Después de esa llamada se encontraban todos en la sala de reuniones, el ambiente era tenso, se podía notar con tan solo aspirar el aire que allí se encontraba. Massimo estaba más serio que de costumbre, cada poro de su piel detonada ira y su cara ensombrecida hacía que sus rasgos se marcaran más. Sus puños estaban apretados haciendo que las venas de sus brazos resaltaran, su cabello rubio estaba algo despeinado por pasarse la mano constantemente.
Massimo no le había dicho del audio a Armando ni se lo iba a decir, lo necesitaba lúcido para lo que iban a hacer en un futuro próximo, quería que en su cuerpo solo hubiera rabia, no quería nada de lloros.
Lo estaba ocultando por el bien de todos, y si pudiera ir al pasado haría que Caleb no hubiera oído esas palabras llenas de veneno, ahora su rizado estaba decaído y podía ver cómo aguantaba las lágrimas en sus ojos.
Nadie sabía verdaderamente lo que le estaba ocurriendo a Eros, solo Caleb y él. Ya le había advertido de que no se lo dijese a nadie más.
Volviendo a la reunión, algunos de sus nuevos guardias estaban presentes ya vestidos adecuadamente y armados, Eder y Keoki como siempre los observarían con lupa, porque a la más mínima desconfianza los mandaría al cielo para nunca más volver.
Massimo puso en la pantalla una imagen de Malva y el edificio de los Sly.
—Esa mujer de ahí es Melissa, la mujer a la que debemos secuestrar, y lo que está al fondo es el edificio de su familia. Va a ver guardias velando por su seguridad, y debemos romper eso, quiero a toda su seguridad abatida, a los obreros los dejáis en paz, no podéis fallar, ahora os diré vuestras posiciones, tendremos un francotirador en un edificio, los demás estaréis en el suelo. El plan es ir en abanico y rodearlos, sus guardias arremeterán contra nosotros, pero seremos más listos que ellos— explicó mirando a cada persona de la sala —¿Entendido?
—¡Sí señor!— exclamaron todos.
El rubio asintió complacido.
Comenzó a explicar las posiciones y a asignar a cada guardia, todo quedó claro, nadie tenía ninguna duda. Al final el francotirador lo llevaría Caleb, ya había practicado con esa arma y no se le daba mal, por lo que Massimo decidió que la manejaría él, a parte de que estaría menos expuesto.
—Eso es todo, colocad todos los coches en el parking exterior, tenéis permiso para retiraros. Ah, Eder y Keoki iréis en helicóptero por si surge algo, no os acerquéis a la zona hasta que os avise.
Los dos hombres asintieron con la cabeza sin decir nada.
Todos comenzaron a salir incluido el rubio, Caleb iba a salir pero una mano se lo impidió jalandolo de nuevo a la sala de reuniones, confundido se dió la vuelta encontrándose con unos ojos verdes que lo miraban fijamente.
Armando cerró la puerta y se cruzó de brazos.
—¿A qué viene todo esto?— preguntó el pelinegro mirando las expresiones del ojimiel.
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EROS - [DETRÁS DE MÍ] +18
RomanceEn la ciudad de Los Ángeles residía una de las organizaciones más influyentes de la zona. No dudaban en torturar ni matar a quienes tenían la osadía de meterse en su camino. The Ravens fué heredada por generaciones, era algo sagrado para la familia...