VIII

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Bueno, antes de que inicien leyendo, solo quiero decir que gracias. La historia ya está llegando a sus últimos capítulos, bueno, estos son los últimos capítulos por así decirlo. Aún así, doy muchas gracias.

Ando utilizando pequeños objetos de las cookies, he estado investigando un poquito y debo admitir que me sorprende demasiado algunas cosas de parte de Cacao, pero en fin, mi hipocresía.

Posiblemente escriba algo más seguido, para darle un maratón de tres capítulos antes de que concluya el libro por completo.

Solo espero y disfruten del libro, en serio, que me ha costado subir a Cacao a nivel 60... Okno. Me ha costado escribirlo, este capítulo tuve que reehacerlo como cuatro veces porque no me gustaba o no tenía continuidad con el anterior. Pero espero y ahora sea algo entendible. ^^

En fin, me retiro, y por cualquier cosita o duda pueden decirme, no me enojo.

Disfruten del capítulo.
Hasta la próxima.

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Dark Cacao y Pure Vanilla disfrutaban de una tarde tranquila, en dúo se encontraba en los jardines, la convivencia fue interrumpida, la presencia de un soldado alertó al moreno.

— Majestad, hemos capturado a un traidor.

La mención de algo así, hizo que el moreno mirara con seriedad, no pensó que sería rápida las capturas y es que había pasado días desde que el decreto se dió a conocer. Se separó de ese joven rubio, dispuesto a encarar a ese traidor de la nación, pero Pure Vanilla se apego, lo siguió y a pesar de que el moreno le indico que se quedara se atrevió a desobedecerlo, pidiéndole saber de quién se trataba.

Y es que sintió un poco de miedo, ya que había sabido que Red Velvet, estaba siendo descubierto en algunas ocasiones.

Cuando llegaron a la zona se sorprendió, sobre todo el monarca quien su mirada seguía sobre esa persona.

Affogato miro con cierto toque de molestia y miedo, ocultando la mitad de su rostro con ayuda de su antebrazo, en su interior temía lo peor para esa joven.

Caramel se encontraba arrodillada. Su atuendo estaba dañado, tenía fuertes heridas y moretes, la sangre fue notoria y sin contar que en algunas zonas ya estaba seca. Dark Cacao se acercó, no iba a ser tan fácil obtener información pero fue sincero.

— ¿Por qué?

La pregunta sonó de decepción, la chica que alguna vez participo en las pequeñas guerrillas de su villa para mantenerlos a salvó, se sintió decepcionada, dolida, escuchar la voz del emperador de esa manera.

— Lo hice por el bien de la nación.

Logro decir, sin atreverse a alzar la vista. Sabiendo que si decía algo más el consejero tomaría las riendas.

— La nación se encuentra mejor, no puedo creer que te hayas unido a los traidores.

La voz de Affogato surgió y sobre todo su rostro demostró cierto enojo.

— Todavía te has atrevido a liberar a los otros traidores. Majestad lo que ha hecho está traidora no merece misericordia.

La voz de Affogato sonó firme, aunque le doliera la situación, pero debía admitir que su plan debía continuar. Dark Cacao no quitaba la mirada de esa mujer que estaba arrodillada, mientras dos soldados estaban al pendiente de cualquier movimiento. El moreno solamente se alejo un poco, saco su espada del estuche y se giro de nuevo a la mujer, los soldados sabían que se avecinaba, la chica jamás alzó su mirada. Era consciente de lo que iba a pasar, una suave lágrimas salió de sus ojos, cayendo al suelo esperando el doloroso final.

∙ʚ♡ɞ∙¿𝔔𝔲𝔦𝔢𝔫 𝔢𝔯𝔢𝔰?∙ʚ♡ɞ∙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora