Capítulo XIV

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Holaaaaa... Veamos como sigue el viaje de Halit y Esra por Göreme.  La aria de este capítulo corresponde a una escena de la ópera La Boheme y tiene lugar en París. Rodolfo es un poeta y está en su habitación cuando oye que alguien llama a la puerta. Quien toca es Mimì, una vecina que ha venido a su habitación porque su vela se ha apagado y necesita luz para ir hasta ahí. En ese momento ella se siente mal y deja caer accidentalmente la llave de su habitación. En un momento la vela de Rodolfo también se apaga y juntos comienzan a buscar la llave a tientas, hasta que él toca su fría mano, dando inicio a una de las arias más famosas.


El señor Ulusoy quería llevar a sus invitados a recorrer sus terrenos, sin embargo, como representante del patriarcado, su invitación sólo incluía a los varones. Las mujeres, en cambio, fueron gentilmente invitadas por la dueña de casa a recorrer el inmueble y luego a tomar café a una amplia cocina, donde otras mujeres se esmeraban con diversos platos para servir durante el almuerzo que tendría lugar en una hora y media más. Esra no podía evitar sentirse algo ajena, ya que no tenía dotes culinarias y su único logro en ese sentido era saber apreciar la buena mesa. Sin embargo, hizo buenas migas con la dueña de casa y con la esposa del señor Mishibata, quien no hablaba ni una gota de turco, aunque sí hablaba muy bien inglés, por lo que Esra podía comunicarse perfectamente con ella en ese idioma, para fastidio de Sonya, que hasta ese momento había sido la única vía de comunicación de la señora Mishibata con sus anfitriones. La conversación fluyó razonablemente bien, aunque la espera por Halit se le hizo eterna.

Cuando los varones volvieron del recorrido, el almuerzo fue servido al aire libre, aprovechando el primaveral día que había.

- Deberías advertirle a tu amiga que no soy venenosa. Desde que he llegado no deja de mirarme como si quisiera matarme – susurró Esra a Halit.

Halit también se había dado cuenta de la evidente hostilidad de su amiga de la infancia con Esra y sabía los motivos, pero prefería no alimentar la molestia de su esposa.

- No le hagas caso. Seguramente se siente algo desconcertada.

- ¿Qué tal la visita a los terrenos del señor Ulusoy? – preguntó cambiando de tema.

- Bastante provechosa. Creo que el señor Ulusoy ya logra visualizar el proyecto que le he ofrecido y las ventajas que tiene para él. Incluso hoy habló del "sitio perfecto" para instalar el laboratorio en terreno.

- Eso es genial – replicó Esra bajito.

- Sólo espero que no cambie de opinión.


Tendría que hablar con Sonya. No sabía bien que bicho le había picado, aunque sabía que la joven en algún momento había sentido cosas por él, pero Halit jamás había alentado sus sentimientos, muy por el contrario. Sin embargo, la muchacha no dejaba de observarlos con rencor, particularmente a Esra, que no tenía culpa alguna de la situación. Procuró tanto como fue posible participar de la conversación y actuar con naturalidad, pero si de él hubiera dependido, habría preferido estar a cientos de kilómetros, en su casa, con Esra.

- ¿Había estado antes en esta zona? – le preguntó de pronto la dueña de casa.

- No. Es primera vez que visito Göreme – respondió.

- ¿Entonces no ha visitado ninguno de los valles de la zona?

- Lamentablemente no, pero es algo que pretendo remediar lo antes posible – agregó.

- ¿Y usted, señora Özcan?

- Visité la zona junto a unos amigos hace muchísimo tiempo. Me encantaría que visitáramos los valles juntos – añadió poniendo una mano sobre la de su esposo y sonriendo – sobre todo el valle del amor, en globo aerostático. Es una experiencia mágica.

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