Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ X

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Ye-ji Seo me lanzó una mirada que yo ya conocía muy bien, la que decía que no quería que la interrumpieran. Pero habló en un tono de lo más afable.

— ¡KyungSoo, qué alegría verte aquí! ¿Te estás divirtiendo?

—No tengo palabras para describir lo mucho que me estoy divirtiendo —dije. De todas las personas con las que podía ocurrírsele entablar conversación a Chanyeol, había tenido que elegir precisamente a mi demonio de jefa. Estaba claro que el destino se había empeñado en que aquella noche resultara un desastre.

Chanyeol dejó su vaso en la barra.

—KyungSoo...

—Hola, señor Park —dije en un tono frío—. Que lo pasen bien. Ya me iba.

Sin darles ocasión para que pudieran reaccionar, di media vuelta y empecé a abrirme paso entre el gentío. Mareado y lívido de furia, admití que mi familia tenía toda la razón del mundo acerca de Chanyeol. Aquel hombre significaba problemas, y yo ya tenía bastantes sin él.

Llevaba recorrida la mitad de la distancia que me separaba de la salida cuando lo sentí detrás de mí, y su mano me tocó el brazo.
Me envaré y giré rápidamente hacia él. Su rostro lucía una expresión pétrea.

—Vuelve con Ye-ji —le dije—. Como a mi jefa se le ocurra pensar que me he hecho contigo cuando ella ya te tenía a tiro, pasaré la semana que viene limpiando los lavabos del departamento.

—No estaba con tu jefa. Estaba tomando una copa. ¿O es que se suponía que tenía que esperar solo en un rincón mientras vosotros dilucidabais qué opinión os merezco?

—En un rincón no —murmuré lanzándole una mirada asesina—. Pero al menos podrías haber tenido la decencia de dejar pasar cinco minutos antes de buscarte un reemplazo.

—Ye-ji no era ningún reemplazo. Te estaba esperando a ti. Y has tardado mucho más de cinco minutos en decidir si querías bailar conmigo. No pienso aguantar esa clase de cabronadas ni de ti ni de tu familia, KyungSoo.

—Después de las cosas que nos has hecho en el pasado, ¿qué esperabas? ¿Flores y un desfile de honor? Mis hermanos tienen todo el derecho del mundo a desconfiar de tus motivos.

— ¿Y tú qué piensas? ¿Cuáles crees que son mis motivos?

—No creo que quieras que responda a eso en público.

—Entonces iremos a algún sitio donde podamos hablar en privado —dijo él apretando los dientes—. Porque no pienso salir de aquí sin haber obtenido una respuesta, por Dios.

—Perfecto. —La mente se me quedó en blanco, paralizado por un ataque de pánico, cuando sentí que me agarraba de la muñeca. La última vez que me las había visto con un hombre furioso había acabado en el hospital. Pero la presa de Chanyeol, con todo lo firme que era, no me hacía ningún daño. Me obligué a relajarme y a ir con él mientras me guiaba a través del gentío.

Una cantante interpretaba Summertime, y la triste melodía flotaba en el aire como oscuras volutas de humo alrededor de nosotros.

Estaba tan aturdido que apenas si me enteré de que salíamos por la puerta y nos abríamos paso entre el gentío del vestíbulo. Llegamos a unas puertas, donde nos vimos obligados a detenernos ante alguien que se interpuso en nuestro camino. Era JongDae. Un resplandor iluminó sus ojos cuando nos escrutó en un rápido repaso general que no pasó por alto ningún detalle, incluido el hecho de que Chanyeol me tenía agarrado por la muñeca.

— ¿Me necesitas? —preguntó sin levantar la voz.

Chanyeol lo miró como si fuera a matarlo en cualquier momento.

Cᴀᴇᴄɪʟʟᴜs Dɪᴀʙᴏʟᴜs || CʜᴀɴSᴏᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora