O24.-

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Aclaración: Lo escrito es cursiva sucedió en el pasado

Después de que Kazutora lo arrastrará fuera del hospital, Baji ingresó por primera vez al departamento de Chifuyu de forma sobria, lo que le permitió observar el lugar y no pudo evitar que una pequeña sonrisa se formara en sus labios.

Takemichi seguía dándole miradas duras y críticas, dándole mantas de mala ganas, todo lo contrario a su actitud con Kazutora, a quién hasta le ofreció algo de comer.

Sin embargo, no se quedaron levantados por mucho.

Sin sorprender a nadie, Mikey se mantuvo silencioso y pensativo. Era evidente que en su cabeza daba vueltas toda la poca, pero impactante información de que tenía un medio hermano, así que Takemichi hizo que se fuese a la cama en cuanto entraron al departamento para unirse a él luego de que sus invitados estuvieran acomodados.

Baji y Kazutora estaban recostado en los colchones inflables, uno junto al otro, a oscuras con la luz de la luna filtrando con suavidad desde el ventanal que daba al balcón. Kazutora ladeó suave la cabeza, haciendo sonar su cascabel y miró el perfil de su mejor amigo.

-¿Te duele la cara? -susurró bajo.

-No tanto -contestó Baji también en un susurro.

-¿Vas a contarle a Mikey lo que pasó?

-Creo que tiene mucho en qué pensar ahora.

-¿Qué crees que pase ahora?

-Creo que tendrás que hacerme un espacio en tu sofá -dijo Baji con media sonrisa.

-Tengo un cuarto vacío -dijo Kazutora sonriendo suave-. Sabes que es tuyo.

-Gracias, Tora.

-¿De verdad crees que te sacará de tu casa?

-Sí, lo creo -asintió-. Después de todo, él lo pagó.

Kazutora asintió sin dejar de mirarlo, pero quiso decir nada más, sabía que Baji estaba agotado en más de un sentido y que los miedos y la ansiedad deberían estar golpeándolo con violencia.

Baji decidió no mirar a Kazutora hasta que escuchó como la respiración de su amigo se volvía pausada, señal de que se había dormido. Solo entonces, soltó un suspiro profundo y cerró sus ojos, intentando dormir.

Sin embargo, solo consiguió dormir a intervalos.

Cuando volvió a despertar, el amanecer ya se hacía notar por el ventanal. Intentó volver a dormir una última vez, pero le fue totalmente imposible. Agotado, se levantó silenciosamente del colchón y echó una mirada más detallada al departamento.

Todo el lugar gritaba Takemichi y Chifuyu. Desde los colores luminosos y alegres hasta artículos más distintos, como una revista de artes o un libro de fisiología veterinaria.

Fue hasta la puerta que Takemichi señaló como baño y se lavó el rostro para luego quedar viendo su reflejo. Se dio cuenta que todo en él gritaba cansancio. Hizo una mueca para luego secar su cara con cuidado y abandonar el lugar.

Su intención inicial era volver a recostarse junto a Kazutora, pero se distrajo cuando notó la puerta abierta del dormitorio de Chifuyu. Su curiosidad fue mayor y entró en silencio.

Libros de animales en el escritorio, mangas románticos en una pequeña repisa, en el velador habían pequeñas figuras de animales y sobre su cama, hacia los pies, había una sudadera dejada de forma descuidada, como si el rubio la hubiese tirado sin mirar luego de quitársela. El dulce aroma de Chifuyu golpeó cada uno de sus sentidos y, por primera vez desde hace días, se sintió un poco más tranquilo; el simple aroma de su chico le traía paz, Baji solo pensaba en eso como si fuese su lugar seguro, su hogar. Se sentó suave en la cama y cerró sus ojos.

Dulce y Amargo ¦ BajiFuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora