IV

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Pure estaba tan sorprendido, su cuerpo no reacciona. Sus mejillas estaba coloradas y sus ojos están bien abierto, mirando con atención a la persona que se encuentra enfrente.

¿Que había sucedido antes? ¿Que paso para poner a cierto rubio en ese estado?

Pure se encuentra tranquilo, estaba realizando su magia curativa, para cuando regresará fuera capaz de ayudar a todos sus compañeros, pero en vez de eso parecer que está jugando.

El rubio necesitaba a un herido, pero todos son soldados fuertes, capaces de resistir cualquier ataque o herida.

— A quien trato de engañar, no puedo hacer nada bien. Mi poder...

Intento sonar sumamente confíado, pero fue imposible, pero eso no es el caso, Cacao llegó, miraba en silencio como el rubio parecía jugar con las flores invernales. Haciendo que este fuera llamando la atención del rubio quien de un salto reaccionó, solo para relajarse.

— Majestad...

— No deberías decirme así, solo dime Cacao. Antes me llamabas asi.

— ¿Eh?

—¿Que haces aquí?

Pure noto ese cambio repentino de tema, pero termino por responderle de la manera más amable.

— Intento mejorar en mis habilidades.

— No necesitas hacer eso, eres demasiado bueno.

— No creo que lo sea, solo he sabido curar nada más.

— Eso me parece grandioso, no todos tienen los dones para curar de manera efectiva.

Pure se sintió halagado, haciendo que bajará su vista. Esto fue visto por el moreno quien le había parecido genial, ya que demostró una pequeña sonrisa ante aquel pequeña acción.

— Bueno, ¿te parece bien dar una vuelta por el pueblo?

Pure se sorprendió, alzó su vista y con sus ojos entrecerrados miro al gobernante.

— Me gustaría la idea. A menos que el emperador no se encuentre ocupado.

— ¿Por qué crees que te estoy preguntando?

De nuevo esa sonrisa se mostró, está vez haciendo ruborizar al muchacho de hebras doradas. Tomo la mano del emperador y como si ya estuviera todo preparado, subieron a un carruaje, el joven miraba por la ventana como el lugar cambiaba, detras de esas grandes murallas que dividia el palacio al pueblo, se sintió extraño al tener las miradas de la gente,  cuando el carruaje se detuvo, haciendo que el moreno saliera primero, para poder ayudar al rubio a salir, la mirada de los lugareños era tal que el rubio comenzó a sentirse algo incómodo.

— No te preocupes, no sucederá nada, tengo a la guardia real en diferentes puntos estratégicos, estás protegido.

Hablo con calma, mientras seguía el camino sin soltar la mano del rubio.

— ¿Que deseas primero? Hay muchos negocios, quieres algo de ropa de tu gusto. ¿Algo de comida regional? ¿Un regalo?

— Me basta con solo ver emperador. Tu pueblo es demasiado lindo.

El moreno miro de reojo a ese joven quien le regresaba una respuesta con una sonrisa inocente, esto hizo que el emperador se detuviera, su mano se soltó lentamente y es que su corazon habia latido rápido, haciendo que su garganta se sintiera apretada de que su estómago se sintiera extraño.

Era tan lindo, le gustaba verlo sonreír, verlo así de tranquilo era algo que jamás se imagino. Su corazón latía tan rápido desde antes de a verlo perdido, miro a ese joven colocarse enfrente, dándole la espalda, mirando su corto cabello, estiró un poco la mano, queriendo pasarla por la cintura, pero termino por detenerse. Al momento de ver cómo el joven camino hacia un pequeño puesto, en dónde el dueño de este le ofreció con amabilidad los dulces de esa región.

∙ʚ♡ɞ∙¿𝔔𝔲𝔦𝔢𝔫 𝔢𝔯𝔢𝔰?∙ʚ♡ɞ∙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora