Capítulo 32

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Mhia estaba inerte entre mis brazos cuando llegó su padre, casi parecía que no respiraba, su rostro estaba pálido y veía como la vida iba dejándola lentamente

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Mhia estaba inerte entre mis brazos cuando llegó su padre, casi parecía que no respiraba, su rostro estaba pálido y veía como la vida iba dejándola lentamente.

No podía permitir que eso sucediera.

Me pongo de pie con ella en brazos y Jared a mi lado, Ray corre hacia nosotros y palidece en cuanto ve a su hija.

—Tenemos que ir a un hospital. Ahora.

Avanzo hacia una de las camionetas y nos subimos a ella, Ray acelera tomando la vía principal para llegar más rápido.

—¿Qué sucedió? —el miedo se encontraba a tope en todos nosotros, el ambiente era tenso y yo no hacía más que mirarla para asegurarme que seguía viva.

—Ray, acelera, su pulso se está debilitando. —acaricio su rostro, estaba lleno de sangre, al igual que mis manos—. Atrapó a Leo y su padre debe estar muerto. —susurro.

—¿Qué? ¿Pero...?

—Lo explicaremos todo después. —dice Jared, apretando una de las manos de Mhia—. Está helada.

La ciudad pasa a toda velocidad mientras llegamos al hospital, en cuanto llegamos entro corriendo a emergencias con ellos siguiéndome.

—¡Ayuda! ¡Necesita ser atendida ahora mismo! —un par de enfermeras se acercan, me habían entendido a pesar de que no hable en italiano.

—Nombre de la paciente. —dice una de ellas, su acento italiano estaba muy marcado.

—Mhia Morshell, tiene diecinueve años y no es alérgica a nada. —dice su padre.

—Tenemos que operarla de emergencia, se está desangrando. —se la llevan tras una puerta de vidrio y cuando intentamos seguirla nos tienen.

—Tienen que esperar afuera, ella estará bien.

Suspiro resignado, no podíamos entrar a una sala de operaciones.
Nos vamos a una sala de espera y nos obligamos a esperar.

Jared y yo estábamos llenos de sangre, parte de ella era de los hombres de Ana y otra de Mhia.

Las primeras semanas todo estuvo perfecto, pero después apareció Ana y se fue todo al carajo, debí matarla y no darle la oportunidad de que su padre lo hiciera.

Pero ya no importaba que pensara en lo que debí haber hecho, las decisiones que tomamos nos llevaron a este momento y ahora debíamos afrontar los hechos.

—¿Qué sucedió? —vuelve a preguntar Ray.

—Ana Vasílieva.

—¿La hija de Faddei Vasíliev? —asiento.

—Siempre supe que esa mujer estaba loca, ¿pero qué la llevo atacar a mi hija? —mi mira con ojos suspicaces, podía ver algo de él en Mhia.

—Ella fue quien la secuestro y quién provocó el accidente.

Sombras oscuras © Libro 1 || [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora