Capitulo 22

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LA NIÑA

LA NIÑA

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LEXIE

Noviembre 9, Moscu.

La nieve se aglomera en el suelo, el frío cala mi piel mientras esta toma un color pálido, y mi boca pasa el trago amargo que me tiene la mirada perdida en los árboles que tienen sus copas llenas de nieve. Mis manos enguantadas se entrelazan, visto completamente de negro, mientras no aparto la mirada del paisaje que es nada comparado con Sam, Henry y Stark.

Solo porque no amo este papel en el que debo ser la villana, no significa que no pueda llevarlo.

Respiro viendo la bola de humo que se desaparece en segundos cuando me encuentro suspirando al recordar mis citas a escondidas con Stark cuando eramos novios y nadie lo sabía, sólo él y yo, era nuestro secreto más bonito.

Ahora tenemos uno que no es bonito, que no es bueno... y que no me deja dormir en las noches.

Las habilidades primero aparecieron en Ethan y Harry, luego en Aiden y Ranger y siento que en nada tendré que lidiar con las de Sam y Henry... y que eso no será una fantasía, será de carne y hueso y hay que temerle.

—Señora. —pestañeo a mi llamado antes de girarme levantando nieve con las botas negras y encontrándome con Alec.

—¿Ya están listos los cargamentos? —pregunto con ligera dureza en mi voz, pero proyectándola lo suficiente para que no le vaya a pasar por la mente si quiera pensar en traicionarme...

<<No eras tan desconfiada...>>

La niña que solía ser golpea desde dentro con dureza.

—Sí señora, los hombres los están cargando en los camiones. —me dice y no mantiene la mirada en el suelo, pero tampoco me mira al rostro.

—Bien Alek, lleva a los que te indique. —digo ya que me dijo quienes eran los hombres en los que Stark conseguía más resultados. No puedo decir que las cosas como la mujer del traficante de armas más buscados de armas sea tarea fácil porque no, porque cargar la máscara de lo que me he convertido me pesa, y lo peor es que se que no puedo dejarla caer.

—Ya mismo los pongo al tanto de sus tareas, señora. —me dice rápido.

—No, tu te vas con ellos. —espeto seria, no arriesgaré los últimos días de trabajo por nada del mundo y por ello necesito que por lo menos el hombre que no me ha dado razones para dudar de él o desconfiar vaya.

Stark siempre ha sido receloso con sus juguetes y sus dibujos, así que mientras él no está los voy a cuidar así como siempre he cuidado a sus gemelos.

—No es por contradecirla señora pero... —dice y la mirada que le dedico lo condena a quedarse callado sellando los labios, no aceptaré un no, y por ello comienzo a caminar de vuelta a la propiedad.

IRA (VI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora