Era el gran día para Jimin, había esperado ansioso a que el sol se esconda entre las montañas y que la noche se apoderará del inmenso cielo. Pero, era una noche con luna llena.
Aun así, nada ni nadie le impediría llevar su plan a cabo.
Con mucha suerte había conseguido la copia de la llave y se había asegurado de esconderla muy bien, así nadie caería de sorpresa y vería la llave reposando agraciadamente en una de sus mesitas. Al igual que su meticulosidad para esconder la llave de los ojos de Seokjin, había sido muy meticuloso al cocer la mayor cantidad de joyas en su corsé, necesitaba dinero para salir de la nación y comenzar su nueva vida al lado de Jungkook.
Ese siempre había sido el plan.
Largarse de allí.
Esa noche lo lograría.
Tomo unos cuantos anillos y collares en sus bolsillos, tomo aire y espero a que su reloj marcará las once, a esa hora el castillo era muerto, nadie andaba por los pasillos y los guardias solamente se dedicaban a mirar el exterior, se suponía que toda la familia real estaba en pleno sueño.
Y en pleno sueño Jimin iba a escapar.
El tintineo de su reloj sonó, anunciando las once en punto de la noche. Rogándole que fuera cuidadoso en su recorrido, en cuanto pisara el exterior sería libre, mientras permaneciera en los terrenos reales corría el riesgo de ser descubierto. De todas formas, podría comprar el silencio de los soldados si es que ellos lo descubrían.
Pero sería una historia bastante distinta y trágica si un Kim lo descubría.
No quería pensar en las muchas cosas que podrían salir mal, solo mantenía su corazón en los cielos para que así pudiera reencontrarse muy pronto con su amado. Porque sabía que lo haría y sabía la gran mentira de Seokjin, aquella que quería destrozar su alma en pedazos, no lo logro.
Porque atraves de la mordida que tenía en su mano, sentía a Jungkook. Estaba vivo y esperando el maravilloso momento para reunirse.
Sería esta noche, lo buscaría en el bosque, en la base, en el fin del mundo si tenía que hacerlo, porque nadie podría separarlo del hombre que más feliz le había hecho en los últimos años. Ni la luna llena podría.
Jimin metió la llave a la cerradura, siendo cuidadoso a no provocar ningún ruido, su misión fue exitosa, abriendo la puerta pesada sin hacer ningún ruido, ya podía respirar el viento de la libertad. El castillo parecía uno abandonado, vio por todos los lados antes de salir de su prisión, sonriendo al no encontrarse a nadie; ni una alma andaba por aquellos pasillos, al parecer la luna llena estaba siendo buena con él, ya había llorado lo suficiente. Bajo por las escaleras, siendo tan sigiloso como un gato, queriendo saltar de la felicidad pues el castillo parecía haber sido abandonado hace tiempo atrás. Lo único que faltaba a su escala era entrar al salón, ahí estaba uno de los muchos pasadizos que habían sido casados en la construcción del castillo.
El último y más sencillo paso era ese enorme salón, tenía que encontrar el pasadizo y estaría fuera de aquella jaula. Así podría abrir sus alas y volar lejos. Muy muy lejos.
El lugar estaba tan oscuro que tuvo que abrir más los ojos, su vista hacía el máximo esfuerzo para moverse en aquel lugar. Pero la suerte no estaba de su lado, no cuando la luna llena se asomaba por los ventanales.
—¿Quién es?—Escucho fuerte y claro, luego vio como una vela se prendió. Era Eunwoo quien sostenía aquella vela mientras aún permanecía en su silla.
Y Jimin no supo que hacer, trato de esconderse, pero no había algún lugar que podría darle un refugio, porque vio y sintió las pisadas de su cuñado muy de cerca, hasta que tuvo la vela por encima de su cabeza.
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Dollie ; km omegaverse
FanfictionCuando una dinastía comienza a mostrar sus fallas y flaqueos es inevitable que la llama de revolución nazca. Es inevitable que grupos de personas empiecen a reunirse para hacer un cambio en las cabezas de los líderes de la nación. Es inevitable que...