-dieciocho-

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Luego de su primera cena juntos después de mucho tiempo, el grupo Han se encontraba en la sala de la mansión conversando acerca de todo lo ocurrido, para terminar eligiendo una película tranquila antes de irse a dormir, mientras que el jefe mantenía su teléfono en mano recibiendo reportes del personal que había dejado a cargo en la mansión Lee.

Parecía que todo estaba tranquilo allá, por lo que comenzó a preguntar por los avances en la búsqueda del culpable, pero aún no tenían rastros de su paradero, Han se rascaba los cabellos de la nuca cerrando los ojos frustrado.

—Ese maldito Changbin no sabe hacer nada sin mandar a otros, ya no lo soporto—. Se quejó hablando de la nada, mientras los demás que habian estado pendientes en la película, se giraron asustados mirando su expresión enojada—Mañana mismo me haré cargo de él, me interesa una mierda que aún sea un jefe de grupo, sus negocios y aportes se pueden ir bien a la—

—Jefe—. Lo interrumpió Bangchan viendo que el ambiente se volvía tenso rápidamente, no era el mejor momento para hablar de eso—¿Quiere un café, alguien más quiere uno?

Un par de hombres asintieron y volvió el silencio, Bangchan se acercó al oído del jefe y luego de decirle algunas palabras vieron como este último soltaba aire y recostaba su cabeza sobre el sofá, parecía exhausto de tanto pensar.

—Señor Han, debería ir a la cama.. nosotros nos encargaremos de la limpieza y le avisaremos si hay alguna noticia importante—. Se escuchó la voz de Minho desde el otro sofá junto a Jeongin.

—Minho, necesito hablar contigo.. acompáñame—. Dijo el jefe con voz seria, comenzando a caminar hacia su habitación.

El chico se quedó un tanto aturdido sintiendo las miradas de los demás ahí presentes, hasta que Yangyang lo empujó para que se fuera de una ves, cambiándolo rápidamente por Bangchan, llamándolo para que se sentara a su lado.

Minho caminó hacia la habitación del jefe, donde cerrando la puerta tras su espalda logró ver al hombre acercándose con un rostro que gritaba por ayuda, agotado de hombros caídos y pasos lentos, para terminar sintiendo aquellos brazos del jefe aferrándose a su cuerpo, recepcionandolo con cuidado.

El jefe Han apoyó su mejilla en el hombro del contrario soltando aire cansado y Minho que en un comienzo había pensado que tendrían una conversación seria, ahora caía en cuenta que todo resultaba ser un torpe y simple plan para estar a solas por un rato. Y sólo pudo soltar aire acariciando lentamente aquella espalda adolorida de Han, que requería un descanso desesperado.

—¿Se encuentra bien? ¿Cómo está su hombro?—. Preguntó con voz baja—Siéntese en la cama, le haré curaciones.. vuelvo enseguida—. Dijo Minho con la intención de ir por la caja de primeros auxilios.

—No te vayas, solo acuéstate conmigo un rato ¿Puedes hacerlo?—. Escuchó decir de Han que lo tomó del brazo para evitar que saliera.

Minho lo observó un segundo y asintió, siendo guiado hasta la cama, viendo como Han se quitaba los zapatos y esperaba a que él hiciera lo mismo, Minho se recostó y prontamente vió al contrario acomodarse a su lado apoyando la cabeza en su pecho sin decir nada como si perteneciera ahí.

Y como un niño pequeño luego de una tarde de correr y jugar, el hombre se acurrucó y se quedó dormido de inmediato, seguramente la calidez y comodidad que le proporcionaba el cuerpo de Minho hacían que este cayera más rápido ante el sueño.

Darse cuenta que el jefe estaba dormido era fácil, Han respiraba pausado y no se movía ni un centímetro de su lado, él realmente estaba exhausto. Minho se quedó en silencio acariciando su cabello con cuidado, escuchando su respiración ser tranquila.

BE MY BOSS | hanknowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora