2. Who are you?

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3 meses después de adoptar a Cookie, Hoseok seguía sin creer que le estaba yendo tan bien con su mascota.

Siempre le negaron la posibilidad de tener un perro por ser muy irresponsable y olvidadizo, pero con Cookie no había momento del día en el que no pensara o se preocupara por él. Durante sus tiempos libres solía llevarlo a pasear, peinaba su pelaje para evitar nudos y trataba de no olvidar ponerle comida o agua.

Definitivamente se sentía mejor teniendo a alguien que esperara en casa por él, aunque fuera un animal. Para Hoseok, Cookie era más que su mascota, se trataba de un compañero, en ocasiones la sensación de estar enloqueciendo lo invadía al darse cuenta que hablaba con su mascota como si de una persona se tratara, después de todo a sus ojos el cachorro parecía entender aunque no tuviera sentido.

Si bien sacaba a Cookie con regularidad, el cachorro prefería estar en casa, Hoseok notó que no socializaba como debería con otros perros ya que siempre volvía a refugiarse entre sus piernas lo cual le pareció extraño al chico. Cuando lo adoptó, Cookie estaba rodeado de varios cachorros, creía que eso haría que sus habilidades sociales fueran mejores, pero al final no era muy distinto a su propio dueño.

Aquel fin de semana, el chico salió del trabajo antes de lo esperado, ya había anochecido y el ambiente nocturno floreció tomando el control de las calles principales. Hoseok solía sentir envidia de aquellos jóvenes que salían a divertirse en bares y demás, hasta ahora no había tenido la oportunidad de vivir esas experiencia gracias a que no tenía amigos ni mucho menos el valor para salir solo.

Cuando llegó a su apartamento, lo primero que salió de su boca fue el nombre de su mascota, siempre era recibido por un pequeño lleno de alegría con su cola yendo de un lado a otro, pero aquel día la entrada estaba vacía.

Dejó sus cosas a un lado y se adentró a la casa encendiendo todas las luces a su paso mientras buscaba con la mirada a su compañero.

― ¡Cookie! ―continuó llamando mientras buscaba en cada rincón, desde los muebles en la sala hasta debajo del sofá.

No tener señales del canino lo comenzaba a preocupar, sabía que debía estar en algún lugar del pequeño apartamento, pero no verlo ni escucharlo le causaba una presión en el pecho.

Fue hasta el único baño en el lugar y, como en el resto de la casa, no había nada ni nadie. Solo faltaba su habitación.

Hoseok estaba seguro de que al entrar encontraría a Cookie acostado en la cama hecho una bolita como hacía aveces, pero en cambio se encontró con un panorama completamente distinto.

Una persona totalmente desnuda, acostada sobre su cama.

Tardó en darse cuenta que no estaba alucinando, no era un espejismo o producto de su imaginación. Realmente había un chico durmiendo en su cama, de repente se encontraba en una situación que no tenía sentido para él.

¿Cómo había entrado? ¿Quién era? ¿Y por qué está desnudo?

Esas y muchas otras preguntas se adueñaron de su mente, comezaba a ponerse más nervioso de lo que ya se encontraba. Cookie no estaba, no sabía qué hacer y ahora tenía a un desconocido inconsciente invadiendo su habitación. 

Con pasos sigilosos salió de la habitación y buscó en la cocina cualquier elemento que le pudiera otorgar protección, inicialmente eligió un cuchillo, pero no quería acabar asesinando a alguien aquella noche por lo que decidió cambiarlo por un casi indefenso sartén.

Al regresar a su habitación notó que el intruso había cambiado de posición, estaba prácticamente hecho una bolita, con sus brazos sosteniendo sus piernas, eso significaba que no estaba totalmente inconsciente.

Hoseok sintió como sus manos comenzaban a temblar mientras se acercaba más y más, estaba tenso, con el ceño fruncido, el corazón galopando y lágrimas en los ojos. El miedo realmente lo estaba dominando hasta el punto de hacerlo llorar sin razón alguna.

― ¡Ey! ―llamó cuando estuvo a pocos centímetros de su cama, no obtuvo respuesta, ni un movimiento o sonido por lo que volvió a intentar ―. Oye...

De nuevo, obtuvo silencio a forma de respuesta, con el sartén tocó al chico, como si de un peligroso espécimen con el que no debía tener contacto físico se tratara. Logró que se moviera, descubriendo su rostro, Hoseok notó de inmediato su aspecto juvenil, probablemente no era mayor que él lo cual era raro.

¿Qué hacía un joven allí?

Continuó analizando al chico, notó que estaba bastante sonrojado y parecía tener dificultad para respirar, eso le asustó.

¿Acaso tenía un intruso enfermo?

Se acercó más y, armándose de valentía, decidió hacer contacto físico; con su mano, aún temblorosa, se fue acercando al rostro del chico hasta que lo tocó.

Soltó aire cuando se dio cuenta de que no pasó nada, con un poco más de confianza puso por completo su mano sobre su cara sintiendo un calor anormal emanando de él. No tardó en deducir que tenía fiebre y probablemente estar completamente expuesto en el medio de una habitación con ventilación no ayudaba.

La mente de Hoseok quedó en blanco por varios minutos, no sabía que hacer; llamar a la policía, despertar al chico, cubrirlo o huir de casa y refugiarse con sus padres.

Llamar a la policía sería hacer un escándalo, aquel chico probablemente era menor y esa idea hacía que no le causará tanto miedo su presencia, aunque no entendiera como llegó ahí.

Entre tantos pensamientos tuvo una idea, buscó en su armario las cosas de Cookie y sacó algunas de las correas que utilizaba para sacar a pasear al cachorro. Con ellas amarró las extremidades del desconocido a las patas de la cama haciendo nudos difíciles de deshacer.

Una vez terminó, echó un vistazo a la nueva situación; tenía a un desconocido, tal vez adolescente, desnudo y amarrado en su cama en una posición bastante comprometedora.

¿Cómo demonios llegué a esto? Se preguntó frotando su rostro con frustración.

Sacó varias mantas de su armario y las puso sobre el desconocido, no sólo para taparlo sino también para acabar con la fiebre que tenía, con suerte su cuerpo se acaloraría y comenzaría a sudar.

Mientras esperaba que el chico se despertara inspeccionó su casa de nuevo con más tranquilidad, nada se encontraba fuera de lugar además de la desaparición de su mascota, su ropa y dinero estaban intactos, la cerradura de la puerta y ventanas justo como las dejó.

Pensar en ello hacía que le pareciera extraño toda esa situación, aún más por la familiaridad que sentía cada vez que veía al joven en su cama. Nunca antes lo había visto, pero algo en él le hacía sentir tranquilo, como si supiera quien era.

Cuando la fiebre por fin disminuyó, Hoseok notó como el desconocido comenzaba a recuperar la conciencia abriendo poco a poco los ojos e intentando moverse, una vez despertó por completo se mostró confundido por las ataduras, pero no le dio mucha importancia al notar a quien tenía a su lado.

Una gran sonrisa se posó sobre sus labios antes de saludar.

—Llegaste.

Thighs~


Oficialmente inicia a publicar 2 capítulos semanales.

ᴀᴅᴏᴘᴛɪɴɢ ᴀ ʟᴏᴠᴇʀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora