Maratón 3/4

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POV. Anthony

En cuanto vi a Camille caerse de la moto en la distancia, me preocupé muchísimo. La pelivioleta solo llevaba dos dias con nosotros, pero ya la quería como si fuese mi hermana pequeña creo que al igual que todos. Antes de que me pudiese dar cuenta, Oliver y Kathia ya se estaban subiendo en la moto de Camille rumbo al hospital y como todo el mundo andaba con expresiones preocupadas en busca de sus medios de transporte, me llevé a todos los chicos (incluido Connor) a mi coche y conduje a toda prisa detrás de nuestros amigos. Oliver bajó de un salto de la moto una vez que llegaron a la entrada de hospital y un grupo de enfermeros y enfermeras salió a su encuentro. Ambos se metieron en el interior del edificio y yo me apresuré en aparcar y correr con Sean, Carter, Caleb, César y Connor pisándome los talones. Nos dirigimos a la sala de espera y allí se encontraban Kath y Oliver abrazados.
- Está bien?- les preguntò César con preocupación.
- (...) Ahora solo queda esperar.- dijo Oliver en tono abatido. La pelirroja lo estrechó con más fuerza contra ella justo en el instante en el que un montón de moteros preocupados se dirigían hacia nosotros, encabezados por un hombre de aproximadamente cuarenta años, pelo oscuro y unos profundos ojos azules que irradiaban preocupación.
- Donde está?- nos preguntó con la voz rota.
- En el quirófano. Debemos esperar aquí a esperar noticias, Hunter, os llamaremos cuando nos digan algo, no os preocupeis.- les dijo el peliazul con una sonrisa cansada. El tal Hunter negó con la cabeza antes de dirigirse al resto de los moteros.
- Os llamo cuando tengamod noticias. Estamos ocupando mucho sitio. Gracias por venir muchachos pero no os preocupeis, la morita es fuerte y va a salir de ésta.- dijo con convicción, a lo que todos los moteros asintieron y se fueron. Bueno, todos menos uno. Hunter, al verlo, rodó los ojos.
- Mr. Perfect, sabes que solo fuiste un polvo para ella, no?- le preguntó com cansancio. Algo en los ojos del joven pareció apagarse pero asintió para luego marcharse con la cabeza gacha. Sentí un poco de pena por el pobrecillo al caer en la cuenta de que Camille se había acostado con él. Hunter nos miró expentante.
- Amigos de ella?- nos preguntó con curiosidad.
- Y compañeros de piso.- añadí con cansancio antes de tomar asiento junto a Kath. Le ofrecí a la pelirroja una sonrisa decaída y ella me respondió con una risita divertida. Me empujó con su hombro en el mio.
- Y bueno, vecino.- dijo Connor en voz baja. Hunter rió.
- Eso es importante. Al parecer la morita ha hecho por fin más amigos que al pitufo.- dijo cln diversión señalando a Oliver. Éste maldijo por lo bajo y el resto nos reimos de su gracioso y nada apropiado apodo. Hunter tomó asiento en frente de nosotros y el resto se acomodó como pudo en el suelo o en los asientos vacíos.

POV. Oliver

Tras dos horas que me pasé mordiéndome las uñas, una enfermera con gesto cansado salió a nuestro encuentro. Tenía la bata llena de gotitas de sangre.
- Tengo una buena noticia, otra mala y otra... Bueno, la otra es simplemente una noticia. Sois los familiares de Camille Mathews?- nos preguntó sin convicción, supuse que porque éramos demasiadas personas y ninguna parecida a mi amiga.
- Amigos todos. Ella no tiene familiares con vida.- le expliqué con algo de recelo. Ella asintió, no demasiado conforme.
- Bueno, la noticia es que al fin hemos terminado la intervención. La mala, que Camille ha perdido mucha sangre debido a un corte que se hizo a lo largo de todo un brazo con un objeto punzante. Necesitamos un donante.- dijo mirándonos significativamente.
- Que grupo es?- preguntó Hunter con urgencia. Ella lo miró con una mueca de disgusto.
- AB negativo. Es un tipo muy raro y solo puede recibir sangre del mismo grupo.
- Yo soy AB negativo.- dijo Caleb con un brazo alzado, como si estuviese en clase pidiendo permiso para hablar. La emfermera lo observó aliviada.
- Y la buena es que en cuanto le hagamos la donación de sangre, tan solo tendrá que estar un par de días em observación a causa del corte y una microfisura en la muñeca izquierda.- al instante en el que las palabras salieron de su boca, me relajé notablemente. Cami estaba bien, dentro de lo que cabía. Suspiré con cansancio y observé con interés cómo Caleb acompañaba a la enfermera a través de un pasillo y desaparecía por unas puertas con cristales tintados. Que bonito culo tenía!

POV. Caleb

Acompañé a la enfermera por diferentes pasillos del hospital hasta que llegamos a una salita de tamaño medio con un montón de agujas y botecitos para guardar la sangre. Tragué saliva con fuerza y traté de no mirar demasiado los botecitos llenos de sangre. Se me había olvidado comentarle a la enfermera que le tenía un poquito de pánico a las agujas. Y que me daba asco la sangre... Entonces miré a mi derecha y allí estaba ella, con su pelo morado recogido en una cola de caballo y protestando porque el yeso de la muñeca le molestaba. El enfermero que la atendía, a parte de no quitarle la vista de encima, se limitaba a poner los ojos en blanco con constancia, de manera que parecía no tener pupila ni iris. Me rei suavemente antes de correr hacia ella para abrazarla. Ella se rió con nerviosismo antes de devolverme el gesto. Sabía que a Camille no le agradaba el contacto físico demasiado, pero me sentía tan aliviado de verla con vida y refunfuñando que no pude evitarlo. Cuando por fin la solté, ella suspiró con alivio evidente.
- Cielos, pensé que no me soltarías nunca.- dijo con una sonrisa ladeada. Entonces me fijé en que tenía la cara llena de pequeños cortes, el labio inferior partido y un par de puntos en la ceja derecha. Me rei de ella un poco.
- Parece que te acaban de dar una paliza.- comenté con diversión debido a que nunca había pensado en ver alguna vez a Camille magullada. Ella me echó la lengua y con ello se abrió el labio inferior de nuevo, que comenzó a sangrar. Aparté la vista, notando que empezaba a marearme, cuando llegó el enfermero de nuevo con una mirada reprobatoria.
- Mierda Camille, como te vuelvas a abrir el labio en menos de cinco minutos más de cuatro veces, te juro que te lo coso al de arriba.- exclamó el joven chico con desesperación. La morita sonrió para provocarlo, demonios no se cómo no le dolía abrírselo una y otra vez.
- Cálmate Robert, se que en realidad estas deseando que me quede un poco más en este lugar del demonio.- dijo con diversión evidente. El chico rodó los ojos de nuevo y yo me eché a reir escandalosamente. Cami me miró con confusión.
- Que te hace tanta gracia?- me preguntó con la ceja buena alzada. Yo me sequé las lágrimas y señalé a Robert.
- Porque lo tienes tan cansado que no para de poner los ojos en blanco y parece que no tiene ojos.
Entonces en emfermero volvió a poner los ojos en blanco y tanto la pelivioleta como yo nos empezamos a reir. Emtonces entró un hombre mayor con bata blanca y nos observó con curiosidad.
- Vaya, vaya, había oído hablar de que la risa era la mejor medicina, pero sois los primeros pacientes que os lo tomais tan en serio...- explicó con diversión. Yo alcé ambas manos con inocencia.
- Yo solo estoy aqui para donar a esta enana sangre.
Mi amiga me miró con indignación antes de exclamar.
- Oye, yo no soy enana. Mira, porque estoy con esta mierda en la muñeca y con un puñetero labio que no deja de abrirse que si no te pegaba la paliza de tu vida...- me amenazó de broma. El doctor y el enfermero la miraron con horror y yo me rei.
- Cuando quieras princesa.- le dije simulando coquetear y para darle mas credibilidad le guiñé un ojo. Ella frunció el ceño.
- No soy una princesa tampoco.- me recordó con sorna. Y tanto Robert, como el doctor y como yo rodamos los ojos. El lote de Camile incluía dolor de ojos debido a tanto ponerlos en blanco.

Problemas, ¿por qué no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora