Capítulo 10

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Italia

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Italia.

Mi lugar favorito en el mundo, puede que lo allá visitado mil veces, pero jamás me cansaría de este país.

La vista que tengo desde el balcón es perfecta, el atardecer está en todo su esplendor.

No puedo evitar suspirar al sentir como un peso —que no sabía que estaba sosteniendo—, se quita de mis hombros. No mentía cuando le dije Jared que los atardeceres me daban paz.

Me recuesto en la silla y disfruto de la vista mientras bebo mi café.

No había tenido el valor de salir de la habitación desde que llegamos a la suite.

«Mi pequeña ninfa...»

El simple recuerdo hace que todos los vellos de mi piel se ericen. Creía que esto era solo un juego, que tal vez ellos querían que me acostara con uno de ellos... o ambos.

Pero la manera en que me miran, como si fuera una diosa, con adoración, dulzura, como si quisieran que fuera suya, dice todo lo contrario a solo un "juego".

Y la idea de cierta manera me gustaba.

¡NO!

Me pongo de pie. No podía dejar que esto pasara, solo eran alucinaciones mías. Ellos solo me querían para algo de una noche y después me tratarían cómo basura, cómo lo hizo él. Y no puedo permitir eso de nuevo, sé que no lo resistiría, el pasado vive atrás mío y no necesitaba más demonios.

Me alejo del balcón y me meto en la cama. Aún era temprano, pero necesitaba descansar un poco, sin tener pesadillas esta vez.

Esperaba que el cambio de ambiente ayudara con eso.

Alguien toca la puerta, pero no tengo la suficiente fuerza para decirle que se vaya. Así que entran a la habitación.

—¿Mhia? —susurra Jared.

—¿Mmm? —digo como respuesta, estaba demasiado cansada para articular palabra.

—¿No tienes hambre? Necesitas comer, no has ingerido nada en todo el día.

Simplemente, niego con la cabeza, ahora mismo nada pasaría por mi garganta.

—Si te da hambre solo avísanos o si necesitas cualquier otra cosa.

Asiento y sale de la habitación.

Odio caer en este tipo de etapas, porque sé que es la entrada a la depresión. Dónde cada día se vuelve más oscuro y esta vez dudaba de poder desprenderme de sus garras.

Poco a poco voy cayendo en los brazos de Morfeo, hasta terminar en un sueño profundo.

***

Leo se encuentra frente a mí, me tiende una mano como si fuera mi amigo —mejor dicho, mi novio—, pero simplemente era mi verdugo.

Trato de despertarme, sabía lo que venía.

Sombras oscuras © Libro 1 || [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora