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Steel
Octubre 9, 07:00. Polonia.
Nunca me ha gustado no seguir mis reglas, romperlas, o siquiera doblarlas, así como tampoco los planes, cuando trazas algo, cuando lo mides, y lo desarrollas para que salga como tiene que salir es mucho más posible. Factible.
Sin embargo el plan se me fue por el culo en cuanto mis ojos se clavaron en las tres personas que se abrazaron en el avión, en la oscuridad, mis hijos abrazaban a su mamá, y ahí comenzó el quiebre que se deshizo completamente en cuanto estuvimos los dos solos en cuatro paredes.
Melanie me desmaneja de sobremanera, desde el principio, desde que posé mis ojos en ella.
Tengo tantas cosas encima, que solo hacen presión hacia abajo, hundiéndome, y me sentí como si el salvavidas mental hubiera sido real después de tanto tiempo, los tres juntos en un solo punto.
Pero no soy ningun idiota, mi mente no trabaja para atras, sino hacia abajo, por ende, se lo que sigue y es volver, con Dimitria, con las drogas, y seguir con el plan que sigue intacto, matar a los Georgiou, y destronar esa mafia, para concluir con la venganza de una vez por todas.
Pero también soy consciente que para todo hay un momento y mientras hoy no termine, no quiero pensar en todo lo que hago y en todo lo que aún me falta por hacer.
Han sido cuatro años vacíos, y se siente bien sentirse lleno por lo menos por unas horas más.
Hasta solo 120 horas pensé que mi conexión con mis hermanos había muerto en Sicilia, hasta hace 120 horas llevo viendo a la mujer que tengo al lado en recuerdo, hace 120 horas no sabia que tenia sobrinos gemelos, y hace 120 horas no sabía que mis hijos...
Qué Steel Ethan y Steel Harry habían crecido de sobremanera desde la última vez que los vi, y me jode, no me hace feliz como lo haría a otros padres, que se ponen feliz al ver que sus hijos han crecido, se han desarrollado como debe ser, incluso, los míos que se han desarrollado mucho más...
Tengo mil cosas en la cabeza, pero esa en especifico, sea lo que sea eso, y no se, tengo mil pensamientos en la cabeza que los rodean a ellos, pero también una sola misión: Cuidarlos.
Me giro sobre la cama, sintiendo su calor, ahí, justo a mi lado. Melanie.
Su cabello enredado y empajonado, sus pestañas sobre sus pómulos, y su piel desnuda, cobriza, cada parte de ella tal cual la recordaba, jodidamente hermosa.
Clavo el codo en el colchon, la luz se cuela dentro de las cuatro paredes y bajo la cabeza besándola, despertándola mientras mi boca baja por su cuello, y su clavícula, aparto las sabanas y vuelvo a Washington, a nuestra casa, vuelvo a cada rincón de ella mientras bajo la boca entre sus pechos, bajo las manos a sus caderas las cuales aprieto antes de prenderme de sus pechos, remolineo la lengua sobre uno de sus pezones mientras siento la verga que se me pone dura.
