⛓️40: El juego

606 58 68
                                    

Se encontraba tumbado en su cama sintiendo sus músculos doler, últimamente todos los días eran así, hacía más esfuerzo del que podía y por consecuencia siempre terminaba desmoronado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Se encontraba tumbado en su cama sintiendo sus músculos doler, últimamente todos los días eran así, hacía más esfuerzo del que podía y por consecuencia siempre terminaba desmoronado. Sus rizos estaban mojados y aplastados contra la almohada mojándose por la húmedad, sus manos estaban cruzadas por encima de su cabeza haciendo que su camiseta se levantara levemente y se viera parte de su abdomen.

Elliot por su parte estaba tumbado en el suelo mientras jugaba con Hoku el cual no paraba de arañar todo a su paso, el pequeño tenía un ratón de juguete en su mano el cual tiraba para que Hoku lo recogiera.

Caleb lucía relajado, pero eso solo era una ilusión para los que lo veían desde afuera, por dentro estaba hecho un nido de nervios, no saber nada de su mejor amigo lo estaba afectando de una manera la cual sabía que sucedería, no podía parar de pensar en él y cómo estaría.

—Caleb...— dijo él más pequeño rompiendo el silencio.

—Dime— respondió dirigiendo su mirada hacia él.

—¿Cuándo vendrán mamá y papá? Ya llevan mucho tiempo de viaje— preguntó inocentemente mientras sus ojitos brillaban de la emoción.

Caleb en ese momento tragó duro y trató de no atragantarse con su propia saliva, de pronto se le había hecho un nudo en la garganta impidiéndole hablar. Cerró sus ojos para retener las lágrimas que estaban a punto de salir. Ver los ojos llenos de vida de su hermano le impedía decirle la verdad, le entristecía que fuera ajeno a toda esta situación, pero no tenía otra opción, ver un triste vacío en los ojos de Elliot le partiría el alma.

—¿Hermanito?— preguntó al ver que no le contestaba.

Suspiró y abrió sus ojos una vez pudo guardar sus lágrimas en un rincón oscuro de su cuerpo.

—Tardarán en llegar Elli, pero los volveremos a ver— se excusó sentándose en la cama —Pero nosotros siempre los llevaremos aquí ¿Verdad?— dijo señalando su propio corazón.

—¡Si!— dijo emocionado —Yo siempre los tengo aquí— dijo palmeando su pecho suavemente —Ellos siempre decían eso.

Caleb asintió dándole la razón.

—Hermanito, quiero una granizada— dijo Elliot de repente subiéndose encima de la cama junto al gato el cual sostenía entre sus brazos.

—¿Granizada?— preguntó extrañado, pero agradeció que hubiera cambiado el tema de conversación.

—Shi, de fresa.

El rizado relamió sus labios porque de repente también le entraron ganas de tomarse uno, acababa de darse una ducha después del entrenamiento, pero eso no fué suficiente este cómo para sentirse fresco.

Se arrastró hasta sentarse en el borde de la cama y se puso sus chanclas, con cansancio ayudó a su hermano a bajarse.

—Vamos a la cocina, Ana seguramente esté allí y nos pueda ayudar— comentó empezando a caminar hacia la salida del dormitorio.

EROS - [DETRÁS DE MÍ]  +18    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora