⛓️32: Inesperado

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Estaba profundamente dormido cuando sintió algo húmedo recorrer su cuello, se removió con la intención de evadir ese tactoy seguir durmiendo, pero esa sensación no se iba, notó cómo se movía hacia su abdomen, jadeo inconscientemente, eso se sentía...

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Estaba profundamente dormido cuando sintió algo húmedo recorrer su cuello, se removió con la intención de evadir ese tactoy seguir durmiendo, pero esa sensación no se iba, notó cómo se movía hacia su abdomen, jadeo inconscientemente, eso se sentía bien... frunció el ceño y con todo el esfuerzo del mundo entreabrió los ojos.

Bajó la mirada y de lo primero que se percató fué a Armando recorriendo su abdomen dejando pequeños besos y lamidas, no traía camiseta ¿En qué momento se la quitó? Dirigió su mano al cabello del mayor y comenzó a acariciarlo suavemente mientras disfrutaba de los besos.

Se incorporó hasta llegar a la altura de los labios del menor.

—Te levantaste muy animado por lo que veo— murmuró soñoliento.

—No ves mal— sonrió.

Con su dedo pulgar acarició los rosados labios del menor, para después estirarlo hacia abajo y morderlo con sus dientes.

Eros soltó un sonoro jadeo, rodeó con los brazos su cuello y acercó sus labios hasta rozarlos, los lamió y empezó a besarlos con suavidad. Las acostumbradas mariposas se asentaron en su estómago.

Al pelinegro le sucedió lo mismo, empezó a acariciar con sus manos toda la delicada piel que tenía a su paso, comenzó por sus brazos para luego pasar a sus ligeros abdominales, se deslizó un poco más abajo hasta rozar el elástico de sus pantalones, tiro de ellos hacia abajo llevándose también su ropa interior.

Su mano fué directamente al pene erecto de Eros, empezó a mover su mano de arriba hacia abajo con una torturosa lentitud.

—Ahhh Ar...— gimió en su oído.

—¿Te gusta?— preguntó pervertidamente, mordió el lóbulo de su oreja.

—Umm si, sigue por favor—suplicó entreabriendo los labios.

Sus labios atraparon uno de los rosados pezones de Eros, comenzó a succionarlos y morderlos notando ojo se ponían duros a los pocos segundo, con su mano libre atrapó el otro pellizcándolo.

Gruñió y comenzó a besar su abdomen con autoridad para después lamerlo, quería dejar marcas en esa piel de porcelana, miró fijamente el miembro y relamió sus labios. No quería contenerse más por lo que acercó su boca y comenzó a besar la punta y todo su falo, quería comérselo entero, saborearlo y hacerlo venirse, quería escuchar como su nombre salía de esos deliciosos labios, quería que gimiera su nombre...

De tan solo pensar eso aceleró el ritmo y el mismo se notó aún más duro.

—Hay dios...— gimió, cerró sus ojos y apretó el cabello de Armando.

Se encontraba en un placer inmenso, nunca pensó que el mayor le haría una mamada, se sentía tan bien, no aguantaría mucho sin correrse.

Sentía como la lengua de Armando envolvía todo su pene y aceleraba el ritmo cuando se le venía en gana, de repente bajaba y de nuevo subía, eso hacía que entrara en una desesperación muy deliciosa.

EROS - [DETRÁS DE MÍ]  +18    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora