XVI

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Las telas que cubrían sus rostros se habían vuelto una cosa en común, una rutina; salir con el rostro tapado en sus caballos para supervisar que los fondos habían llegado completos al pueblo. Ocultando a aquellos forrajeros. Jimin y Jungkook habían hecho su rutina el salir a supervisar las obras del hospital y la reconstrucción de la única escuela. Al lado de Jungkook, Jimin cumplía con su labor de rey, se sentía útil y de servicio.

Todo al lado de Jungkook.

—Me alegra mucho que no haya habido una desviación de fondos. —Dijo Jimin, al fin quitándose la tela de su rostro, respirando lejos de aquello que lo escondía.

—¿Acaso alguna vez lo ha habido?

Jimin asintió, deteniendo a su caballo para así poder hablar más a gusto con Jungkook, para así poder verlo a los ojos. —Antes de la primera guerra, en cuanto Seokjin adquirió la corona. Se había hecho un gran gasto con nuestra boda y con nuestra coronación, por lo que no se tenía lo suficiente para mantener a las tropas, entonces Seokjin decidió desviar los fondos del pueblo, para que así después lo pudiera reducir a la cifra que viste.

—¿Tú cómo lo sabes?

—Estuve ahí. —Dijo decepcionado de sí mismo, con temor a que Jungkook lo mirara con desprecio. No lo hizo. —Fue la primera y última vez que me enteré de un movimiento político-económico. Después me dejaron de lado.

—¿Entonces el mismo rey desvió los fondos que le pertenecían al pueblo? —Cuestiono, haciendo aquella anotación en su cabeza, le serviría después.

—Así es. Los Kim, los mejores monarcas ¿eh? —Dijo con burla, retirando su mirada de los ojos de Jungkook. —Yo soy un Kim después de todo, me repercute lo que ellos hagan.

Jimin había intentado que su susurro se quede en su espacio, pero fue llevado a los oídos de Jungkook, quien no pudo soportar escuchar el cómo se despreciaba y como se atribuía los pecados de otros como suyos.

—No es así. —Dijo firme, tratando de encontrar la mirada de Jimin. —Tu estas casado con un Kim, pero eres un Park. Lo que ellos hagan no mancha a ti.

Las palabras de Jungkook se sentían como un suave beso en la frente, como una caricia en su mejilla y como flores en sus manos. Se sentía espectacular escuchar aquellas palabras dirigidas a su persona. Sobre todo, cuando Jungkook las decía.

No pudo evitar sonreír, feliz, con estrellas en sus ojos.

—Gracias. —Susurro con su sonrisa esbozada.

Se quedaron por segundos mirándose profundamente a los ojos, hasta que Jimin busco su libreta entre las cosas que llevaba en una bolsa.

En esa libreta había anotado todas las observaciones que había hecho, todas las carencias que había notado, así le sería más fácil influir a que toda su gente tenga una vida justa y una vida digna. Los daños de la guerra poco a poco se comenzaban a ver, en su visita al pueblo vio con sus propios ojos cómo pasaban granjeros llorando y aturdidos con sus pocas cosechas porque los militares les habían quitado lo mejor de sus plantaciones dejándoles solo con la mala hierba, a Jimin toda esta situación le daba mucha pena y mucha rabia. Por eso se puso más fuerte y decidido con los cambios que quería hacer, no era justo que él esté bañándose en caviar y los demás apenas tengan dos o tres papas buenas. Iba a cambiarlo, estaba decidido.

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Siempre había sido placentero sentir como el viento golpeaba con sus mejillas cuando cabalgaba en su corcel, se sentía libre de esa forma, mientras el viento despeinaba su cabello y chocaba contra su nariz. Jimin se sentía libre.

Dollie ; km omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora