El video fue publicado esa misma noche, a las nueve horas con catorce minutos. Todos nos encargamos de postear el enlace de la publicación en nuestras cuentas personales, y además la enviamos a foros de conversación para obtener una mayor difusión. Los números fueron creciendo. El archivo original duraba aproximadamente cuatro horas, por lo que con Miles decidimos hacer un exhaustivo recorte, dejando solamente las partes más relevantes, y logrando finalmente conseguir un extracto de casi cinco minutos. Había algo de lo que estábamos seguros: los usuarios disfrutaban sentirse moralmente bien consigo mismos, pero su moral tenía un límite de tiempo. Eran muy pocos los que iban a dedicar horas enteras a prestarle atención a una denuncia tan larga. Ellos quieren sentirse buenas personas, pero que eso no intervenga en su comodidad. Era por esa misma razón que un video de unos pocos minutos conseguía difundirse fácilmente; la gente estaba dispuesta a prestarnos atención durante ese corto lapso de tiempo.
Fue cuestión de tiempo para que gente totalmente desconocida a nosotros comenzara a compartir el video en sus historias. Los cientos de comentarios de indignación y furia se volvieron miles. Los correos electrónicos que Livvy había enviado a los medios que más podían favorecernos encontraron respuesta un par de horas más tarde. Ella les había anticipado que estén atentos a las tendencias locales de Twitter, que se venía algo grande con lo que podrían cubrir una buena nota periodística.
La etiqueta de la cuenta personal de Callum Moore se volvió moneda corriente en las historias de la masa. Su rostro, su dirección, su foto de perfil donde se lo veía con una sonrisa ladeada en una estancia de campo al aire libre. Su nombre era una sensación, estaba en boca de todos. Lo que él más temía desde el comienzo.
Es impresionante cómo las personas dedicadas al internet captan cosas que a los simples usuarios ocasionales se nos escapan. Había noticias en algunos foros que mostraban como algunas cuentas importantes habían dejado de seguir a Callum. Seguir a alguien que está pronto a ser condenado socialmente es peligroso, puede arruinar tu carrera, tu vida. Ava Kent supo perfectamente que borrar su cuenta de instagram personal fue una excelente idea. No iba a ponerse en contra de Callum, porque eso era peor. Dejarlo solo era lo mejor ahora.
—¿Mañana por la mañana?— preguntó Livia, al teléfono. Eran las dos de la mañana y todos seguíamos trabajando en la sala del Club. Ella había logrado contactar con uno de los jefes de Kyle, quien nos había dado una gran ayuda rogándole a sus superiores que le dieran importancia a esta noticia. Según Kyle, su jefe había pedido hablar con la "encargada de relaciones públicas" de la agencia. Nadie aquí tenía ese título, pero si alguien sabía salirse con la suya de un modo airoso, manipulando con la palabra, esa era Livvy— No hay problema, haré lo necesario para que mañana estén aquí. Muchas gracias, tenga una buena noche—. Y cortó. Todos estábamos alrededor suyo, esperando su explicación.
—Te quieren a ti— Livvy apuntó hacia mí con su barbilla— Y quieren que vayas con Madison. Les quieren hacer una entrevista, tan solo necesitan que ella esté ahí para confirmar que los hechos son ciertos, que los defienda, los contextualice—. No creí que Maddie fuera a negarse. Ella últimamente había estado intentando volver a su rutina de la manera más normal posible. No obstante, de seguro la emocionara la idea de salir a defender su causa una vez más. La haría sentirse segura de que ese asqueroso hombre no volverá a ponerle una mano encima nunca más.
—¿No quita seriedad que yo la acompañe? Digo, es su lucha. Y si bien yo fui a buscarla, Jenifer también lo hizo. Podría haber sido cualquiera, no soy la parte importante de este asunto—. No veía necesario que yo vaya a la entrevista. Si Maddie me lo hubiese pedido, lo habría considerado. Pero no entendía lo que pretendían los periodistas al tenerme ahí.
La mirada de la chica fue en decadencia, dejando salir una incómoda risita— Bueno, el jefe de Kyle me explicó que a las masas la historia la conmoverá mucho más si a la chica raptada la había ido a salvar su novio, movilizado por el impulso y sin medir las consecuencias que le depararán—.
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Club de Horus
Fiksi RemajaEl traslado desde su pequeño pueblo natal hasta la gran ciudad de Nueva York fue particularmente complejo para Jem Myers, un joven de dieciocho años cuyo sueño es convertirse en un aclamado psiquiatra. Su problema no fue precisamente la distancia c...