Armando se removió incómodo en la cama al notar los cálidos rayos del sol atravesar las cortinas, iluminando tenuemente la habitación dándole toques anaranjados.
Notó un peso encima suya, sonrió aún sin abrir los ojos sabiendo quién era, bostezó silenciosamente para luego dirigir su mano a los suaves pero alborotados cabellos blancos, suspiró al recordar lo que pasó anoche, era como un viaje al espacio, flotabas en medio de la nada y su mente se quedaba en blanco.
Se quedó embobado detallando sus finas y delicadas facciones, delineó su marcada mandíbula para luego seguir con su perfecta nariz y sus suaves y rojizos labios.
De repente sonó el despertador sacándolo de su ensoñamiento.
Eros empezó a moverse entre las sábanas hasta estirar el brazo y apagar el ruido que lo levantó de su profundo sueño.
—Que sueño...— murmuró enterrando su cara en la almohada.
—Buenos días— le saludó divertido dándole un beso en la coronilla.
—Ni buenos días ni nada, yo quiero dormir— refunfuño.
—No se va poder pequeño, venga y levanta el culo de ahí— dijo reprimiéndolo.
—Me duele todo el cuerpo— se quejó tocando su cadera.
—Normal, anoche te di muy fuerte, pero bien que lo disfrutaste— comentó en un tono pervertido.
Aunque bromeara con ese tema, en realidad estaba preocupado, en su mente seguía pensando que lo había esforzado mucho y temía de haberle hecho demasiado daño, a parte de que tenía varios chupetones y marcas por todo su blanquecino cuerpo recordando a todos que era solo suyo.
Sabía que cuando Eros se diera cuenta lo regañaría, pero lo hecho está hecho... y no se arrepentía de haberlo marcado, paseo su mirada hacia su cuello donde pudo ver al final de este un chupetón, escondió la risa apretando sus labios.
Eros salió de su escondite mirando intimidantemente a Armando, pero eso no le funcionó ya que el mayor solo le dedicó una mirada burlona, pero él tenía un plan en mente que seguramente le quitaría esa sonrisa, a si que dijo las palabras mágicas.
—Tenemos que hablar— comentó poniendo su expresión seria.
Y tal y como esperó su cara cambió completamente a una de terror, pensó que ya se había dado cuenta y le esperaría el castigo de su vida, pero agradeció al cielo cuando unos toques sonaron en la puerta desviando la conversación.
El peliblanco se levantó de la cama vistiéndose rápidamente con su ropa que estaba tirada en el piso, Armando hizo exactamente lo mismo e intentó poner las sábanas lo mejor posible para no levantar sospechas.Después de unos segundos Eros abrió la puerta encontrándose con Ana la cual traía el desayuno en una bandeja.
—Hola cariños míos, os traigo el desayuno, no dejéis nada— advirtió amablemente pero con una clara amenaza detrás de su voz. Dejó la bandeja en la mesa cuidadosamente para no derramar los cafés.
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EROS - [DETRÁS DE MÍ] +18
RomanceEn la ciudad de Los Ángeles residía una de las organizaciones más influyentes de la zona. No dudaban en torturar ni matar a quienes tenían la osadía de meterse en su camino. The Ravens fué heredada por generaciones, era algo sagrado para la familia...