Capítulo 38

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Se había terminado el tratamiento, ayer había sido mi último día de quimioterapia

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Se había terminado el tratamiento, ayer había sido mi último día de quimioterapia. Estaba limpia, mis ovarios estaban sanos al igual que todo mi sistema reproductor, pero los doctores no descartaban la posibilidad de que podría aparecer el cáncer nuevamente, así que me sometería a un chequeo mensual, sin falta.

Estaba orgullosa, los últimos seis meses fueron duros, pero me mantuve en pie, las terapias me habían ayudado de una manera increíble, mis arranques de ira ahora eran escasos y la depresión había desaparecido por completo.

La asociación Guerreras en Acción estaba siendo un éxito, el mundo había recibido muy bien la noticia y también habíamos recibido varias demandas de mujeres y niñas que habían sido abusadas.

Hoy habría un baile de beneficencia, el primero, lo que se recolectara iría a las casas hogares que habíamos comprado para las madres adolescentes, también se haría una feria para que todas las mujeres pudieran disfrutar y ser libres del miedo.

Era la anfitriona del baile, irían mis padres y no tenía ninguna duda de que los Salvatore estarían ahí. Los últimos meses habían estado enviando flores y habíamos estado hablando por llamada, normalmente eran unos minutos lo que hablábamos. Cuando sentía que era demasiado, llamaba a cualquiera de los dos, sé que tal vez pensaran que solo los buscaba porque los necesitaba, pero no es así, siempre quería hablar con ellos, pero tenía que respetar la promesa que me había hecho a mí misma, tenía que trabajar en mí y sanar.

Las ocasiones en las que hablamos se mostraban igual de atentos que cuando nos conocimos, eso apaciguo un poco el miedo que tenía, pero aun así había cambiado, sé que ellos no me querían por mi físico, pero tampoco quería que me rechazaran.

Estuve evitando las cámaras desde que se dio a conocer a Guerreras en Acción, pero hoy ya no podría hacerlo, sabía que las revistas amarillistas estuvieron hablando de mi cáncer y como visitaba a un psicólogo, pero no caí en la tentación de saber lo que decían.

Iría a la universidad cuando recuperara un poco de peso y no me sintiera tan cansada, saldría esta noche porque todas esas mujeres que habían comenzado a creer en Guerreas en Acción necesitaban mi apoyo y porque quería hablar con mi mare y tempesta.

Usaría un vestido color morado, era de seda, por lo que se deslizaba por mi cuerpo con una caricia, tenía un escote algo pronunciado, pero al mismo tiempo elegante, usaría unas sandalias negras y un gorro de lana blanco con una flor morada en él.

Los doctores dijeron que en dos meses debería tener el cabello a la altura de la barbilla, al principio me había destrozado cuando comencé con la pérdida de cabello, pero con los días me acostumbre, más no negaría que extrañaba tenerlo largo.

No había visto a mis padres desde la semana que pase en Nueva Zelanda hace tres meses, había evitado también el estar con ellos, así que mi única compañía había sido Biscotto y Daniel, pero era hora de regresar al mundo.

Sombras oscuras © Libro 1 || [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora