29: ¿Es cierto?

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—¿Chicas están listas? —preguntó Finn asomando su cabeza por el umbral de la puerta de peinado y maquillaje.

Lo miré y sonreí, le agradecí a las chicas que me arreglaron y me puse de pie—. Sí —le respondí a Finn mientras me acercaba a él.

Me dirigí a donde estaban los demás, estaba Jack, Sam y Blake. Sólo usaban bóxer. No me sorprendía ya ver a Jack semidesnudo, ahora me dejaba fascinada, pues su cuerpo es increíble, músculos, abdominales y uf.

—Jamás me había sentido tan observada —comentó Zoe riendo mientras se aferrada a la delgada bata que iba a juego con el interior negro que llevaba puesto.

La miré y sonreí. Pues sí, esto era salir totalmente de nuestra zona cómoda, no teníamos mucho tiempo en el modelaje, y si ya habíamos modelado trajes de baño, pero confirmo que la ropa interior no es lo mismo a un bañador, ésta lencería es muchísimo, sensual, sexy, atrevida y, en definitiva, no era para solo llevarla bajo la ropa. Pero mentiría si les decía que no me sentía de cierto modo poderosa.

—Tranquila —reí y sentí la sangre subir a mi cara, pues de pensar en lo sensual que es ésta lencería y que yo la llevo puesta me da miedo qué pensar.

Bufó—. Si no, como tú si tienes a tu esposo, ahí existe la confianza y por lo que vi ésta mañana ya no existe la vergüenza al verse semidesnudos si no es que ya se vieron todo.

El recuerdo de nosotros en la bañera me dio escalofríos, pero reprimí ése pensamiento para otro momento y enfoqué a mi mejor amiga barriendo el tema y mi vergüenza.

—Hey no seas dramática —reí. Rodó los ojos y sonrió.

—Cassie, Jack, vengan —nos llamó Finn. Quién estaba enseguida del fotógrafo, abandoné a Zoe y con mis tacones de ajuga haciendo eco contra el suelo, Jack abandonó a los chicos y en el camino tomó mi mano.

Ése cosquilleo se instaló en mí, ése nervio y acaloramiento se hizo presente, pues Jack no dejaba de verme. Mi lencería roja y de encaje era demasiado, sí, me sentía poderosa, y para nada cohibida. Una vez que llegamos a Finn, Jack pasó su mano con mi cintura y me colocó frente a él.

El fotógrafo estaba preparando la cámara.

—Cass, quítate la bata —avisó el fotógrafo—. La sesión está por comenzar.

Hice caso y le di la bata a Finn, me dirigí al fondo blanco con la mano de Jack sosteniendo la mía, se hizo a un lado dejándome sola y fotos se enfocaron en mí, comencé a acatar órdenes de poses que me pedían Doryan y Finn, hasta que fue el turno de que Jack entrara conmigo, Jack me abrazó por la espalda, rodeó mi cintura con sus brazos y me acercó a él. Sentí la presión de su abdomen contra mi espalda baja, justo en el hematoma que me dolía como el infierno.

—Me duele —le susurré a Jack.

Se agarré se aflojó—. Lo siento —musitó y se separó un poco.

Y una vez finalizada la sesión con ése fondo, Finn nos dio la orden de que lo siguiéramos, y dejamos a Zoe y Sam con Doryan. Nos condujo por un pasillo hasta que llegamos a un estudio, igual al otro, pero con temática, era una habitación blanca, una cama matrimonial con base de metal cobrizo, un cubre cama blanco y esponjoso, pétalos de rosa roja esparcidos por todo el escenario y dos copas de champán en una de las mesitas de noche.

—Chicos soy Ryan, seré su fotógrafo, pasen por aquí —se presentó el fotógrafo en cuanto nos interceptó, se acercó a grandes zancadas y pasó su mano por mi espalda baja para conducirme a la escenografía, pero solté un gritito al sentir la presión contra mi morado. Me soltó de inmediato y me miró con cierta preocupación—. Lo siento, ¿estás bien?, ¿te hice daño? —preguntó.

Ramé (PROXIMAMENTE NUEVA VERSION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora