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(ADVERTENCIA: este episodio contiene referencias a la autolesión y menosprecio. Leer bajo propia responsabilidad)

Una vez más, Lilo se encontraba sentada frente al gran mural que mostraba las caras de los que una vez fueron su familia

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Una vez más, Lilo se encontraba sentada frente al gran mural que mostraba las caras de los que una vez fueron su familia. Miraba con tristeza cada una de las ilustraciones, cerciorándose de que no se olvidaba de ningún detalle.

Una vez, Nana le contó que lo primero que se olvidaba de una persona era su voz, pero ella todavía podía escuchar los gritos de Vander, suplicándole que ayudara a Vi. A esta, llorando y dándolo todo por perdido. Todavía recordaba las quejas de Mylo cuando ella le molestaba; la voz de Claggor diciéndole que parara. Recordaba algunas de las conversaciones que tuvo con Benzo, cuando este intentaba averiguar más sobre ella.

Era muy injusto.

Abrazó sus piernas, buscando consuelo. Apoyó su cabeza en estas, todavía con la mirada fija en el mural; estaba cansada de todo aquello, pero no lo admitiría. Sobre todo porque aquello sería una contradicción a lo que realmente quería.

Se preguntaba qué se sentiría el desaparecer; el olvidarlo todo y no tener la capacidad de sufrir. Aunque ella no podía hacerlo, por lo menos no físicamente. Pero, a pesar de no sentirlo, podría jurar mil veces que el sentimiento que la recorría desde hacía años era peor que cualquier dolor físico.

Tal vez acabar con todo ese extraño dolor de una sola vez la hiciera sentir mejor. Y deseaba hacerlo; tanto que se formaba un horrible malestar en su estómago que provocaba que no tuviera hambre.

Lilo no podía sentir el dolor físico, pero sí la hambruna.

Muchas veces había sentido su cuerpo débil, sin energía, provocado por la falta de alimentos. Por esa razón siempre le daba tanta importancia a la comida: si comía bien, su cuerpo no podría desarrollar ningún malestar que ella no pudiera controlar.

Miró de reojo el plato a medio tocar de su lado; se había escapado de la cena porque ese día no le apetecía estar rodeada de la gente del refugio. Sin embargo, a pesar de saber que su cuerpo necesitaba esos alimentos, sentía su estómago hecho un nudo.

Habían pasado ya 6 años desde el día del accidente, pero ella lo sentía como si hubiera sido ayer.

"La comida es importante. Si crees que voy a darte, aunque sea una migaja, lo llevas claro, Shrubby. Me da igual que lleves días sin comer; así apreciarás más su significado"

Sin apetito, cogió un poco de comida y se la metió en la boca, desganada. Maldijo internamente a Nana, a pesar de que esta, inconscientemente, le había enseñado más cosas que sus propios padres.

— ¿Otra vez aquí? — no le hizo falta darse la vuelta para saber que era Ekko. Sintió algo pesado sobre sus hombros, mientras que el peliblanco se sentaba junto a ella. Miró de reojo la chaqueta que le había puesto, para luego mirarle a él —. La Lilo de hace unos años se reiría de ti al ver que le estás dando vueltas a algo, ¿sabes? — intentó bromear con ella. Al ver que no había conseguido nada, volvió a intentarlo —. Eras muy impulsiva y no pensabas mucho en las cosas, como cuando te pedí que le dieras una bolsa de objetos a los chicos, lo confundiste con tus cosas y a ti no se te ocurrió mejor idea que gritar que no abrieran la bolsa y cambiarlas, para luego resultar que sí era la correcta y llenar a todos de pintura verde — se interrumpió a sí mismo, fingiendo pensar —. Espera, ¿eso no fue ayer?

The only way to be free [Arcane] [Wattys2022]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora