-uno-

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En la espaciosa oficina del piso diez en un edificio localizado estratégicamente para realizar actos ilícitos a cualquier hora del día en la ciudad de Incheon, Corea del Sur, se encontraba el jefe Han fumando el que sería su tercer cigarrillo del día, mirando por la ventana aquella mañana que acababa de comenzar, el sol aún no subía del todo y los colores azules se aclaraban lentamente frente a sus ojos.

La tranquilidad de la escena no duraría demasiado ya que casi a la mitad de su cigarrillo escucha la puerta ser tocada un par de veces, y luego la voz de uno de sus subordinados tras ella.

—Jefe.

—Entra—. Se escuchó su voz cortante y el chico se adentró cerrando la puerta tras él, encontrándose con la silueta de su jefe mirando hacia el exterior.

—Jefe, el señor Seo vino de visita.

—Déjalo entrar, ¿Qué estás esperando?

—¡Sí señor!

El chico se giró, abriendo la puerta rápidamente y dejó el camino libre para que el jefe de otro grupo de la asociación pudiera entrar a la oficina acompañado de sus hombres, aquellos que se quedaron de pie tras el sofá en el cual su jefe se sentó naturalmente para hablar con Han.

—Tanto tiempo y aún así me das la espalda señor Han.

Al escuchar su voz se giró lentamente con el cigarro entre sus labios, mirando las caras nuevas que tenía que presenciar tan temprano por la mañana.

—¿Estás madrugando?—. Habló sin muchas ganas viendo al hombre de traje negro apretado sentado en su sofá.

—Siempre eres tan frío, ¿No me ofrecerás una taza de té?

Han levantó una ceja esperando a que de una buena vez le dijera el motivo de esta fastidiosa visita, mirándolo despectivamente y Seo sonrió burlesco, girándose hacia uno de sus subordinados haciéndole un gesto con la mano, lo que se podía traducir como una orden, este último sale de la habitación volviendo a entrar esta vez acompañado de otro hombre.

—No estoy aquí para hacerte perder el tiempo, al contrario he traído un regalo conmigo exclusivamente para ti.

—¿De dónde lo sacaste?—. Preguntó Han viendo la condición de su rostro golpeado en los pómulos y cortes en la sien y nariz.

—Su padre tenía una deuda conmigo, pero debido a que no podrá seguir pagándola me vi obligado a traérmelo, pero mi grupo ya esta completo y no quiero una rata sin hacer nada, por eso te lo estoy dando a ti—. Habló cruzándose de piernas, inclinándose hacia atrás.

—No tengo intensiones de recorger a nadie.

—Vamos, escuché que necesitabas más hombres en tu grupo, consideralo como un regalo de mi parte—. Dijo Seo Changbin acomodándose en el respaldo del sofá de cuero negro.

Han inspeccionó al chico con la mirada sin decir nada, y acercándose al escritorio decidió apagar el cigarrillo en el cenicero, apoyándose en el mesón.

—¿De qué podría servirme? Llevátelo de regreso, nunca te lo pedí.

—No te estoy pidiendo nada a cambio.

—Ya dije que—. El teléfono de Han comienza a sonar interrumpiendolo, viendose obligado a contestar.

Se giró hacia la ventana soltando un poco de aire pesado, atendiendo a la llamada.

—Jefe vine a revisar como me lo pidió, la producción de la droga se encuentra bastante bien y ahora me encuentro en el bunker donde se guardan los paquetes, todo parece estar en orden.

BE MY BOSS | hanknowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora