POV. César
Salí de la habitación de Camille con los ojos llorosos. En el parque ya había tomado la decisión de irme para poder dejar atrás de una vez por todas mi pasado, pero no creía que me fuese a resultar tan duro el echo de separarme de la pelivioleta. Suspiré y me pasé las manos por el pelo con frustración sin dejar de andar por los pasillos. Fui a la cafetería a por un café y allí descubrí a todos los chicos. Tan solo estaban Kathia, Oliver y Sean sentados asi que supuse que el resto se iría pronto a trabajar. Me acerqué a ellos con la cabeza gacha y le toqué el hombro a Anthony, llamando así la atención de todos los chicos. Justo lo que no querían. Todos miraban sorprendidos mis naturales ojos verdes y yo me sequé las lágrimas y me aclaré la garganta antes de hablar.
- Anthony, chicos, yo eh... Me voy. No me cambio de ciudad pero si de casa...- ciertamente no me apetecía dejar de ver a Camille pero siempre podría observarla sin que ella lo supiese.... Verdad?
- Y eso por que?- inquirió Kath con los brazos cruzados sobre su pecho. Ella era la más lista dr todos y creo que fue la primera en darse cuenta de que algo iba mal. Conmigo y Camille.
- Porque... Digamos que le hice algo muy malo a Camille en el pasado y... Aunque no se si ella me ha perdonado yo... Si la viese todos los dias lo unico que haría sería volver al pasado constantemente y yo...
- Quieres olvidar.- finalizó Oliver la frase por mi. Pensaba que al enterarse de que le había hecho algo malo a la pelivioleta se abalanzaría sobre mi (aunque podía con él perfectamente gracias al duro entrenamiento al que me sometía mi padre cuando era pequeño) pero en cambio estaba sentado en su sitio, más serio de lo normal pero con una mirada casi... Comprensiva?
- No me vas a pegar?- le pregunté con desconfianza. Él rió.
- Por que iba a hacerlo? Si Camille hubiera querido, ya se habría encargado ella solita... Creo...- murmuró repentinamente pensativo.
- Un placer haberos conocido, chicos. Podemos seguir quedando.
- Claro. Adiós, rubio teñido.- dijo Anthony, copiando el apodo de Camille. Hice una mueca de desagrado pero no protesté, de todas formas, al día siguiente había decidido teñírmelo de nuevo de negro. Me despedí de todos salvo de Kathia, quien me obsevaba con suspicacia. Suspiré y comencé a marcharme sin despedirme de ella. Tan solo cuando estaba a punto de atravesar las puertas dobles de cristal que formaban la entrada me llamó con un grito. Venía corriendo en mi dirección. Sola.
- César!! César, espera!!
Me detuve unos momentos, a la espera de que llegase a mi altura y normalizase su respiración.
- La.... Quieres?- me preguntó entre jadeos. Me quedé mudo y palidecí. La quería? No, eso no era posible, casi no la conocía pero... Y si sí? Era posible enamorarse en tan solo una semana de convivencia? Yo creo que si.
>> Si que la quieres, no te autoengañes idiota!
Asustado, miré a mi alrededor para saber la procedencia de aquella voz parecida a la mía.
>>Estoy dentro de tu cabeza!! Esa cosa que no usas nunca!!
>> Ah, okey, okey, que decias?
>> Que si que la quieres!!
>> Como lo sabes?
>> Porque soy una parte de ti!
>> Ok...Miré a Kathia, quien me observaba con una ceja alzada intentando ocultar una sonrisa triunfal, y suspiré mientras me pasaba las manos por el pelo y posteriormente por la cara.
- Si...- confesé bajito.
- Eh? No te he oído, habla más alto!- exclamó Kath con burla.
- Serás... Sii!! La quiero, joder, la quiero!!- grité alzando los brazos al cielo. La pelirroja dejó escapar la sonrisa triunfal y bajó su ceja.
- Ya lo sabía yo...
Puse los ojos en blanco y de pronto caí en la realidad. No me podía acercar de nuevo a Camille. Se lo había prometido. Hice una mueca y le di un abrazo y un beso a Kath en la mejilla a modo de despedida. Ella estaba flipando por colores.
- No vas a ir a recuperarla? Creo que ella te ha perdonado, de lo contrario ya estarías inconsciente.
Le ofrecí una sonrisa triste antes de hablar con voz torturada.
- Kath, no se puede recuperar algo que nunca se ha tenido. Adiós pelirrojita.
Me di la vuelta a la vez que notaba como mi fuerza de voluntad cada vez era menor, tenía que salir de allí antes de volver corriendo a la habitación de Camille a confesarme. Corrí bajo la fuerte lluvia del exterior hasta llegar a nuestro piso compartido. Abrí la puerta de entrada y sacudí la cabeza. Me crucé en el pasillo con nuestro vecino de pelo verde en cresta y lo saludé algo taciturno con la cabeza.
- Hey, eres amigo de Camille, verdad?
- No se si...- empecé a intentar explicarme pero el muy maldito me interrumpió y siguió hablando.
- Sabes si está bien? Es que fui a verla pero no me dejaron pasar lo médicos...
- Esto... Creo que si...
- Vale, gracias!- exclamó él alegremente mientras se internaba de nuevo en su casa. Miré la puerta por la que el chico había pasado con desconfianza y rareza antes de negar con la cabeza y entrar a mi propio piso. Recogí todas mis cosas (que no eran muchas) en cajas que había por allí de la mudanza de Cami y luego las bajé todas al portal. Seguía lloviendo por lo que tuve que esperar a que cesase para ir caminando hasta un motel cercano. Si, pasaría una noche en un motel a pesar de que la pelivioleta no saldría del hospital hasta la mañana o tarde siguiente.POV. X ("personaje desconocido")
Miré a través de los prismáticos la ventana de la habitación de la chica pelivioleta. Había investigado sobre su vida para cercionarme de que era la chica correcta porque en estos últimos cinco años había cambiado tanto que el otro día sin darme cuenta me choqué con ella en la calle y le pedí perdón sin saber quién era. Observé impasible cómo César salía de la habitación y posteriormente cómo a la pelivioleta le daba un ataque de pánico. Decidí llevar a cabo mi plan el último día de clase de su instituto, después del baile. Reí perversamente, disfruntando de lo que le deparaba el destino a aquella chica pelivioleta de 17 años. Mi imaginación creó una posible escena de cómo acabaría toda aquella historia que tantos dolores de cabeza me había dado.
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Problemas, ¿por qué no?
Teen FictionElla. Pelivioleta, gruñona y con muy mala leche. Cuidado con ella porque muerde. Ama las motos y es muy inteligente. Chica problemas y morita son sus apodos. Tiene un pasado olvidado y un presente turbio. Solo hace caso a su mejor amigo. Juntos caus...