-diecinueve-

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Cuando todo había acabado y los trabajos de limpieza en la mansión Lee comenzaron, el resto de los hombres del grupo Han abandonaban el lugar en dirección a casa, mientras que el jefe debía hacerse cargo del desastre.

Hwang llegó cuando escuchó la mala noticia, era un completo caos apenas puso un pie dentro de la mansión, subiendo a la habitación para encarar a Han, pero lo único que fue capaz de hacer fue quebrarse al ver al rubio dormido, esta vez para siempre.

—Dijiste que te harías cargo de su salud, ¿A esto te referías?—. Se quejó entre lágrimas el hombre delgado y alto, secándose la cara con la manga de su chaqueta.

Han lo miró un segundo y luego simplemente se marchó frustrado, después de todo era verdad, no había cumplido su palabra correctamente, y con el peso de haber perdido varias vidas esa tarde, terminó yéndose a casa en silencio.

En ella sus subordinados que habían salido heridos de las operaciones correspondientes, ya se encontraban en sus habitaciones descansando descansando de todo lo sucedido, siendo atendidos por sus compañeros.

Han que suspiró sintiéndose desolado ante la perdida, recordó rápidamente las imágenes de Jeongin inconsciente en aquel lugar, por lo que fue de inmediato a la habitación del menor. Pero cuando abrió la puerta él no estaba ahí, el jefe se asustó de inmediato comenzando a buscarlo por todos lados, hasta que uno de sus subordinados lo vió con esa expresión preocupada y le aclaró la situación.

—¿Está buscando a Yangyang, verdad? Él insistió en ir a quedarse en su habitación.

—¿En la mía?—. Preguntó confundido y se dirigió hacia allá enseguida.

Abriendo la puerta encontrándose con el chico acostado en su cama, con la compañía de Bangchan que estaba sentado en el sofá bajo una nube de tristeza, tomando algún tipo de trago fuerte de los que Han tenía en su mini bar privado.

—¿Jeongin?—. Los ojos de Han se iluminaron al verlo despierto, aunque su rostro se veía claramente lastimado bajo todos esos parches.

—¡Ya llegó!—. Escuchó el grito casi quejido del menor que parecía feliz de volverlo a ver.

—¿Cómo estás?—. Preguntó acercándose preocupado, posando su mano delicadamente sobre su mejilla.

—Me duele todo el cuerpo—. Se quejó tocándose las costillas y el abdomen que habían sido golpeados por Seo—Bangchan ya me contó como terminó todo.. Lamento no haber podido evitarlo.

—No digas eso, diste tu mejor esfuerzo.. Mira como terminaste—. Dijo acariciando sus cabellos—Fue mi culpa, debí haber estado contigo.

—Todo fue un plan del señor Seo, mantenernos a todos separados y con distracciones..—. Respondió el menor sintiéndose frustrado por la partida del señor Lee que tanto le agradaba.

—Es mejor que descanses.. Hey Bangchan no te tomes todo eso tú solo—. Dijo el jefe caminando hacía él, tomando aquella botella de contenido dorado, guardándola en su lugar.

Terminó sentándose frente aquel chico que sostenía su vaso con expresión abatida, Han no sabía bien cómo dirigirse hacia él en un momento así, después de todo había sospechado de sus sentimientos hacia Felix y pensar que nunca pudo demostrárselos lo hacía sentir aún más culpable por su partida.

—Bangchan ¿A dónde te metiste cuando saliste de la mansión?—. Terminó preguntando cuando recordó lo sucedido.

—Sólo salí a tomar aire—. Respondió en tono ya medio borracho.

—¿Dónde está Minho, no fue tras de ti después?

—¿Eh? Pensé que él se había quedado con usted en la mansión y que volverían juntos—. Respondió Bangchan con lentitud y vió la expresión preocupada en el jefe.

BE MY BOSS | hanknowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora