32: Apoyo incondicional.

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Jack y yo nos encontrábamos en el avión de vuelta a casa. Después de días ajetreados, cansados y productivos, por fin iríamos a nuestro hogar, con nuestro bebé, Ruffy.

Miré a Jack, quien escribía en su ordenador cosas sin parar, su cabello era un desastre sensual, aquellos rizos dorados se le escapaban y caían por su frente, tenía bolsas bajo los ojos y sus dedos parecían trabajar en automático, estaba exhausto, pero me había mencionado que estaba aliviado de poder volver a parte de la rutina, por volver a la comodidad de nuestro horario.

—Si recuerdas que nos mudaremos, ¿no? —preguntó de repente enarcando una de sus cejas.

Suspiré y asentí exhausta, me da pereza y nostalgia. Y había estado tratando de ignorar el tema con la ligera esperanza de que, ignorándolo, nunca lo haríamos, pero con Jack las cosas siempre se hacen, no es hombre que deje algo para después.

—Hablando de eso, no me has dicho a donde —emití llena de curiosidad mientras me reacomodaba en el asiento, girándome hacia su dirección para verlo totalmente a él.

Una sonrisa curvó sus labios mientras negaban con la cabeza y cerraba el laptop—. Es sorpresa, Clark... —canturreó y joder, amaba que me llamara Clark, me gustaba como se escuchaba mi apellido saliendo de sus labios, ronco y sensual

Lo miré con ojos entornados y una pizca de diversión, le iba a decir algo, pero mis palabras fueron interrumpidas por una azafata.

—Señor Johnson. ¿Le importaría si le pido que se ponga en cinturón? —preguntó la azafata de una manera coqueta y cargada de perversión, se le podía ver todo el busto, en serio. Le va a sacar un ojo a alguien.

—No —le respondió Jack con una sonrisa.

Jack se lo colocó. Como bien la azafata le pidió, pero para alimentar mi mal humor, ella se quedó para ahí, justo junto a mí, mirando sin descaro a Jack hasta que se le cansó la vista, hasta que gruñí de manera sonora y ella entendió, arreglándose la falda y volviendo a su trabajo.

—¿Estás bien? —me preguntó Jack un tanto angustiado.

Suspiré dramáticamente y asentí—. Si —respondí en susurro y tomé mi libro.

Estaba leyendo, tenía mi mano en mi frente mientras que el libro estaba entre mis piernas y lo sostenía con la otra mano. Sorprendentemente el libro estaba teniendo mejores resultados para bajar mis celos, leer ése amor tan... dramático de cierto modo relajaba mi ser y me hacía pensar que, en algún lugar del mundo, existía una relación más difícil que la mía con Jack.

—Cass —tomó mi mano donde había recargado mi frente. Su tacto era cálido y me sentí fatal cuando aparté mi mano, me sentía mal, yo sabía que era de sentimientos inestables de bajones de ánimos muy repentinos, y este, fue uno de ellos. Suspiré, me acomodé, recargué, coloqué mi mano en la barbilla y con la otra libre sostuve el libro.

Lo escuché suspirar, hice lo mismo, una vez que terminé de leer guardé el libro, estaba viendo una película cuando comencé a cabecear.

Bostecé y lo hice alrededor de las cuatro veces.

—¿Tienes sueño? —preguntó Jack.

—Quiero ir al baño —contesté su pregunta y me levanté.

Suspiró frustrado, fui al baño, me lavé la cara, estaba cansada y deseaba tanto llegar de una buena vez, luego salí, la azafata estaba charlando muy cómoda con él. Gruñí y torcí los ojos mientras avanzaba a mi asiento.

Me senté en mi lugar, me volví a acomodar, puse otra película. Esto en realidad es muy, muy aburrido.

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Ramé (PROXIMAMENTE NUEVA VERSION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora