Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ xɪɪɪ

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"RON

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"RON..."

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—¡Dejen de moverse!, ¡Es el Lazo del Diablo!—exclamo Harry.

—Oh, me alegro mucho saber cómo se llama, es de gran ayuda—dijo Ron sarcástico. Ron.

—¡Cállate, estoy tratando de recordar cómo matarla! —grito Harry.

—¡Le gusta la oscuridad y la humedad!—exclamo Draco.

—¡Prende fuego, Hermione!—dijo Harry quien ya no podía mover sus manos.

—Sí... por supuesto... ¡No tengo madera—dijo Hermione, retorciéndo las manos y Draco no dudo en evitar soltar una carcajada.

—¡¿ES ENSERIO?!, ¡¿TE HAS VUELTO LOCA?!—preguntó Ron— ERES UNA BRUJA

—¡Oh, cierto!—dijo Hermione.

Agitó su varita, murmurando y envió a la planta unas llamas azules. En segundos, los jovenes sintieron que se aflojaban las ligaduras, mientras la planta se retiraba a causa de la luz y el calor. Retorciéndose y alejándose, se desprendió de sus cuerpos y pudieron moverse.

—Me alegro que Harry no pierda la cabeza. Porque eso de «no tengo madera»... Sinceramente me habría hecho enloquecer.

—Ya somos dos amigo...—dijo Draco limpiando el sudor de su frente.

—Por aquí —dijo Harry señalando un pasadizo de piedra que era el único camino.

Llegaron hasta el final del pasillo y vieron ante ellos una habitación brillantemente iluminada, con el techo curvándose sobre ellos. Estaba llena de pajaritos brillantes que volaban por toda la habitación. En el lado opuesto, había una pesada puerta de madera.

—¿Creen que nos atacarán si cruzamos la habitación? —preguntó Ron.

—Es probable —contestó Draco.

—No parecen muy malos, pero supongo que si se tiran todos juntos... Bueno, no hay nada que hacer... voy a correr.—comentó Harry.

Respiró hondo, se cubrió el rostro con los brazos y cruzó corriendo la habitación. Alcanzó la puerta sin que nada la tocara. Los otros tres caminarón tranquilos al ver eso e intentarón abrir la puerta, pero nada servía.

—¿Y ahora qué hacemos? —preguntó Ron.

—Esos pájaros... no pueden estar sólo por decoración —dijo Draco.

Observaron los pájaros, que volaban sobre sus cabezas, brillando.

—¡No son pájaros! —dijo de pronto Hermione—¡Son llaves! Llaves aladas, miren bien. Entonces eso debe significar... —miró alrededor de la habitación, mientras los otros observaban la bandada de llaves—Sí... miren ahí. ¡Escobas! ¡Tenemos que conseguir la llave de la puerta!

—¡Hay cientos de llaves!—exclamo Harry.

Ron examinó la cerradura de la puerta.—Tenemos que buscar una llave grande, antigua, de plata, probablemente, como la manija.

Harry fue el designado a la tarea, no por nada era el buscador más joven en un siglo. Minutos despues la encontro, era una llave de plata con un ala torcida, como si ya hubierá sido ingresada en la cerradura. La atrapo y en cuanto abrieron la cerradura, la llave salió volando, derrotada.

—¿Listos? —preguntó Harry con la mano en la manija de la puerta.

—Simplemente abrela y ya—dijo Draco.

—Bien. Enserio si sigues así te convertirás en un amargado.—abrió la puerta y la nueva habitación era muy oscura. Cuando estuvieron dentro, la luz inundo el lugar y vieron que estaban sobre un enorme tablero de ajedrez.

—Bien Ron. Es tu momento amigo.—sonrio Draco.








(...)








Ron los ubico y fue dando las ordenes, todo iba bien hasta que llegó el final.

—Ya casi estamos —murmuró Ron, de pronto—Déjenme pensar... déjenme pensar.—la reina blanca volvió su cara sin rostro hacia Ron.—Sí... Es la única forma... tengo que dejar que me tomen.

—¡NO! —gritaron los otros tres.

—¡Esto es ajedrez! —dijo enfadado Ron—¡Hay que hacer algunos sacrificios! Yo daré un paso adelante y ella me atrapará... Eso te dejará libre para hacer jaque mate al rey, Harry.

—Pero...

—¿Quieres detener a Quirrell o no?

—Ron...

—¡Si no se dan prisa va a conseguir la Piedra!

—¿Listo? —preguntó Ron, con el rostro pálido pero decidido—. Allá voy, y no se queden una vez que hayán ganado.

Se movió hacia delante y la reina blanca saltó. Golpeó a Ron con fuerza en la cabeza con su brazo de piedra y el chico se derrumbó en el suelo. Hermione gritó, pero se quedó en su casillero. La reina blanca arrastró a Ron a un lado. Parecía desmayado. Muy conmovido, Harry se movió tres casilleros a la izquierda. El rey blanco se quitó la corona y la arrojó a los pies de Harriy. Habían ganado. Las piezas saludaron y se fueron, dejando libre la puerta. Con una última mirada de desesperación hacia Ron, los tres chicos corrieron hacia la salida y subieron por el siguiente pasadizo.

—¿Y si está muy herido...?—pregunto Hermione con preocupación.

—Él estará bien —dijo Draco tratando de convencerse a sí mismo—¿Qué creen que nos queda?

—Tuvimos a Sprout en el Lazo del Diablo, Flitwick debe de haber hechizado las llaves, y McGonagall transformó a las piezas de ajedrez. Eso nos deja a Quirrell y el Snape.—dijo Hermione.

Llegarón a la otra puerta, la abrierón y un tufo desagradable los invadio, al grado de taparse la nariz con la túnica y que sus ojos lagrimearan. Vieron frente a ellos, un trol más grande que el que habían derribado Harry y Ron la primera vez, inconsciente y sangrante.

—Bueno. No tenemos que pelear con éste.—susurró Draco.

Pasarón rapidamente e ingresarón a la siguiente habitación, donde solo había una mesa con siete botellas de diferentes tamaños puestas en fila.

—Snape—susurraron los tres con obviedad.












Maratón 4/5








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𝐎𝐏𝐏𝐎𝐑𝐓𝐔𝐍𝐈𝐓𝐘 𝐓𝐎 𝐁𝐄 𝐇𝐀𝐏𝐏𝐘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora