-doce-

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—Bien, ahora explícame cómo te escapaste—. Dijo Han tras el escritorio de su oficina, justo en aquel lugar en el que se vieron por primera vez.

—Yangyang me enseñó.. ¡Pero no lo castigue por mi culpa!—. Respondió Minho sentado en el sofá frente a él, viendo al jefe de grupo con las manos cruzadas.

Han soltó aire divertido, dándose cuenta que aunque quisiera apartarlo, encerrarlo u echarlo del grupo, no podría hacerlo realmente, primero porque el chico es lo más astuto e inteligente que existe y segundo, porque ya no era cualquier extraño.

No había remedio con él, y no podía culparlo por nada, había demostrado que podía lograr hacer de todo por intentar ayudar, ese chico había decidido tomar un arma y correr en medio de la noche para ser un refuerzo en el atentado, en vez de haber huido y hacer su vida como una persona normal, lejos de acciones ilegales, lejos de las drogas, armas y sangre.

Él prefirió el grupo, lo había preferido a él ante todo, eso era más que una prueba de confianza, y se sentía de alguna forma feliz de tenerlo consigo, no todos los días encuentras a personas que darían todo por ti, menos si hablamos de gansters.

Esa mañana en la oficina, en medio de un papeleo y nuevas inversiones, Han decidió darle una oportunidad a Minho.

Sin decírselo literalmente, eso sería una locura si nos ponemos a pensar en su posible reacción y el escándalo que se armaría en la oficina de trabajo, jamás aceptaría un alboroto de esa magnitud, menos después de pensar en la posible unión de Yangyang en el festejo y por consiguiente la de Bangchan.

—Dijiste que robaste esa camioneta—. Habló nuevamente Han con rostro interesado.

—Oh, si.. cuando logré salir del bosque demoníaco, mientras corría en la calle fue el primer vehículo que se cruzó, yo sólo quería llegar lo antes posible, fue algo completamente necesario e importante—. Se defendió/excusó Minho.

—No estoy incriminandote, tampoco te daré clases de moral, soy el menos indicado para eso—. Soltó Han de inmediato, encontrando divertida la forma nerviosa en la que se expresaba el chico—¿Cómo fue que supiste que estábamos en la mansión del jefe principal?

—Intuición—. Contestó rápidamente, ya comenzaba a sentirse en medio de un interrogatorio policial al ver la postura de Han tras ese mesón.

—¿Quieres que me ría? ¿Qué es eso de intuición? No seas payaso—. Se quejó comenzando a revisar los papeles a un costado de su escritorio.

—¿Es trabajo para hoy?—. Preguntó curioso.

—Así es, tenemos que comenzar a movernos y la primera parada será con el jefe Lee ¿Lo recuerdas?

—Claro que si—. Respondió con buen ánimo.

—Bangchan debe estar por llegar, esta vez seremos los tres, necesito que Yangyang se recupere bien del disparo en su hombro, así que tendrás trabajo doble hoy ¿Crees poder hacerlo? No puedes rendirte.

Minho lo escuchó atentamente y asintió de inmediato, se sentía con mucha energía y quería hacer su mejor esfuerzo, quería demostrar que también es fuerte y puede con el trabajo pesado.

El teléfono de Han comenzó a sonar y se levantaron al mismo tiempo de sus asientos, caminando hacia la salida mientras Han cogia la llamada. Al bajar los diez pisos de la oficina se encontraron con el auto estacionado, esta vez Minho iría de copiloto y prontamente se encontraban viajando a su encuentro con LeeFelix.

—Hey Bangchan ¿Estás preparado para ver el arsenal del jefe Lee?—. Preguntó divertido el jefe desde la parte de atrás, revisando sus bolsillos dándose cuenta que no traía consigo una cajetilla de cigarros.

BE MY BOSS | hanknowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora