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—Le pedí a mamá que me dejara quedarme aquí en la ciudad, le explique mis motivos. El principal de ellos claramente fuiste tú. —dijo dándome un tierno beso en los labios. —Dijo que lo pensaría. —su tono no fue muy alentador, esto sin duda no era bueno para nuestra relación.

—No quiero que te vayas. —fue lo único que pude decir antes de que se lanzara a mis brazos rompiendo a llorar, su estado me estaba rompiendo y sin pensarlo mucho también deje salir unas cuantas lagrimas, si ella se rompía tenia que ser fuerte por las dos, tengo que encontrar una solución pronto.

Nos pusimos a ver una película, pero ninguna de las dos le estaba prestando la atención necesaria para siquiera entenderla. Cerca de la ocho de la noche la deje en su casa, la despedida fue amarga e incómoda. Tenia que encontrar una solución para esto y obviamente necesito a mi mejor consejero para hacerlo. Le envié un mensaje a Luis diciendo que lo necesitaba, no tardo ni dos minutos en decirme que nos veíamos en mi departamento, antes de dirigirme a casa pase a comprar algunas botanas y una botella de alcohol, tal vez lo necesite por si no encuentro alguna alternativa. Cuando finalmente llegue ya me esperaba en la puerta con una caja de pizza, creo que tengo la cabeza perdida, era evidente que debía comprar algo más comestible en lugar de chatarras.

—Lamento la tardanza. Me entretuve con unas cosas. —dije señalando las bolsas que llevaba en las manos.

—No te preocupes, supuse que no habrías comido y traje la cena. —cuanta razón tenía sobre eso. —¿Primero cenamos y luego hablamos?.

—Me parece bien.

Busque unos platos mientra él servía el refresco en los vasos. Durante la cena hablamos de nuestro día, de cómo lleva su ruptura con su novia, también sobre mi relación con Andrea algo con lo que inmediatamente noto mi incomodidad.

—¿Paso algo con Andrea?. —terminamos la pizza y estábamos sentado en el sofá de las penas, como lo habíamos bautizado.

—Se va a ir. —solté sin más.

—¿Como que se va?. —me pregunto con curiosidad.

—Me comentó de manera general que a Eliza le dieron un cambio de hospital al otro lado del país. Se mudan en tres semanas. —le dije de manera muy resumida lo que Andrea me contó.

—Wow, eso no me lo esperaba. ¿La vas a dejar ir?. —era claro que no quería eso.

—¿Que puedo hacer para que se quede?. No se como, ni que hacer para que se quede en la ciudad. Por lo que sé Eliza no tiene opción el cambio ya es oficial. Andrea dijo algo sobre querer quedarse pero no le dio una respuesta concreta, estamos en espera de una. —sentía miedo de que se fuera.

—Porque no le ofreces quedarse contigo. Probablemente su madre no quiere que esté sola en la casa. Eso puede ser por temor a que su ex regrese y quiera lastimarla. Tu puedes proponerle quedarse aquí contigo en tu departamento, tal vez suene descabellado ya que su relación recién comienza pero de esta forma puedes hacer sentir segura a Eliza de que vas a proteger a su hija. —esa idea no era tan mala. Me lance a sus brazo por tan fantástica solución.

—Gracias jamás se me hubiera ocurrido algo así. ¿Crees que Eliza acepte que se quede conmigo?. —le pregunté de manera insegura.

—Puedes convencerla, mejor dicho debes de convencerla si quieres que Andrea siga a tu lado y no a kilómetros de distancia.

Después de tan amena charla, Luis se quedó a dormir conmigo ya era muy tarde y lo más seguro era quedarse después de la copas que que bebimos.

Eran los últimos días de clases, algunos salían de vacaciones de fin de año, otros simplemente nos quedábamos a pasar las fiestas en casa con la familia. Por mi parte algunas veces las pasaba sola y otras con Luis y su mamá, ellos eran mi familia pero también en algunas ocasiones me gustaba estar sola. Este año pasaría fin de año con Luis y Ana; su mamá, para navidad no era seguro, buscaría a Andrea ese día para darle su regalo y ya después tal vez lo pase sola en mi departamento como en otros años.

El último día de clases llegó y por consiguiente se me terminaba el tiempo para encontrar el regalo perfecto para Andrea, aún no consigo nada y tampoco se me ocurre que puedo darle.

—¿Princesa?. —estábamos en el auto que finalmente me decidí por comprar.

—Mmm... —la notaba perdida desde que salimos de la universidad. Durante el día la notaba con ganas de preguntarme algo pero no se animaba.

—¿Estas bien?. Estas ignorando todo lo que te digo. —desde que subimos al coche le hablo pero solo responde con monosílabos que no tienen sentido con nada de lo que le comento.

—Si todo está bien. Solo estoy distraída.

Después de unos quince minutos finalmente llegamos a su casa. Me espezaba a preocupar que estuviera así por el tener que irse. No le había comentado nada de la gran idea de Luis quería hacerlo pero aún no sé en que momento, sé que primero se lo debo de plantear a ella para después con su ayuda tener argumentos sólidos para exponerselos a Eliza y de esta forma obtener resolución positiva para mi propuesta.

Bajamos y llegamos hasta la puerta de su casa, hoy Eliza estaría en casa, por lo que no podría quedarme con ella.

—¿Amor quieres pasar navidad conmigo y con mamá?. —no sé que fue lo que me descolocó más si su pregunta o el hecho de que ma haya llamado "amor".

—¿Como?. —fue lo más estúpido que pude preguntar.

—¿Que si quieres pasar navidad con mamá y conmigo?. —dijo tan rápido como si tuviera miedo de mi respuesta. —Bueno si ya tienes planes no pasa nada debí asumir que... —la interrumpí besándola, me encanta que cuando esta nerviosa empieza a divagar.

—¿Como me llamaste?. —le pregunté.

—¿Que como te llame? Te dije... —se dio cuenta de cómo me dijo y se escondió en mi cuello, cosa que sin duda me encantó porque sabía que trataba de esconder el sonrojo que seguramente ya tenía su rostro. —Lo siento no me día cuenta.

—No lo sientas amor. —dije llamándola de la misma forma. —Me encanta. —se abrazo mas fuerte a mi cintura y deje un beso en su frente. —Y por supuesto que me encantaría pasar navidad a tu lado.

Separarme de ella tardó muchos minutos, no nos veríamos hasta navidad, ya que estaría ayudando a Eliza con todo lo que su mudanza. Por lo que no podré decirle de vivir conmigo y tendré que hacerles la propuestas al mismo tiempo tanto a ella como a su madre. Realmente espero que no se lo tome a mal y acepte, ya que si no lo hacía tendríamos que distanciarnos y nuestra relación aún era muy joven como para experimentar la larga distancia.

Durante estos días también trataré de encontrar un buen regalo para ambas, sin duda lo merecen son grandes mujeres que han pasado por cosas difíciles y permanecen fuertes ante las situaciones que se les presentan. Sobre todo Eliza, le admiro la manera en la que salió adelante con una hija y con el importante trabajo que requiere gran parte de su tiempo. Ser doctora no es nada sencillo es un trabajo muy importante para la sociedad y ella es excelente en lo que hace es seguramente por eso que le dieron su traslado.

Cinco días tarde al fin en encontrar un buen regalo para cada una de ellas. Espero que les guste lo que les tengo preparado en una noche tan mágica y llena de amor.

R.

Mi Hermoso Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora