Capitulo 8

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RETOÑOS SANGRIENTOS, DESGRACIADOS, Y MALDITOS. 

Narrador omnisciente

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Narrador omnisciente.

Octubre 6, a las afueras de Francia. 20:00

Hay que tener mucha cuenta con la oscuridad, que suele parecer misteriosa y atractiva ya que esta suele ser la más absorbente por su belleza y candidez.

Los ojos de Sunshine viajan por la ventana mientras el pueblo golpea a los trillizos con burla diciendo que ya estuvieron cerca, que estuvieron tan cerca de conocerlos a todos, pero que la vida es demasiado enredada.

El pueblo es fantasma, nublado y vacío, no hay nadie en las calles, las luces de los pequeños locales están apagadas y todos duermen en las casas pequeñas que son para gente pequeña que no aspira a mucho.

Stark recuerda las palabras de Victoria Marchetti esa tarde en Washington, ese <<Te ves diferente>> y el <<—¿Ya te bajó la regla?>> señales que no captó, y en su momento no le dio importancia ya que estaba con la cabeza metida en los dos fetos que crecian en el interior de su hermana.

Pensó tanto en el embarazo de Sunshine que no se percató del propio que él había creado.

Steel viaja en la misma camioneta junto a Sunshine, captando las pequeñas casas por el parabrisas, la pequeñez del pueblo francés en el que estuvo y que le grita que era el peor padre de todos, por haber dejado a sus hijos, por no haberlos buscados, por... todo.

El estómago de Steel se contrae como si quisiera faltarle el aire otra vez, pero no pasa, y es que los conoció, los trajo al mundo y lo peor, los crió... los conoce... aún, después de estos años conoce a ambos Steel.

Los ojos de Sunshine están perdidos como los de Stark, pensando en lo que le envidia y le envidiara siempre a Victoria Marchetti, el que ella siempre fue una mamá presente, cariñosa, y recta cuando se requirió. Sunshine mira por la ventana pensando en cada uno de los papeles fingidos en su vida, en todos los asignados y cumplidos a la perfección y justo el que...

El general en ese entonces le asignó, fue el que no le quedó.

Le quedó grande, dejó que se la llevaran, y se los dio a Lexie como si hubiera sido algo de lo que debía avergonzarse o odiar.

Sunshine no solo piensa que es mala madre, también que le falló al general que ya estaba lo suficiente maltrecho por esa palabra, <<Madre>>. El general tampoco ha vuelto a ver a los mellizos pelirrojos, Sunshine ha vivido con la pena en su cabeza de que al pensar que algo podía sucederle al padre de sus hijos y que él no volviera a verlos tampoco.

Sunshine estuvo en sombras mientras el general evolucionaba a ministro, mientras recolectaba logros ella observaba y escuchaba en el fondo como una simple fanática de aquello.

IRA (VI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora