O13.-

3.4K 412 154
                                    


Se sentía un completo idiota por haber siquiera pensado que podría controlar una situación así, ¿quién podría hacerlo?

Chifuyu había empezado a dormir a saltos, su descanso se veía constantemente interrumpido por pesadillas dónde era descubierto en su aventura con Baji. Aquello lo estaba poniendo irritable, notoriamente irritable, pero, cuando Takemichi comenzó a hacer preguntas por su repentino cambio, comenzó a disimular, incluso se compró maquillaje para cubrir sus ojeras.

Había pensado en hablarlo con Takemichi y con Angry, pero el miedo que le daba ser juzgado por ser el amante de Baji era mayor a sus ganas de hablar de todo lo que sentía. Sabía que era una tontería, porque eran sus amigos más cercanos, sin embargo, ¿qué miedo era racional?

Cada vez que sus ojos miraban aquel rostro, que sus oídos escuchaban aquella voz y que sus manos se rozaban, nada importaba. Y Dios era testigo que había intentado luchar contra sus deseos.

Pero tenía dos grandes problemas:

El primero era que su grupo de amigos se había mezclado por la relación amorosa de Mikey y Takemichi y por la amistosa relación entre Emma y Senju, por lo que su convivencia en público había aumentado. Agradecía poder disimular exitosamente frente a sus amigos (o eso creía, al menos) y que Akane no participará demasiado en sus juntas, porque la chica realmente había comenzado a caerle bien y eso hacía que su culpa aumentará. Algo que veía reflejado en los ojos de Baji, pero que ambos olvidaban cuando la puerta se cerraba tras ellos y sus labios se encontraban.

Aunque no todo era sexo entre los dos. Solían acurrucarse, ver televisión y escuchar música juntos, conversaban casi todo el día desde temas mundiales hasta privados. Incluso habían cocinado juntos. De no ser por qué en el calendario tachaba cada día hasta la fecha de la boda, Chifuyu juraría que eran una pareja como cualquier otra.

Chifuyu sabía que no tenía excusa.

Solo se había enamorado.

Ese era su segundo problema y, por lejos, el más grande.

Y quizás era por ese hecho que no le exigía nada a Baji. Se daba cuenta que el azabache tenía problemas que iban más allá de lo que pasaba entre ambos. No quería que su relación fuese un problema tan tangible, más de lo que ya era, por lo que se había transformado en el amante perfecto... o eso decían los programas rosas de la televisión.

Actualmente estaba solo en su departamento, caminando a su cuarto con una taza de té entre sus manos. Al entrar, fue directo a su escritorio, dejó la taza y miró el calendario.

Faltaban dos semanas para que Baji y Akane se casaran.

Quizás el té había sido mala idea y debería haber abierto una botella de vodka.

Reprimió el impulso de tomar su celular y escribirle a Baji, consciente de que el azabache se encontraba con sus padres, suegros y prometida revisando los últimos detalles para la boda.

Se conformó con suspirar profundamente y beber la mitad de su té de una vez, quemándose la garganta en el proceso.

Decidió centrar la mirada en el puzzle de 600 piezas que tenía a medio armar en su escritorio. Aquello seguro lo distraía.

Y así fue, perdió totalmente la noción del tiempo, ocupando su mente en completar la imagen de una playa paradisiaca.

Tanto fue que casi le dio un infarto cuando sintió una mano en su hombro y, sobresaltado, volteó a ver a Takemichi y a Mikey. En su opinión, ese par parecía estar siempre juntos, no sabía si le causaba ternura o envidia. Probablemente ambas.

Dulce y Amargo ¦ BajiFuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora