducha, solo un quejido de dolor al notar el jabón mezclado con el agua rozar sus heridas, olvidó totalmente los cortes que estaban en la parte superior de sus muslos.

Se los hizo hace poco con la parte cortante de una cuchilla de afeitar que tenía en el baño.

Prometió no volver a hacerlo, pero las ganas pudieron más que él haciéndolo pecar, de esa forma sentía más el dolor físico que él emocional, sabía que si Eros se enteraba lo cortaría el mismo, pero juraba que no lo volvería a hacer, fué una sola vez y listo.

Ya no más, o eso es lo que quería pensar...

Un suspiro entrecortado salió de él, fué directo a su armario para vestirse con ropa cómoda, se tiró a su cama mirando al techo.

Seguía yendo a terapia, y debía de admitir que eso lo estaba ayudando más de lo que él creía, cada vez que iba lloraba como un bebé y se desfogaba totalmente sintiendo una paz interior que deseaba sentir siempre.

Lo único que lo distraía era estar con Eros, Elliot y Massimo, con ellos se olvidaba de todos sus problemas pero de una forma diferente.

Con el peliblanco tenía una confianza increíble y se sentía seguro a su lado, podía estar todo el día con él y no se quejaría nunca.
Junto a Elliot se sentía como en casa, tenía esa necesidad de protegerlo de todo, era su única familia de sangre que quedaba en pie además de él.

Y Massimo... no sabía lo que sentía al estar a su lado, su mirada azul lo hipnotizaba descaradamente, sus movimientos y voz eran tan sensuales que hacían que su piel se erizara. Admitía que le atraía demasiado ese hombre, su cabello rubio, grandes manos, su extraña forma de ser... eran distintas cosas que lo hacían aún más atractivo.

Parecía una especie de imán que lo llamaba para estar a su lado, pero sabía que el mayor solo lo quería para algo de una sola noche, lo podía notar en su intensa mirada y la forma en la que lo veía.

Tenía un lío en su cabeza haciendo que le doliera intensamente, sus pensamientos fueron cortados cuando la puerta de su dormitorio se abrió bruscamente.

EROS - [DETRÁS DE MÍ]  +18    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora