-tres-

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La mañana siguiente Minho se levantó más temprano de lo habitual, cuando la luz del amanecer apenas alumbraba el cielo, supo que no había caso el volver a dormir, por lo que decidió enlistarse y esperar a los demás.

Cuando llegó a la cocina para hacerse un café, logró ver a Han caminando por el pasillo con un cigarrillo en su mano, vistiendo un traje formal como normalmente lo hace, se quedó observándolo por un segundo sin expresión alguna y preparó dos cafés cargados, y se acercó a él esperando que no se molestara al verlo desde tan temprano.

Han se giró al sentir su presencia tras él y Minho logró ver aquellos ojos oscuros hinchados de ojeras, típicas de una persona trasnochada, pero no quizo preguntar la razón y sólo le ofreció el café, el hombre delgado y de cabello negro peinado hacia atrás lo aceptó sin más y dijo un sencillo "Buenos dias".

—Oh, buenos días—. Respondió Minho sorprendido, era la primera vez que oía su voz ser tan tranquila.

—Tú cabello.. está desordenado—. Dijo el jefe levantándo su mano dispuesto a arreglarlo, pero se detuvo a tiempo.

Minho se quedó quieto y al darse cuenta de la voz algo lejana de Bangchan comprendió que debía arreglarse el cabello por si mismo, mirando hacia el piso algo avergonzado. Mientras que Han observaba directamente hacia el pasillo esperando ver la silueta de su subordinado, sintiéndose algo extraño.

Más tarde los cuatro hombres se juntaron repasando una vez más el plan que habían creado y salieron listos para la acción. Era peligroso, según la bitácora de Bangchan hoy era el día de intercambio de la droga guardada en el bunker donde había sido el ataque, debían llegar hasta allá y cargar el camión.

Era muy probable que tuvieran problemas en el camino, pero ese era el plan desde un comienzo.

—Yangyang, ven aquí—. Habló Han antes de subirse al furgón.

El menor caminó hacia él y lo vió acercar ambas manos, el jefe se dispuso a ajustar el chaleco antibalas que tenía puesto el chico y le dijo:

—Ya sabes muy bien esto.. sin importar lo que pase, elige tu vida antes de cualquier otra cosa, no te distraigas con nada—. Concluyó mientras lo ayudaba a ponerse una camisa de cuadros sobre el chaleco, el menor asintió dispuesto a subir al auto-Jeongin, yo iré de copiloto esta vez, ve atrás con Bangchan y asegura su chaleco también.

Jeongin aunque algo confundido asintió y se metió al auto, comenzando a revisar el torso de un Bangchan que comenzaba a quejarse quitándole las manos de encima, Han los observó pelear un poco hasta que oyó los pasos de Minho acercarse al furgón.

—Ven aquí.

El chico que estaba caminando hacia la puerta del conductor se devolvió y lo miró a los ojos, Han se dedicó un segundo para revisar su rostro, la cicatriz de la mejilla casi desaparecía y sólo le quedaba una pequeña mancha, pero más allá de eso su rostro se veía algo raro, tal vez era algo de miedo.

—Deberás usar esto hoy—. Dijo entregándole un chaleco también.

Y cuando pensó que su rostro se volvería preocupado por el posible peligro al que se enfrentaría, lo unico que recibió fue su voz preguntando:

—¿Usted ya tiene uno?—. Dijo Minho mirando el torso del contrario buscando algun bulto que le indicara que ya tenía un chaleco puesto.

—Tómalo y no hagas preguntas, esto no está en discusión.

Minho lo tomó con pocas ganas, y se lo colocó frente a él, dejando que lo ayudara a ajustarlo.

—¿No tiene uno verdad?

BE MY BOSS | hanknowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora