Una vez oí un dicho bastante retorcido. "Mantén cerca a tus amigos, pero no más que a tus enemigos". De niño solía creer que era un eslogan un poco macabro: no entraba en mi cabeza cómo alguien podía querer tener más cerca a alguien en quien no confía que alguien en quien sí. Pero hoy finalmente llegué a comprender el significado de aquel refrán, ya que Callum lo había ejecutado en pulcra perfección.
—Acceso denegado, intente otra vez— repitió el acusado, poniéndose de pie y comenzando a aplaudir con sus manos con firmeza y lentitud— Chicos, por favor, ¿no creen que ya están pasándose? No les tendré rencor por inculparme, lo juro. Pero ya incluso me siento un poco agredido: convencer a mi novia de que soy un proxeneta asesino solo para echarle la culpa a alguien del desagraciado suicidio de su amiga es una completa exageración. No soy quien para meterme, pero deberían tratarlo en terapia—.
Sentía una gran frustración recorrer mis venas. No podía haber planeado tan puntillosamente su coartada, no podía ser que cada agujero que intentábamos mostrar ellos lograban taparlo en cuestión de segundos. Miles y Roman estaban resignados, al parecer no iban a aportar nada más al juicio, puesto que ya nos habíamos quedado sin armas. Incluso la posible traición de Tracy había sido planeada en la estrategia de Callum y Ava. Realmente él mantenía muy de cerca a sus verdaderos enemigos.
Todo parecía acabado. Solo había que esperar a la sentencia del juez, y rogar que Callum no levantara ningún tipo de cargo contra nosotros por haberlo "inculpado". Mas sabía que no iba a hacerlo, él prefería mantener su imagen de chico bueno frente a todos, después de tal planeamiento no se iba a ensuciar por algo tan trivial. Además, luego le sería mucho más difícil darnos caza; su retorno claramente sería en venganza contra todos y cada uno de nosotros.
De repente, las puertas del juzgado se abrieron de par en par, dejando entrar violentamente la luz del pasillo, que alumbró la sala y sorprendió a la multitud. Rodeado de oficiales de policía y un par de hombres de traje, un hombre robusto de cabello en corte militar y rostro conocido se hizo presente, entrando a pasos agigantados en la sala.
—Señor Callum Moore, queda detenido por toma de rehén e intento de asesinato, tiene derecho a guardar silencio y recuerde que todo lo que diga puede ser usado en su contra—. Con esas simples palabras bastaron para descolocar la supuesta tranquilidad de Callum, quien se sobresaltó un poco al ser esposado por uno de los oficiales que acompañaban al hombre de traje que había hablado.
—Oiga un segundo, ¿quién se cree para hacer esas declaraciones? ¡Estamos en un juicio y no hay pruebas que remitan a sus palabras!— argumentó el joven de rizos, sin poder entender del todo la situación. La verdad es que yo tampoco comprendía en absoluto lo que estaba pasando; parecía una ayuda divina que nos había enviado el destino.
—Tengo un video donde se ve perfectamente tu rostro, niño. Tomaste a la chica como rehén con tu pistola y luego le disparaste a Jem Myers antes de escapar—. Dicho esto, el hombre dejó que sus oficiales se encargaran de Callum, mientras él se dirigía ahora al juez— Señor, permítame explicarle. Mi nombre es Alvin White, y soy el ministro de seguridad de Nueva York. Recibimos un pedido anónimo para revisar las cámaras por actividad sospechosa la noche en que este joven atacó a estos dos adolescentes. Puedo darle la grabación del interior del galpón, donde se ven claramente los rostros de los tres involucrados. Si bien no se puede ejercer una condena ahora mismo puesto que la prueba no fue presentada por ninguna de las partes, el juicio queda interrumpido y el señor Moore será llevado provisoriamente a la comisaría hasta la reprogramación del juicio. ¡Llevenselo!—.
Los oficiales tomaron a Callum por sus brazos, escoltándolo por la sala, y finalmente retirándose por la puerta por la que habían entrado hacía un par de minutos.
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Club de Horus
Novela JuvenilEl traslado desde su pequeño pueblo natal hasta la gran ciudad de Nueva York fue particularmente complejo para Jem Myers, un joven de dieciocho años cuyo sueño es convertirse en un aclamado psiquiatra. Su problema no fue precisamente la distancia c...