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Con ella entre mis brazos y aferrándose a mi cadera, entendí que este era mi renacer, este es el inicio de mi nueva vida buscando dejar atrás toda esa historia con las "muchas" mujeres con la que he estado. Voy a cuidarla, protegerla y sobretodo defenderla de lo que se aproxima siendo probablemente un blanco por mi. Y todos los rumores que corren por los pasillos de la universidad y de los cuales estoy segura que ya llegaron a su oídos, y esa es la razón por la cual su preguntas de la noche anterior fueron precisas.

No estoy segura de la hora, hasta que el sonido de la puerta me hace salir de mis pensamientos, su mamá llegó de su turno en el hospital. Justo en ese instante quería que la tierra me tragara, no era así como pretendía conocer a mi futura suegra. Me deshice de su agarre para enfrentarla y no prolongar esta incomoda situación.

Me hizo una seña para que la siguiera a la cocina y eso hice.

—¿Quien eres?. —pregunto con curiosidad.

—Soy Sam compañera de Andrea en la universidad. —su mirada buscaba rastros de mentira.

—¿Que haces en mi casa? Y lo más importante ¿por qué dormías en mi casa con mi hija?. —dijo resaltando la última palabra. Afortunadamente Andrea hizo acto de presencia.

—¿Todo bien?. —preguntó desde el marco de la puerta, me miró disculpándose por el incómodo momento.

—Me puedes explicar que hacías durmiendo con ella. —su madre comenzaba a alterarse al no recibir respuestas.

—Mamá calmate por favor, vamos a la sala y platicamos tranquilamente ¿si?. —su mamá no quería ceder por algún motivo que desconocía esta a la defensiva.

—Voy a ir a darme una ducha y a cambiarme, cuando regrese quiero respuestas ¿ok?. —bueno tendríamos tiempo para que se calmaran un poco los ánimos.

Salió de la cocina dejándonos a solas, Andrea se acercó y otra vez sin que yo lo esperara se arrojó a mis brazos buscando su lugar seguro en ellos, escondiendo su rostro en mi cuello. Ella estaba más nerviosa que yo y necesitaba calmarla para poder hablar con su madre.

—Tranquila, estaremos juntas en esto, todo saldrá bien ¿si?. —se lo decía para tranquilizarla pero sobre todo, me lo decía a mi para no salir corriendo de esta casa.

No sentamos en la sala a esperar a su mamá, estaba muy nerviosa no sabía cómo podría reaccionar al enterarse que estoy pretendiendo a su hija. Y si no le parece, y si cree que esto es una aberración, tengo tanto miedo de su reacción.

—Bien, ya me pueden explicar que es lo que pasa aquí. —estaba tan metida en mis pensamientos que no note cuando se sentó frente a nosotras.

—Ella es Sam, eso ya lo sabes. Nos conocimos en la universidad y es… mi novia. —¿que? ¿Dijo que somos novias?. No esperaba esto, y la reacción de su madre fue de igual sorpresa que la mía.

—¿Como que novias? quieres explicarme esto por favor. —pregunto su madre claramente desconcertada.

—Así como lo oyes, no hay mucho que explicar, simplemente paso, tuvimos una conexión desde el primer instante y aquí estamos juntas. —dijo Andrea entrelazando nuestros dedos. No se que decir al respecto me dejó sin palabras.

—Señora se que esto puede parecerle una locura, pero realmente me gusta su hija. —al fin me atreví a hablar. —Solo necesitamos su apoyo en nuestra relación, usted es su madre y es alguien importante en su vida, y me dolería mucho no contar con usted.

—Dime Eliza, y si mi hija te eligió tendrá sus razones, solo te pido que no la lastimes. —era básicamente una súplica de su parte.

—Le prometo que eso no va a suceder, lo que más quiero es protegerla y estar a su lado, acompañarla en los días buenos y en los malos, ser la razón de su alegría y sobre todo respetarla como mujer. —quería dejarle claro a su madre, pero sobre todo a Andrea que yo no quería jugar con ella ni mucho menos usarla.

Su madre se fue a descansar después de su turno en el hospital, dijo que nos podíamos quedar pero le avisamos que iríamos a mi departamento para que ella descansará tranquila sin ningún ruido molesto. Tomamos un taxi rumbo a mi hogar, necesitaba una ducha y un cambio de ropa. Cuando llegamos ella dijo que prepararía el desayuno y así yo podría darme un baño. Después de que salí le ofrecí el baño para que también tomará una ducha, con algunas dudas acepto, después de que entró al baño le deje ropa cómoda sobre la cama y regrese a la cocina para terminar el desayuno. Cuando salió desayunamos juntas, hablando de la universidad, de nuestras cosas favoritas, etc.

Lo que hablamos con su mamá, me dejó pensando en todo lo sucedido, quiero que esto funcione pero me da miedo su reacción cuando le diga de mi pequeño secreto.

—¿Como es eso de que somos novias?. —pregunté en broma. Andrea me miró sin entender, hasta que recordó que eso fue lo que le dijo a su madre que somos.

—Bueno tu le dijiste a esa tal Ana que éramos novias. Acaso yo no podía hacer lo mismo. —se sentó junto a mi apoyando su cabeza en mi hombro.

—¿Andrea?. —dije.

—Si.

—Puede que sea muy pronto, llevamos conociendo poco más de un mes, hemos tenido algunas citas. —me acomode mejor para verla a los ojos tomando sus manos entre las mías. —Pero quiero que esto sea oficial... ¿Aceptas ir conmigo a una cita el próximo jueves?. —pregunté con cierta duda.

Ella merecia algo mejor que hacerle solo la pregunta. Merece algo especial y eso es lo que le daré. Un momento romántico, un momento especial para ella y para mí algo que no olvidemos. No sé puede evitar lo inevitable y eso es que me estoy enamorando de Andrea.

R.

Mi Hermoso Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora