POV. Camille
- ... Claro, pero es que si se despierta y se lo dices inmediatamente, le va a dar algo.- escuché que decía la voz de Oliver con preocupación. Alguien suspiró pesadamente.
- Ya lo se, pero no tengo otra opción, no quiero arriesgarme a que le pase algo más.- comentó una voz desconocida para mi con evidente angustia.
- Papá, joder, no le puedes hacer eso. No tienes ningún derecho.- exclamó la voz de mi mejor amigo evidentemente cabreado. Sonreí de lado como pude. Nadie pareció notarlo.
- Si que puedo, Oliver, pero la cuestión no es que yo quiera o no, es que debo hacerlo.
No me gustó un pelo aquel debo que dijo el padre de Oliver, por lo que me forcé a abrir un ojo. Sin éxito. Intenté abrir el otro pero obtuve el mismo resultado. Entonces probé a hablar pero me salió una especie de gruñido gutural que me asustó un poco. Parecía que acababa de gruñir un tigre cabreado. Bueno, me sentía así por no saber lo que pasaba y no poder abrir los ojos asi que no era una relación tan extraña... Escuché cómo mi amigo y su padre se callaban de repente y cómo uno de los dos se sentaba a mi lado en la camilla y me agarraba la mano. La mano que agarraba la mía era de dedos largos y llenos de pequeñas variaciones de tacto, por lo que deduje con facilidad que se trataba de la de Oliver. Se la acaricié suavemente con mis dedos entumecidos y tras cuatro intentos fallidos, conseguí abrir los ojos. Ante mi, a los pies de la cama, se encontraba Hank con cara de circunstancias y a mi lado Oliver con una cara similar. Los miré a ambos con el ceño fruncido antes de hablar un poco borde.
- Que narices os pasa?
Oliver hizo una mueca y le indicó con un gesto de desdén a su padre que hablase. Hank suspiró con cansancio antes de mirarme con tristeza mezclada con pena. Mi ceño fruncido se profundizó.
- Verás, ha habido una reunión importante y la junta ha decidido que... Bueno, debido a tus faltas constantes de asistencia y de tus faltas de orden... Me han obligado a expulsarte.
Lo miré con tranquilidad.- Y cuando me incorporaría de nuevo?- le pregunté despreocupadamente mientras bebía con una pajita de un zumo de naranja que había en una bandeja. Hank hizo una mueca.
- No te incorporarías de nuevo.- dijo tras un suspiro de abatimiento. Yo escupí todo el zumo que me había metido en la boca.
- Que?- pregunté confusa a pesar de que lo había oído perfectamente. Él abrió la boca para repetirlo pero me adelanté.- No, no lo repita que lo he entendido, no soy gilipollas. Pero lo que quiero preguntar realmente es... Y que coño voy a hacer yo ahora?- inquirí con el ceño fruncido presente de nuevo en mi cara.
- Lo que has estado haciendo hasta ahora, no?- me preguntó confuso. Yo resoplé con sarcasmo.
- Claro, como que dormir, ir a carreras ilegales y que atenten contra mi es muy productivo.- dije con toda la ironía que fui capaz de reunir. Oliver me miró conpletamente espantado.- Tu no me mires asi, que es más que evidente que no fue un accidente lo que me pasó porque yo misma revisé hasta la última tuerca dos minutos antes de correr y dejé la moto sola durante ese tiempo y ¡puf! Magicamente está rota? No, Oliver, no se rompen las cosas en dos minutos, pero no te preocupes que me voy a enterar de quién ha sido...- añadí con una sonrisa maliciosa. Hank me observó escandalizado antes de aclararse la garganta.
- Bueno, pues eso, ahora que vas a hacer? Solo te quedaba un mes de clase antes de la graduación...- comentó distraidamente el director. Yo me encog8 de hombros aunque me arrepentí al instante porque un dolor agudo me hizo aguantar la respiración de manera brusca, lo que provocó que el dolor en mi costado se incrementase notablemente, sacándome un grito ahogado de dolor que alertó a mi mejor amigo de inmediato. Lo miré con los ojos nublados por las lágrimas y me mordí el labio inferior con fuerza para no gritar de verdad. Miré a mi exdirector con seriedad.
- De acuerdo, dejaré el instituto, pero tengo que acabar esta semana. Estamos a miércoles, no creo que dos días le hagan daño a nadie...- dije pensativa. Hank me miró con el ceñi fruncido pero antes de que hablase, lo hizo Oliver.
- Cami, dormiste durante dos días. Estamos a viernes por la tarde.- dijo con una mueca. Aquello me descolocó momentáneamente.
- Viernes?- pregunté incrédula. Ellos asintieron a la vez.- Vaya... Bueno, entonces el lunes iré por allí a recoger mis cosas.- dije con decisión. Necesitaba ir al menos una última vez para solucionar unas cosas. Hank asintió con aire solemne para luego abandonar la habitación con algo de urgencia. Supuse que porque le incomodaba estar en la misma habitación después de darme una mala noticia. Me quedé mirando fijamente la pared blanca de enfrente hasta que Kathia, Caleb, Anthony, Sean, Carter y César entraron en la habitación. Kath se apresuró en acercarse a la camilla y tumbarse a mi lado, apoyando su cabeza en mi hombro bueno.
- Lo siento, Cami.- me dijo en un susurro.
- No te preocupes, no es tu culpa.- le dije de manera distraída. Todos notaron que aquello me afectaba mâs de lo que realmente aparentaba.- Sabeis lo que mâs me jode de esto?- les pregunté de manera retórica pero a pesar de ello todos negaron con la cabeza. Las lágrimas se empezaron a agolpar tras mis ojos y poco a poco fueron descendiendo por mis mejillas magulladas hasta llegar a mi sonrisa triste.- Que mis padres se mataron a enseñarme precisamente para evitar que esto pasase, y yo lo único que he hecho ha sido joder todo su trabajo de catorce años en tres y medio.- entonces, sin poder evitarlo, estallé en un llanto descontrolado que hacía mucho tiemoo que no dejaba salir. Kathia me abrazó por la espalda y me apretó contra ella mientras mis compañeros de piso me miraban como si hubiese dicho la cosa más sorprendente del mundo.
- Ellos estan...?- preguntó Anthony sin acabar la frase. Yo asentí mientras seguía desahogándome y escondía mi cara en el cuello de mi reciente amiga. Tras unos minutos en silencio, Carter habló con la voz ronca.
- Camille, que no se te ocurra echarte la culpa de nuevo de la muerte de tus padres. Que no se te ocurra volver a caer, porque lo que les pasó, nadie podía saberlo.
- Dices que nadie podía saberlo...- comenté con la voz rota mientras soltaba una carcajada sarcástica a la par que triste.- Y que dirías si te dijese algo que nadie más sabe a parte de mi? Algo que me he guardado para mi todos estos años? Yo si que sabia que aquello iba a pasar!!! Lo había soñado la noche anterior con todo lujo de detalles y no era la primera vez que me pasaba!! No se lo dije a ellos por miedo a que pensasen que estaba loca y mira lo que ocurrió, Carter!! Me lo había advertido!! Joder, me lo había advertido la noche anterior el puto jefe del asesino!!!
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Problemas, ¿por qué no?
Roman pour AdolescentsElla. Pelivioleta, gruñona y con muy mala leche. Cuidado con ella porque muerde. Ama las motos y es muy inteligente. Chica problemas y morita son sus apodos. Tiene un pasado olvidado y un presente turbio. Solo hace caso a su mejor amigo. Juntos caus...