57: Lidia.

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—¿Fue mágico? —preguntó Beth con los ojos cargados de curiosidad.

—¿Hubo chispas? —pregunté hoy inclinándome sobre la mesita del jardín.

—¿Lloraste? —volvió a preguntar Beth inclinándose al frente, más interesada.

—¿Tuvieron sexo? —se lo pregunté justo frente a su rostro.

Y valió oro el rostro de Zoe, con sus ojos azules abiertos de par en par y la boca en una línea recta. Estábamos las tres desayunando, un día después de la pedida de matrimonio de mi mejor amiga, la describió como mágica y romántica.

Fue a las afueras de la ciudad, Samuel había alquilado una casa de la cima de una montaña, pequeña, acogedora, bellísima y romántica, cenaron juntos y pasaron la noche, según lo que Zoe nos contó. No dio detalles, pero me imagino lo que sucedió y no me apetece saber más. Ah, y lo más importante, ¡dijo que sí!

—Sí a todas las anteriores —respondió llevándose la mimosa a los labios y yo abrí la boca por lo descarada que fue.

—Eres una zorra —lo dije en broma y eso le arrancó una carcajada.

—Aún tengo ganas de asesinarte —me dijo enarcando una ceja.

—Es aquí cuando me lo agradeces —enarqué una ceja igual que ella y tomé mi jugo de naranja—, mi broma te dio una noche candente de sexo y un anillo en ese dedo —señalé con la mirada su dedo anular.

Touché amiga —comentó Beth antes de llevarse un bocado de pan francés a la boca.

°°°

—Les juro que moría de hambre —gimió Sam mientras se llenaba la boca de comida como un lobo hambriento.

—Yo también, me siento como... Lobo hambriento o vampiro sediento —emití a su lado mientras me llevaba el tenedor con comida a la boca.

—Eres tan poética —me dijo Zoe mientras me abrazaba la cabeza.

Miré frente a mí a Jack, tenía una sonrisa preciosa en los labios mientras estaba recargado contra la encimera, con los brazos cruzados y el cansancio en la mirada, había sido un día largo para él en el trabajo. Pero entonces, el timbre sonó haciéndonos fruncir el ceño a todos.

—¿Quién será? Es algo tarde —pronunció Jack mientras me miraba, me encogí de hombros mientras masticaba la comida.

—Yo abro —se ofreció Archie mientras comenzaba a dirigirse al pasillo.

Pero antes de que llegara a el, se giró tan pronto con una sonrisa nerviosa en los labios. Y de inmediato supe la razón, estaba jodidamente oscuro.

—¿Saben qué? No mejor ya no —pronunció cobarde mientras volvía rápidamente.

Reí mientras negaba con la cabeza y me llevaba otro bocado a la boca. Son como unos niños.

—¿Por qué no enciendes una bendita luz? —soltó Jack encendiéndola.

—Voy yo —emitió Beth soltando un suspiro.

Ella abrió la puerta la oímos decir "entra". Sus pasos acercándose hacían eco y solo nos invadían las incógnitas sobre la identidad de quien había tocado el timbre. No me interesó mucho saber quién era, mis sospechabas vagaban entre mi papá o mi suegro, así que no me moleste en voltear y seguí comiendo.

—Jack... —susurró Archie y ese susurro, hizo que dejara de masticar y levantara la mirada hacia Archie, quien miraba sospechosamente a mi esposo.

Jack elevó la mirada mientras se humedecía los labios, y justo cuando sus ojos estuvieran sobre la persona que estaba a mis espaldas, se quedó sorprendido. Una sonrisa formándose poco a poco en sus labios de una manera única y fue en automático que volteé a verlo a él y después por sobre mi hombro.

Ramé (PROXIMAMENTE NUEVA VERSION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora