✦; Ellos les dieron una nueva oportunidad para ser felices y les prometieron acompañarlos en su camino.
Prometieron estar juntos a ellos aún y cuando no estuvieran en su vida.
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"DIVERSIÓN"
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Antes de ir a Hogwarts era muchísimo más sencillo estar en casa para Draco solía sentirse ansioso y nervioso todo el tiempo fuera de su habitación pero al momento en que llegaba ahí sus músculos se relajaban al igual que su mente. Su habitación era su lugar seguro durante el día.
Ahora que Draco había ido a Hogwarts y experimentado cosas que jamás creyó experimentar, como la tranquilidad, la energía de querer hacer cosas, las ganas de querer hablar con alguien todo el tiempo, la pacificación en las noches. Después de haber conocido todo aquello le era casi imposible estar en su casa.
Aquellos días que volvía a casa, la tranquilidad se convertía en paranoia, la energía y necesidad de hablar con alguien se convertían en ansiedad, la pacificación se volvía terror.
Se mantenía despierto durante todas las noches contando las horas que faltaban para volver a Hogwarts, su padre había pedido permiso para estar fuera una semana, una semana sin ver a sus amigos, un semana viviendo el terror. Sin embargo, esa noche fue diferente. Se sintió incomprensiblemente mareado en el momento en que ese refugió en su habitación. La cabeza comenzó a dolerle con tanta fuerza que se dejó caer en la cama deseando que se detuviera y lo hizo, así, sin más, la oscuridad se apoderó de él.
Leo y Draco eran los únicos que se encontraban en la Mansión Malfoy, Lucius y Narcissa habían salido de imprevisto para hacer una visita al ministerio de magia, según Draco había escuchado, querían que Alexandra volviera con ellos por ser su ahijada, pero sabía muy bien que la querían para comprometerla con Leo y que entregué a Harry al señor Tenebroso, el cual sentía que estaba cerca. Además de que querían la custodia de la Avery la cual en ese momento portaba Dumbledore quien había sido un padre por así decirlo de Alexandra.
Ese día era uno sin importancia para otros pero terrible para unos. Luna llena.
Abrió los ojos lentamente, podía sentir su cuerpo totalmente pesado y cansado. Se sorprendió al ver donde se encontraba. El lugar era bastante oscuro, pero cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad pudo ver a la perfección el lugar en que se encontraba.
Estaba en el sótano. Estaba atado con cadenas a una de las paredes, su cuerpo temblaba de arriba a abajo, sentía su garganta seca, miraba a su alrededor con miedo. La única luz que iluminaba el lugar venía de una puerta que se encontraba totalmente abierta dando paso a la luz que había en el pasillo. Pero se sorprendió aún más es ver que alguien que estaba a su lado no lo estaba, estaba totalmente libre.
El miró a una esquina de la habitación y lo miró desafiante.
—Sabes lo que tienes que hacer—sonrió de manera burlona—Puedes divertirte lo que quieras con el, solo no lo mates—se acercó hacia el y lo miró con malicia.
Y ahí pudo observarlo bien, su hermano y el se parecían en varios aspectos, y eso era algo que le molestaba demasiado y al mismo tiempo, miedo. No quería ser como el, no quería convertirse en el. Cada vez que se miraba en el espejo, solo podía ver a Leo en el.
—Hay cosas que me son imposibles de hacer, por qué por desgracia soy tu hermano, pero no te preocupes, será divertido—le susurró sin quitar la sonrisa de su rostro. Leo caminó arrastrando sus pasos hasta la puerta y desapareció detrás de ella.
Draco dirigió su vista hacia donde su hermano había hablado intentado averiguar quien era la persona que se encontraba allí. No fue hasta que la persona que se encontraba en la entrada caminó hacia él y pudo verlo a la perfección. Era un hombre totalmente desagradable, pero eso solo aumentó su miedo al reconocerlo.
