"NADIE TE HARA DAÑO MIENTRAS YO ESTE AQUÍ"
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La respiración de Draco se detuvo por un segundo.No es cierto, no es cierto, no puede ser verdad, repetía una y otra vez en su cabeza.
—Se lo que estás pensado. Soy un hombre lobo.—Greyback se alejó de él y siguió hablando—He mordido a muchos niños, muchos más de lo que crees—aquel desagradable ser que estaba caminando de un lugar a otro se detuvo y miró al pequeño de once años con malicia—La mayoría de las veces—continuó—Debo morder a los chicos y luego correr antes de que me encuentren, o que me detengan, siempre debo hacerlo en secreto.—el soltó unas risas divertidas—Pero tu querido hermano me llamo para que te convirtiera. Voluntariamente—Tardó unos segundos en seguir hablando pero después lo hizo con una mirada de malicia en ella—El ha dejado que me divierta contigo, claro que tengo la condición de no matarte, puede que le sirvas al señor Tenebroso a futuro. Esta noche será muy divertida y verás que al final serás como yo.
—Yo nunca seré como tu.
—Tú ahora ves a todos como víctimas, pero cuando eres lobo solo puedes ver el deseo de matar a todo lo que se te cruce en el camino, no importa si es inocente o no, incluso tu mejor amiga la sangre sucia o tu querida Alexandra, al final terminaras matándolos a todos. Oh qué diría la pobre chica Avery ahora, no deberás preocuparte en volver con ella, no querrá a un monstruo cerca como tú.
Un profundo terror le invadió el cuerpo, su corazón latió desbocado, sintió su cuerpo temblar. No, no podía ser verdad. Él no podía herir a los que amaba, era imposible que el lo hiciera.
—Me pregunto a quien mataras primero, ¿A la sangre sucia?, ¿A tus amigos?, ¿A Avery o a Lupin?—Greyback se iba acercando cada vez más a él.
El chico, totalmente furioso, le escupió justo en el rostro. Grave error.
—Acabas de firmar tu sentencia, Dragón—dijo con diversión y empezó. Lo golpeó, dos, tres, cuatro y se detuvo se alejó de él con una sonrisa.
Le sangraba la nariz. Escupió sangre. Hubo un silencio. Greyback se estremeció y sonrió.
—Es hora—murmuró acercándose al chico.
—Por favor...—suplicó negando repetidas veces con la cabeza.
—Serás un buen Lobito—murmuró en voz baja mientras reía suavemente—Ya veras lo que las personas como nosotros podemos hacer.
Y fue cuando sucedió.
Un grito quemó su garganta cuando su brazo había sido atacado por unas grandes garras desgarrando su piel y haciéndolo sangrar. El segundo ardor lo sintió en su pecho, cuando aquellas garras destrozaron su camisa y le arañaron todo el pecho.
Gritar. Gritar era lo único que hacía cuando sintió como si todo su pecho ardiera y algún veneno entrara en el, quemándolo todo a su paso. Y así pasó una y otra vez, brazos, piernas, pecho, rostro, espalda sufrió una y otra vez.
Despertó.
—¡Draco!—se acercó rápidamente una mujer a el—¿Estás bien?.
Parpadeo varias veces viendo a su alrededor, definitivamente no estaba en el sótano. Vio a la mujer una y otra vez hasta que pudo reconocerla. Alexandra estaba parada frente a el viendolo con preocupación.
—¿Dónde estoy?, ¿Que hago aquí...?, Yo...
—Shh, tranquilo, estás bien, ¿De acuerdo?—se acercó Alexandra sentándose a su lado dejando que el pequeño se quede completamente abrazado a ella.
—¿Dónde está Greyback?—pregunto rápidamente sintiendo como el terror lo invadió de nuevo.
—Ey tranquilo, todo estará bien, estás a salvo, Cygnus está abajo hablando con Dumbledore. No regresaras ahí nunca más Draco.
—Soy un mounstro...—murmuro queriendo alejar a la Avery de ella, al pensar en las palabras de Greyback de nuevo.
—No. No es cierto, tu no eres un mounstro, eres el niño más adorable y que se ganó un pedazo de mi corazón desde el primer día que lo conocí.—Draco dejo de insistir en alejarse de ella, simplemente la abrazo más deseando que no fuera un sueño, una alucinación—Duerme, pequeño, estarás a salvo aquí—acarició con ternura el cabello de Draco hasta que este se quedará profundamente dormido en los brazos de la Ravenclaw.
Alexandra sentía su corazón destrozarse su cabello estaba hecho un verdadero desastre, lucía húmedo y sucio, su rostro estaba completamente pálido, su ropa estaba completamente arañada y destrozada, su cuerpo tenía sangre seca, temblaba violentamente en su sitio. La respiración del chico era pesada y temblorosa, Alexandra lo abrazo más a ella, cubriendolo con una manta por completo.
Cygnus entró por la puerta acompañado de Dumbledore, Mcgonagall y Remus. Draco había aparecido en medio de la habitación con ayuda de el elfo doméstico, Alexandra se apareció con Draco en donde ella vivía durante las vacaciones, mientras que Cygnus informaba al Director y a la profesora, al mismo tiempo enviándole un patronus a su padre quien tal vez podría ayudarlos de una forma.
El corazón de la Ravenclaw se detuvo durante un segundo. Levantó la mirada y observó a Cygnus.
—No—murmuró.
El Black le sostuvo la mirada, y con un deje de tristeza respondió—: Si.
Miró a Mcgonagall deseando que lo negara, pero le regresó la mirada llena de dolor.
—Si.
Y eso basto para que Alexandra rompiera en llanto. La culpa la carcomía por dentro, sabía que debía llevar a Draco con ella cuando se le presento la oportunidad, pero lo había dejado aún cuando sabía el tipo de familia que tenía. Abrazo aún más a Draco contra ella, sabía que sería difícil, aún más cuando los Malfoy le habían causado tantas inseguridades a Draco.
Pero no lo haría de nuevo, está vez estaría para el, no lo abandonaría de nuevo. No otra vez.
—Nadie te hará daño mientras yo esté aquí—susurro besando la coronilla del pequeño Slytherin.
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𝐎𝐏𝐏𝐎𝐑𝐓𝐔𝐍𝐈𝐓𝐘 𝐓𝐎 𝐁𝐄 𝐇𝐀𝐏𝐏𝐘
Fanfiction✦; Ellos les dieron una nueva oportunidad para ser felices y les prometieron acompañarlos en su camino. Prometieron estar juntos a ellos aún y cuando no estuvieran en su vida.