Holaaaa... Nuevo capítulo calientito, recién revisado.
El día había sido de los menos productivos que recordara. No había forma de que lograra concentrarse en su labor. Las imágenes de la noche anterior no lo dejaban en paz y cada vez que los recuerdos invadían su mente, lo hacía también el deseo. El desasosiego que experimentaba era sólo una muestra de que no podía sucumbir a lo que anhelaba. Si con unos cuantos besos estaba así de mal, no quería ni pensar cómo se encontraría si la cosa pasaba a mayores. Sabía que sus destinos estaban unidos sólo momentáneamente y que al final la perdería. Sería más fácil salir de esta situación si no se llevaba grandes recuerdos de su matrimonio. Si estaban verdaderamente juntos, si le confesaba lo que sentía por ella, su divorcio lo dejaría devastado. Un hombre inteligente elegía sus batallas. Había algunas que estaban perdidas desde el principio y por ende no valía la pena lucharlas. Suspiró hondamente, sumido en sus pensamientos, cuando oyó sonar su móvil. Con intranquilidad comprobó que era su abogado. ¿Esra lo habría ido a ver? ¿Querría adelantar el divorcio después de lo de anoche? Con horror corroboró que la mera expectativa de perderla anticipadamente le provocaba una sensación desagradable de vértigo.
- Hola – dijo contestando. Si se trataba de malas noticias, cuanto antes las supiera, mejor.
- ¡Halit! ¿Qué tal?
- Bien. ¿Qué me cuentas?
- Tu mujer me vino a ver hoy en la tarde – señaló su abogado y Halit se puso involuntariamente tenso, como preparándose para las malas noticias.
- ¿Y qué quería? – preguntó procurando que el temblor de su voz no lo delatara.
- Al parecer su padre ha vuelto al juego.
- ¡Vaya! – si bien la noticia era mala, Halit botó el aire de sus pulmones aliviado.
- Me pidió que pusiera en marcha la declaración de interdicción por ludopatía, pero dadas las implicancias jurídicas y emocionales de esto le he propuesto que verifiquemos la situación.
- Me parece razonable. ¿Cómo se veía?
- Tranquila. Ya sabes cómo es Esra. Me pregunto si hay algo en la vida que la perturbe. Me dijo que todavía no lo hablaba contigo, porque se acaba de enterar, pero que no tenía problemas en que te lo comentara.
- Comprendo. La veré hoy en la noche, así que seguramente ahí me dará más detalles.
- Excelente. Nos vemos.
- Adiós – replicó finalizando la llamada. Si uno lo analizaba fríamente, era una pésima noticia que su suegro hubiera vuelto a jugar, pero, por otra parte, esa noticia le permitiría hablar con Esra con un pretexto. Sabía que no podría volver a su casa e interactuar con ella como si nada hubiera pasado. Sabía que le debía una explicación y se la daría, pero con una excusa sería más sencillo. ¡Que Alá lo ayudará! Tendría que poner a prueba toda su resistencia y, sobre todo, toda su capacidad de actuar.
Hablar con el abogado de Halit le había traído algo de sosiego. Era razonable que un experto como él averiguara primero si no se trataba solo de un equívoco. Poner en marcha la declaración de interdicción por ludopatía le implicaría una bronca terrible con su padre, pero no sólo lo hacía porque había adquirido un compromiso con Halit, si no que por su propia supervivencia económica. Cuando se produjera el divorcio, si bien obtendría una importante compensación económica, necesitaría un lugar para vivir y no se podía permitir que su padre volviera a hipotecar la casa para obtener liquidez. Sumida en sus pensamientos, luego de su reunión con el abogado de Halit, vagó por el bohemio distrito de Ortaköy. Si bien no prestaba atención a nada en particular, mató su tiempo visitando algunas de las galerías de arte y las salas de fotografía que había en la zona. Se sentía como un barco a la deriva. No sabía hacia dónde dirigir su vida. Cuando se casó con Halit al menos tenía un norte: salvar a su familia de la ruina y convertir a Halit en un miembro respetado y valorado de la alta sociedad. Sentía que había cumplido con creces con ambos objetivos.
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Conveniencia
FanfictionHalit siempre pensó que con trabajo e inteligencia podría llegar a tenerlo todo, pero en una sociedad clasista y cerrada, tus orígenes determinaban la forma en la que eras recibido, por eso se hizo con la joya del Cuerno de Oro de Estambul. Con Esra...