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Alrededor de las 8 de la noche llegué a casa, y lo primero que hice fue poner a cargar mi celular que se había quedado sin batería. Espero unos minutos en los que me daba una ducha y me ponía la pijama, cuando lo encendí, efectivamente tenía muchísimos mensajes y llamadas perdidas de Andrea.

Traté de llamarla pero simplemente rechazaba mis llamadas, me dejaba en visto. No es muy difícil adivinar que estaría pensando sobre mi, seguramente no quiere ni verme en pintura. Con toda mi fuerza de voluntad me volví a vestir para salir. No quería ir en moto por lo que sería más cómodo pedir un taxi.

Cuando llegue a su casa había un par de luces encendidas. Toque a la puerta rogando a los dioses que me dejara explicar el porqué de mi ausencia desde la noche anterior. Y me abrió su madre con cara de odio, tal vez Andrea ya le contó de mi.

—Buenas noches señora. —siempre ser educada con la futura suegra. —Disculpe la hora pero quería ver si puedo hablar con su hija. —eran cerca de las diez de la noche, ni era tan tarde o ¿si?.

—Mi hija ha estado encerrada en su habitación, sin comer y sin decirme el porqué se encuentra así. —si sus ojos mataran, yo estaría enterrada tres metros bajo tierra o más. —Y ahora viéndote a ti aquí, ya entiendo todo ¿qué fue lo que le hiciste?. —ella estaba muy enojoda por ver a su hija así y más ver a la responsable en la puerta de su casa como si nada.

—Tuve un problema ayer por la noche. —dije señalando mi rostro. Y al parecer reaccionó y su cara cambió de molestia a sorpresa. —Me quedé sin batería y ella me mandó infinidad de mensajes y llamadas, solo quiero hablar con ella y explicarle porque desaparecí desde ayer. —trate de explicarle a grandes rasgos para que no hiciera más preguntas y me dejara verla. Se hizo a un lado dejándome pasar.

—Esta en su habitación no ha querido salir desde que llego, tampoco quiso comer así que tendrás que hacer que mínimo cene ok. —eso por supuesto que no era pregunta.

—No se preocupe, ¿tiene la cena lista?. —le llevaría la cena a la cama. —Le prometo que ella se lo comerá.

Me la entrego y me indicó cual era la puerta de su habitación, se veía un pequeña luz, seguramente era de alguna lámpara de su mesa de noche. Toque dos veces pero no había respuesta, no quería solo entrar y ya, pero no me estaba dejando otra opción, abrí muy despacio la puerta tratando de que no tirar la cena, ya adentro la deje en su escritorio.

Andrea se encontraba de espalda a la puerta, le di la vuelta a la cama y ella estaba llorando eso partió mi corazón en millones de pedacitos. Tomé una de sus manos y con la otra intente limpiar sus lágrimas pero fue inútil, no dejaban de salir y me hizo sentir muy mal por ser la única responsable del dolor que le estaba ocasionando. Esto de los abrazos inesperados se estaba volviendo en una de las cosas favoritas que ella hacia conmigo. Aunque la fuerza que aplicó era mucha no era mi intención mostrar signos de dolor, por lo que aguante lo mas que pude.

—Andy perdoname, no era mi intención desaparecer de esa forma. —escondió su rostro en mi cuello, haciendo que sintiera el correr de sus lágrimas. —Princesa, ¿por que no has querido comer?. —necesitaba saber el porqué de este comportamiento tan extraño. Ella no salía de su escondite y la posición en la que estabamos era muy incómoda para mis costillas. Después de unos minutos finalmente me miró a los ojos.

—Me abandonaste. —dijo susurrando. Ella estába sentanda en la orilla de su cama y yo estaba de rodillas frente a ella. —No sabía nada de ti, creí que ya no te importaba y que ya no me querías como...—¿como quien? ¿de quien habla?.

—No te abandone, tuve un problema ayer por la noche. Me quedé sin batería para decirte que no te preocuparas que estaba bien. —ella tiene un claro problema de autoestima y pienso ayudarla, porque esto fue seguramente de algún ex idiota que no supo valorar lo hermosa mujer que es y no solo habló de lo físico, también de su corazón y su alma. Y continúe con la explicación. —Fui con Luis por unas copas a un bar, llegó un tipo queriendo problemas y los consiguió y terminé pasando la noche en el hospital. —relate de la manera más breve ahora lo que más me importaba era ella, me miró con sorpresa por lo que dije. Y levante mi playera para que viera el gran hematoma que se estaba formando en mi costado izquierdo. —Tengo dos costillas fracturas, me suturaron las ceja y no puedo hacer esfuerzo físico por al menos un mes. —Andrea paso sus dedos por mis costillas, su tacto fue suave no queriendo lastimar, tocando como si fuera de cristal y con miedo a que me rompa.

—Perdóname tú a mi, no debí hacer todo este drama, pensaras que soy una loca que necesita que estes pegada a mi. —hablo tan rápido tropezandose con sus propias palabra.

—Claro que no pienso eso, pero en el momento en que te sientas cómoda y segura, tenemos que hablar de lo que te paso, no te quiero presionar pero me preocupas. —le hable de una manera muy tierna. —Y no quiero verte otra vez así.

Prácticamente la obligue a cenar, después de que terminó fui a dejar todo a la cocina encontrándome con su madre y pidiendole permiso para quedarme a dormir en la habitación de Andrea. Ella accedió pero me advirtió que respetará su casa. Claro que no tenía ni la más mínima intención de querer hacer algo con ella cuando se supone que aún somos amigas y menos en el estado en que se encuentra, sería como abusar de ella. Regrese a la cama y cuando me sintió se dio la vuelta, abrazándome y buscando otra vez mi cuello. Algo me dice que soy su lugar seguro y pretendo seguir siendolo por mucho tiempo más.

R.

Mi Hermoso Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora