Armando estaba en el dormitorio de Eros sentado en el gran escritorio de madera oscura adelantando trabajo, pero algo o más bien alguien lo interrumpió.
Eros entró silenciosamente cerrando la puerta con seguro, miró a su derecha encontrándose al mayor de espaldas, que parecía estar haciendo algo del trabajo, sonrió con malicia, se cambió de ropa poniéndose un pantalón de pijama bastante corto con una camisa a juego, se puso tras él rodeándo sus brazos en el cuello.
El ojiverde se sobresaltó pero después sonrió como un bobo al ver aquellas conocidas y delicadas manos.
—Estás todo el día trabajando, deberías descansar— murmuró lamiendo el lóbulo de su oreja seguido de un beso en su mejilla.
—Debería...— susurró, ladeó la cabeza examinando la ropa de Eros, se mordió el labio inferior con deseo mientras se lamía los labios inconscientemente "Esas piernas, esa cintura, esa piel, ese... ahh joder" pensó mentalmente, de solo verlo así su miembro empezó a despertar.
—¿Qué pasa?— preguntó divertido al darse cuenta de la situación, aprovechó la posición para acariciar lentamente su pecho.
—Que te voy a arrancar toda la ropa ahora mismo, eso es lo que pasa— habló tono oscuro dando la vuelta a la silla para quedar frente a él, seguido de eso lo agarró tirando de su cintura para sentarlo en sus piernas, intentó besarle pero Eros puso la mano en su boca deteniéndolo.
Ante tal acción el mayor apretó una mano en su cintura y la otra en uno de sus muslos descubiertos.
—No tan rápido, ¿Quién ha dicho que el que mandarías iba a ser tu?— cuestionó llevando las manos a la parte trasera de su pantalón sacando unas esposas, lo esposó en un abrir y cerrar de ojos negando al mayor la decisión de apartarse.
Sonrió de lado al verlo con el ceño fruncido.
—Quítame esto ya...— ordenó en un tono oscuro.
—No lo haré, sufrirás un poco— sentenció empezando a besar y lamer su cuello con avidez, podía notar el olor de su perfume más fuerte en esa zona incitándolo a agarrar su nuca para pegarse más a él, podía escuchar las fuertes respiraciones del contrario, su plan de enloquecerlo estaba saliendo a la perfección, aunque eso le costaría caro una vez lo suelte.
Se sentó encima de su miembro notando lo excitado que estaba, empezó a mover sus caderas en círculos notando más la fricción, tenía algo de miedo no iba a negarlo.
—Eros...— jadeó notando como toda la sangre de su cuerpo se concentraba en un punto específico de su cuerpo, levantó su cabeza para mirar al techo e intentar mover sus caderas todo lo que podía, tenerlo encima y no poder tocarlo era un delito, uno bastante tentador.
Eros empezó a desabotonar la camiseta hasta dejarlo con el torso libre de ropa, empezó a bajar sus besos por la clavícula hasta llegar a uno de sus pelones el cual empezó a besarlo para después seguir con el otro. Armando a todo esto solo podía abrir la boca soltando algunos jadeos y deleitarse con la vista que tenía del menor.
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EROS - [DETRÁS DE MÍ] +18
RomanceEn la ciudad de Los Ángeles residía una de las organizaciones más influyentes de la zona. No dudaban en torturar ni matar a quienes tenían la osadía de meterse en su camino. The Ravens fué heredada por generaciones, era algo sagrado para la familia...