XVII

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El omega de cabellos rubios sonreía ampliamente mientras observaba su reflejo en el espejo, detrás de él se hallaba Seokjin colocando un collar de perlas sobre su cuello. Como antes de que la nación comenzara a incendiarse.

—Te ves hermoso. —Dijo Seokjin, envolviendo la cintura del omega, besando la marca que reposaba en el cuello de Jimin.

Jimin soltó una risilla, giró en los brazos de Seokjin y aun con sus brazos colgando del cuello del alfa se levantó de puntitas para darle un beso. Así comenzando con su día, entre besos y sonrisas.

Entre amor borraron los sentimientos amargos que Jimin había estado recolectando como semillas, recogiendo pétalos marchitos en su camino.

—¿Hoy te quedarás en el castillo?

—¿Por qué lo preguntas?

—Porque todos estos días no he despertado a tu lado, siempre te vas muy temprano.

—Jimin. —La forma en la que Seokjin dijo su nombre hizo que se pusiera recto en cuestión de segundos, algo asustado. —Tengo muchas labores que hacer y si dejo el castillo a primera hora es porque tengo que cumplir con mis deberes.

—Lo sé, pero...—Trato de aligerar la situación, sabía que el estrés de todo el caos lograba que Seokjin se pusiera de aquella forma.

—Pero nada. —Sentenció por último. —Y ya no se habla más del tema. —Jimin asintió, agachando la mirada, notablemente triste. Lo que Seokjin hizo en modo de recompensa fue acariciar las mejillas del omega. —Me quedaré en el castillo por algunos días, deje a cargo al mayor general Jung y a cargo de las cosas con más peso está Irene.

Porque a mi no me consideras lo suficientemente capaz para manejar mi puesto en la monarquía. Pensó Jimin, demasiado triste.

Las manos que Seokjin tenía en las mejillas de Jimin se trasladaron a los labios del omega, acariciándolos con una sonrisa; después de aquello el alfa se acercó a los labios del omega para besarlos. Una vez más despejando cualquier tipo de amargura de Jimin.

Apilándolo cual hojas a un lado.

Después de que la pareja real terminará con su sesión de besos, bajaron a desayunar, tomados del brazo mientras conversaban una vez más de nada. Y una vez más, en el último escalón, Jimin se encontró con Jungkook; el alfa haciendo una reverencia ante Seokjin y Jimin.

—Jeon. —Saludo Seokjin.

—Su majestad, ¿se le ofrece algo? —preguntó Jungkook, manteniendo su mirada firme en Seokjin.

—No, solo quería saber si Jimin no ha causado algún tipo de problema. Ya sabe usted, hay parámetros de los que no pueden salir a la hora de su paseo a caballo.

Jungkook miró a Jimin, el omega se veía preocupado por la respuesta que el alfa pudiera dar. No quería obtener algún regaño por haber estado yendo más allá de lo que se le permitía. Jimin aún tenía muy presente el disgusto que causaba en Jungkook, por lo que creía firmemente que el alfa lo echaría de cabeza.

—No, su majestad. Su alteza real no causó ningún problema, siempre nos mantenemos en los perímetros que usted nos dio. No hay ninguna queja.

Pero no fue así. Jungkook había mantenido los paseos hasta la orilla del lago como un secreto suyo.

Y Jimin se sintió feliz, al parecer, no disgustaba tanto a Jungkook.

—Me alegra escuchar eso. —Dijo Seokjin, acariciando la cintura de Jimin. —Puede volver a sus labores, Jeon.

—Con su permiso, su majestad. —Hizo una reverencia, no mirando a Seokjin. —Su alteza real. —Volvió a hacer la reverencia, solo que esta vez, miró a Jimin.

Dollie ; km omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora