Capítulo V

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Holaaaa... Por acá, otra vez. Mientras en otros capítulos vemos lo que ocurre en el pasado y en el presente, en esta entrega sólo sucederán cosas en el presente.

Mil gracias por su apoyo.

Volvió a la recepción y con la mirada buscó a Esra, pero la vio en una esquina con Günce, así que prefirió no ir con ellas. Las actitudes de Günce lo tenían un tanto harto, así que hizo un gesto a su amigo Mehmet que en ese momento se acercaba a él sonriendo.

- Nuestras mujeres parecen habernos dejado por un buen chisme. Míralas como cuchichean al otro lado del salón – señaló apuntándolas con su copa.

- Así veo.

- Los ejecutivos chilenos quedaron muy impresionados por tus proyectos.

- Es una buena noticia.

- Apuesto que en menos de una semana recibirás una lluvia de correos electrónicos con propuestas concretas.

- Eso espero.

- El tema de la súper enzima "come plásticos" sedujo incluso a Cemil.

- ¿Cemil Inhanli? – preguntó Halit incrédulo.

- El mismo.

- ¿Está aquí?

- Sí. Por allá – respondió señalándolo con su copa. Halit reparó en un tipo inusualmente alto, peinado como si una vaca le hubiera pasado la lengua varias veces por el pelo, que conversaba animadamente con un grupo de hombres.

- Finalmente, nadie sabe para quien trabaja – señaló jocosamente Mehmet.

- No sabía que tenía intereses en la minería o en el tratamiento de residuos.

- Directamente no, pero sabes que forma parte del directorio de un banco y dirige la cartera de grandes inversionistas.

- Idiota – murmuró Halit por lo bajo.

- ¡Hombre! ¿Supongo que no estarás celoso? Esra y Cemil terminaron, ella se casó contigo... Fin del asunto.

- ¿Sabes que la invita al teatro? – preguntó Halit ofuscado al recordar el impasse de la semana anterior. Esra y él nunca habían tenido una discusión y por culpa de ese idiota casi se rompió la armonía de su casa.

- ¿Qué? ¡Pero si Esra sólo va con nosotros a los eventos! Siempre la consideramos en nuestro palco. La pobre ya sabe que contigo no cuenta para esos menesteres – mencionó Mehmet.

- Cuando llegué de mi último viaje, ese idiota la había llevado a ver a no sé qué maldito pianista.

- Ahhh... Igor Levit – recordó Mehmet dándole la razón a Halit - Lo siento, amigo mío. Era una función especial, por eso nuestro palco habitual no estaba disponible y las entradas se agotaron en lo que tarda un pestañeo, pero tampoco es para que estés celoso.

- No estoy celoso – replicó Halit demasiado rápido.

- ¡No para nada! Sólo estás echando humo por la nariz y escupiendo fuego por la boca – comentó Mehmet riendo - Amigo mío, Cemil no representa ninguna competencia para ti. Es evidente que Esra está loca por ti – señaló cuando fue capaz de dejar de reír.

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